Así no, presidenta
CIUDAD DE MÉXICO, 8 de enero de 2019.- En los últimos días en distintos estados del país se ha registrado una carencia de combustible en las gasolineras tanto de Petróleos Mexicanos (Pemex) como de otras empresas que operan en el país, situación que es contraria a la abundancia que se ha evidenciado en distintos municipios, donde el llamado huachicoleo ofrece en el mercado negro precios de menos de la mitad del valor comercial.
Aunque Petróleos Mexicanos (Pemex) informó que en breve reabastecerá la distribución regular de combustible en los estados afectados—entre ellos Hidalgo–, la situación es más delicada de lo que parece, pues el robo y comercialización ilegal de hidrocarburos se ha convertido en una forma de vida para algunas comunidades, lo que ha provocado que este delito haya repuntado en los últimos meses en los estados del centro del país.
Hidalgo es uno de los estados más afectados por el robo de combustible, pues hasta octubre del año pasado se habían contabilizado mil 723 tomas clandestinas en la entidad, sólo por debajo de Puebla que ocupó el primer peldaño, razón por la cual Pemex identificó a varios municipios donde el fenómeno del huachicoleo ha incrementado como Tula, Tezontepec y Cuautepec, no obstante, este ilícito se ha extendido a otras demarcaciones como Tlaxcoapan, Tlahuelilpan, Atotonilco de Tula, Tepeapulco, Mixquiahuala, entre otros, razón por la cual cada vez son más comunes los sucesos violentos relacionados con esta práctica como ejecuciones y cuerpos calcinados que comienzan a ser noticias cada vez más preocupantes para un estado que se jactaba de ser uno de los más seguros.
Si bien es cierto que el fenómeno del huachicoleo no es nuevo y comenzó desde el gobierno de Vicente Fox, éste se incrementó de manera exponencial en el sexenio de Enrique Peña Nieto, consolidando a nuevas organizaciones dedicadas a este ilícito que incluso, según estimaciones de especialistas, tiene ganancias más redituables que el tráfico de estupefacientes, pues existe un mayor mercado de consumo que requiere de combustible para trasladarse a cualquier punto, por lo que las autoridades federales no han atendido con profundidad este delito.
El fenómeno del huachicol es más evidente en los estados donde existen refinerías o existen ductos que conectan con las principales poblaciones del país como Veracruz, Guanajuato, Puebla e Hidalgo, donde el huachicoleo se ha convertido en una amenaza para la paz de los ciudadanos, pues son cada vez más frecuentes los enfrentamientos entre bandas de huachicoleros y “ajustes de cuentas” que han convertido a los ciudadanos en rehenes de estos enfrentamientos.
El nuevo gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador contempla una nueva estrategia en materia de seguridad para atender el huachicoleo, no obstante, es fundamental depurar las filas de Pemex, ya que las personas que conocen donde se encuentran los ductos son los mismos empleados que en muchas ocasiones están coludidos con grupos delictivos y por ello saben las zonas en las que pueden actuar para la extracción de combustible, sin embargo, esto aún parece lejano, ya que la ahora empresa al servicio del Estado es una de las principales preocupaciones para el nuevo gobierno federal por las deudas que contrajo y el control que ejerce el sindicato sobre la misma empresa.
Según investigaciones periodísticas, las organizaciones dedicadas al huachicoleo funcionan de manera similar al tráfico de estupefacientes, pues requieren de “halcones” que alerten sobre la presencia de elementos federales o de otros grupos rivales para su operación, aprovechando la marginación existente en las comunidades cuyos pobladores defienden a estas bandas al considerar que no se trata de un ilícito, sino que el combustible es de la nación y no le pertenece a nadie, aunque jurídicamente sí es del Estado, es decir, del gobierno federal a través de Pemex.
La coincidencia en que el fenómeno del huachicoleo haya incrementado después de los “llamados gasolinazos” en 2017 significa un nuevo estudio por desarrollar, sin embargo, continúa en la duda social si esto tendrá un fin próximo o realmente tendremos que acostumbrarnos a que el Ejército y la Marina se hagan cargo de la seguridad de los ciudadanos.