Ráfagas: Tatiana Ángeles, cuentas pendientes
CIUDAD DE MÉXICO, 6 de junio de 2018.- Andrés Manuel López Obrador es un personaje que provoca división de opiniones, desde sus férreos defensores hasta sus más duros críticos, pero se ha posicionado como uno de los políticos más influyentes de lo que va de este siglo y como líder de la izquierda mexicana que busca por primera vez llegar a la presidencia de la República.
El político tabasqueño que difícilmente ganó la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México en el 2000 como abanderado del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se perfila como el puntero de las preferencias electorales con una intención de cerca del 50 por ciento de las votaciones, por lo que incluso podría superar el porcentaje que obtuvo el panista Vicente Fox Quesada en el proceso electoral de hace 18 años cuando ganó con el 43 por ciento de las votaciones.
Considerado como un “luchador social”, un “político auténtico” y el “promotor del cambio verdadero” por sus simpatizantes y también como un “populista”, “Mesías” e “ignorante” por sus críticos, López Obrador ha marcado la agenda política del país en los últimos tres comicios electorales compitiendo al igual que Cuauhtémoc Cárdenas en tres elecciones presidenciales, sin embargo, a diferencia del michoacano su fórmula se ha fortalecido y está muy cerca de llegar a Los Pinos.
Como jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el tabasqueño promovió dos proyectos polémicos, el segundo piso del Periférico—cuyos contratos se encuentran reservados a la opinión pública—y el Metrobús, el cual ampliaron sus sucesores tanto Marcelo Ebrard como Miguel Ángel Mancera, aunado a que fortaleció los programas de apoyo social, principalmente para las personas de la tercera edad y su imagen se amplificó al posicionarse como el crítico más visible de Fox.
Con sus conferencias mañaneras y su peculiar acento, López Obrador se convirtió en un personaje nacional visible y el intento del gobierno federal de desaforarlo en 2004 fue el momento que lo catapultó como presidenciable, pues logró vender una imagen de mártir que le redituó en una victoria en la que Fox quedó como su mejor promotor.
En las campañas presidenciales de 2006, López Obrador se situó como el puntero, pero una serie de errores como nombrar “chachalaca” al presidente de México y no asistir al debate presidencial le cobraron factura en una caída en las encuestas que el panista Felipe Calderón aprovechó apoyado en una campaña anti lopezobradorista orquestada por un sector de los empresarios más importantes del país.
El Instituto Federal Electoral (IFE) dio como ganador a Calderón por una ventaja de apenas el 0.54 por ciento sobre el tabasqueño, por lo que una de las peores versiones del llamado “Peje” cobró relevancia pública al convocar a un plantón en la avenida Reforma de la Ciudad de México, además de que se autonombró presidente legítimo de México y mandó al diablo a las instituciones, por lo que muchos de sus votantes dejaron de creer en su discurso y aunque fue el crítico más vidente del Calderonismo su imagen se había debilitado.
Seis años después volvió a competir por la presidencia de la República, pero en esta ocasión el llamado “Golden boy” del nuevo PRI, Enrique Peña Nieto, se ubicó como el candidato a vencer, pues durante los seis años de su gobierno en el Estado de México, fue el gobernador más visible del país y su aspecto físico fue aprovechado por los mercadólogos para vender una mejor imagen, pero el tabasqueño volvió a agrupar los votos de la izquierda con un discurso de “paz y amor” que le generó créditos.
El surgimiento del movimiento “Yo Soy 132” en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México fue el momento en el que la imagen de Peña Nieto fue cayendo, mientras que López Obrador atrajo el voto de los jóvenes, no obstante, no le alcanzó para superar a la maquinaria priísta que regresó a Los Pinos después de 12 años.
López Obrador no convocó a ninguna movilización social como seis años antes, pero comenzó a construir su propio proyecto político y con la adhesión del Partido de la Revolución Democrática (PRD) al Pacto por México decidió crear el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), partido en el que comenzó a preparar su proyecto para 2018.
Los casos de corrupción e impunidad que surgieron en el actual sexenio generaron un descontento social que López Obrador atrajo, pues nuevamente se consolidó como el “único opositor” del gobierno, pero en esta ocasión con una nueva estructura generada de perredistas emancipados ganó varias delegaciones en el proceso electoral de 2015 en la Ciudad de México y se consolidó como la tercera fuerza política en México ante el descrédito del PRD.
Ahora, el tabasqueño busca en su tercer intento llegar a Los Pinos, pero con una serie de personajes de dudosa reputación como los familiares de Elba Esther Gordillo, Napoleón Gómez Urrutia, Germán Martínez, Manuel Espino, Alfonso Romo, Francisco Chíguil Figueroa, entre otros, que se han convertido en un lastre para su imagen, aunado a su enfrentamiento directo con los empresarios más granes de México y no ha logrado despejar las dudas que existen con respecto sus planes económicos, pues sus programas asistenciales serían insostenibles en un crecimiento económico mínimo que padece el país.
Nota aparte: López Obrador no ha dicho cómo atenderá el problema de las pensiones y jubilaciones en los próximos años, pues este año se han destinado 205 mil millones de pesos en este rubro y al finalizar 2018 podría elevarse a casi 900 mil millones de pesos. Un tema que nadie quiere abordar pero que es una papa caliente.