Radar Político: La amenaza de violencia…
CIUDAD DE MÉXICO, 30 de octubre de 2018.- Desde finales del año pasado el ahora presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, ha acaparado los reflectores de la prensa nacional e internacional, dejando a un lado las acciones y opiniones del todavía presidente constitucional, Enrique Peña Nieto, quien desde el pasado 1 de julio ha navegado en el barco de la invisibilidad, dejando que su sucesor sea quien acapare el debate de la opinión pública.
López Obrador ha sido bastante hábil para allegarse el interés de la opinión pública en los últimos años, pero desde que se ubicó como el puntero en las preferencias electorales y tras ganar la contienda electoral de julio se convirtió de facto en el presidente, ya que incluso organizó la Consulta Ciudadana por el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) sin estar en funciones aún.
El tabasqueño ha acaparado la cobertura de los medios de comunicación por sus declaraciones y acciones, desde que anunció quiénes conformarán su gabinete hasta los proyectos de su gobierno y cómo atenderá las principales problemáticas de México, por lo que Peña Nieto ha pasado desapercibido por los diarios, revistas, televisoras y radiodifusoras, que lo han relegado a segundo plano y únicamente acaparó la atención mediática en los últimos días previo a su sexto informe de gobierno el pasado 1 de septiembre.
La fuerza que atrajo López Obrador por la forma en la que ganó la presidencia de la República lo convirtió en el personaje más mediático del país, quien aprovechó su popularidad para obligar a Peña Nieto a ofrecer una conferencia de prensa masiva en el Palacio Nacional, exhibiendo la incomodidad del mexiquense y su gabinete y el claro control mediático del equipo de transición que incluso afirmó en su presencia que la reforma educativa—uno de los principales estandartes del gobierno priísta—se echará abajo.
A diferencia del ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México que disfruta de las entrevistas banqueteras y los chacaleos rodeado de varios reporteros que lo interrogan, Peña Nieto es incómodo y en los seis años en los que ha estado al frente del país ha concedido contadas entrevistas a periodistas y medios “palomeados” en la residencia oficial de Los Pinos con preguntas a modo, por lo que no se cómodo en un escenario mediático fuera de los espacios programados.
El fundador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) acostumbró a la prensa a marcar la agenda pública en la capital del país cuando fue Jefe de Gobierno con las conferencias de prensa matutinas en las que cuestionaba al entonces presidente de México, Vicente Fox Quesada, y aprovechaba para promocionar su imagen a escala nacional rumbo a la presidencia de la República, por lo que en el actual periodo de transición ha seguido con un patrón similar al realizar sus conferencias en su casa todas las mañanas, una situación por la cual también ha cometido graves errores comunicativos como decirle a una reportera “corazoncito” para evitar hablar por el pacto entre Morena y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) para concederle la licencia en el Senado a Manuel Velasco para regresar a su encargo en la gubernatura de Chiapas a cambio de darle cinco diputados federales a Regeneración Nacional en San Lázaro.
Mientras López Obrador ha acaparado las miradas con las expectativas que ha generado su próximo gobierno, Peña Nieto, quien es el responsable de la función pública del país hasta el 30 de noviembre, ha pasado inadvertido en la mayoría de los espacios mediáticos y únicamente ha sido destacado por los obligados pronunciamientos públicos que ha realizado en temas como la caravana migrante que transita por el país.
Parece que el mandatario está esperando que sea 1 de diciembre para dejar la banda presidencial en manos de López Obrador, mientras que el tabasqueño ansía ocupar Palacio Nacional y comenzar formalmente su llamada “cuarta transformación” que ha sido cuestionada por los rivales políticos de Morena por su soberbia histórica al compararse con los grandes movimientos de la historia de México.
Nota aparte: En la agenda pública López Obrador ha avasallado a Peña Nieto, pues no sólo anunció que echará abajo la reforma educativa, sino que también el NAIM, el magno proyecto con el que el mexiquense esperaba ser recordado.