(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de abril de 2018.- Desde 2015 la ex primera dama de México, Margarita Zavala, manifestó públicamente sus intenciones de contender por la presidencia de la República para el proceso 2018, en una clara apología a lo que ocurrió en Estados Unidos con la también ex primera dama, Hillary Clinton, quien se posicionó como la aspirante del Partido Demócrata en 2016, por lo que algunos estrategas políticos han referido que se trató de un guiño del Calderonismo para volver a Los Pinos.
Después de las críticas recibidas por la vida superficial que mantiene la actual primera dama, Angélica Rivera, y su familia—quien ayudó indirectamente a destapar el escándalo de la Casa Blanca—Margarita Zavala comparativamente tenía puntos a favor, pues durante el sexenio de Felipe Calderón se desempeñó de forma mesurada hasta el caso de la guardería ABC de Sonora en 2009, cuando se le relacionó por ser familiar de los propietarios del inmueble donde fallecieron 49 niños por falta de cumplimiento de las normas de Protección Civil.
Desde el destape de Margarita Zavala, el grupo afín al ex presidente Calderón se entusiasmó de dicha decisión, pues sería su oportunidad para comenzar la carrera por la presidencia, pero el PAN, en ese momento dirigido por Gustavo Madero, se negó a entregarle una candidatura para diputación federal, lo que le hubiese dado más reflectores y más curriculum para analizar su capacidad como servidora pública, situación que provocó la molestia del calderonismo que vio como el nuevo grupo político responsable del blanquiazul comenzaba a cerrar el paso a los allegados del ex mandatario.
Sin embargo, la disputa por la candidatura presidencial en el PAN había comenzado y Zavala comenzó a realizar cada vez más apariciones públicas hasta que envalentonada aseguró que ella sería la única capaz de derrotar en una contienda electoral a Andrés Manuel López Obrador, puntero desde hace años en las encuestas presidenciales.
Conforme se acercó el momento de la definición, el grupo político que heredó Ricardo Anaya fue limitando más y más tanto a la ex primera dama como a los allegados de Calderón, de tal manera que por medio de negociaciones con otras corrientes del partido y con externos el llamado “Chico maravilla” concretó su candidatura de facto.
Zavala pidió en varias ocasiones piso parejo en la contienda interna del PAN para obtener la candidatura presidencial, pero cada vez más fue limitada su presencia en el partido, por lo que el resto de los suspirantes panistas declinaron, siendo el más significativo el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien a cambio de su salida logró la candidatura de su esposa, Martha Erika Alonso, para la gubernatura de su entidad.
La habilidad de Anaya de negociar una coalición con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC) le dio mayor margen de maniobra dentro del PAN, sin embargo, dichos partidos a cambio de su adhesión pidieron que Zavala no se convirtiera en la candidata o de lo contrario declinarían.
Con las puertas cerradas, Margarita Zavala decidió abandonar el PAN después de haber militado en dicho partido durante más de 37 años y optar por la vía independiente, que en 2015 tuvo un caso de éxito sobresaliente con la gubernatura de Jaime Rodríguez Calderón en Nuevo León.
No obstante, las aspiraciones de la familia Calderón-Zavala de regresar a Los Pinos cada vez son más distantes, ubicándose por debajo de los representantes de las tres grandes coaliciones políticas, por lo que la única opción del calderonismo es esperar que Anaya sea derrotado en la contienda presidencial para después retomar el control del PAN.
No es fortuito que Felipe Calderón siga siendo militante del PAN, al igual que Ernesto Cordero y Roberto Gil Zuarth, quienes públicamente manifestaron su inconformidad por la gestión de Anaya y esperan que cuando pierda poder vuelvan a tener beneficios en dicho partido, pues no lograron candidaturas en el seno panista.