Así no, presidenta
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de mayo de 2018.- Estamos a más de la mitad de las campañas electorales y los candidatos han aprovechado para acusarse, descalificarse y generar más polarización en la sociedad, pero una vez que se lleven a cabo los comicios del 1 de julio, un día después, ¿qué pasará en el país?, pues gane quién gane habrá inconformidad y la ciudadanía estará dividida, ya que probablemente no aceptarán los resultados.
Antes las fobias o filias a cualquier candidato presidencial, debemos recordar que México es más importante que cualquier persona y por ello el candidato que resulte ganador de la contienda electoral deberá tener la capacidad de volver a unir al país y evitar un clima de intolerancia o violencia que pueda suscitarse.
Después del 1 de julio habrá un país que el nuevo presidente electo tendrá que unir tras una contienda en la que se ha lastimado la sociedad y que aún seguirá viviendo la vorágine de un proceso electoral polarizado entre los simpatizantes de un proyecto u otro, y el candidato ganador deberá recordar que gobernará para todos y tendrá que tomar decisiones que pueden ser criticadas.
La opinión pública se centra estos días en la coyuntura electoral, sobre la declaración de uno u otro candidato enfocándose únicamente en el domingo 1 de julio, pero después comenzará un periodo de transición en el que el próximo inquilino de Los Pinos deberá reunirse con el gobierno de Enrique Peña Nieto y la polarización de la sociedad es un factor que preocupa a los politólogos y estadistas para el segundo semestre del año.
Las condiciones sociales del país podrían variar dependiendo de quién gane y cómo lo haga, pues una victoria contundente puede mermar el ambiente de inconformidad general, mientras que si ocurre un triunfo cerrado las teorías conspiradoras de un fraude estarán presentes como sucedió en 2006 cuando Felipe Calderón ganó la contienda presidencial con apenas el 0.56 por ciento más de votos sobre Andrés Manuel López Obrador.
En el escenario en el que el tabasqueño sea el ganador por una amplia ventaja—como señalan las encuestas—el ambiente de inconformidad e intolerancia será bajo, pues aunque los antilopezobradoristas no desean que ocurra esto, difícilmente podría generarse una percepción de fraude y se tendría que aceptar el resultado de la elección, por lo que el proceso de transición sería pacífico y con escasos incidentes sociales.
En el escenario en el que López Obrador gane la presidencia de la República con una ventaja mínima, la inconformidad sería mayor, pero nuevamente los adeptos del aspirante de la coalición “Juntos haremos historia” festejarán el triunfo del ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Sin embargo, en caso de que Ricardo Anaya resultara ganador de la contienda por una mínima diferencia, la percepción de fraude se elevaría porque no correspondería a las encuestas actualmente, lo que podría desencadenar manifestaciones, marchas, protestas y posiblemente algunos enfrentamientos, aunado a que la legitimidad de las autoridades electorales estaría en duda y el famoso “tigre” al que López Obrador hizo alusión hace unas semanas podría soltarse.
Tanto los seguidores de López Obrador como los antilopezobradoristas no recibirán de buena manera los resultados de la contienda electoral del 1 de julio, por lo que dependerá de la manera en la que gane el candidato en la forma en cómo se disminuirá el enojo social que pueda existir de alguno de los dos bandos.
Estos tres podrían ser los escenarios del próximo 1 de julio, ya que es aún más difícil que Anaya ganara con una ventaja que ninguna encuesta vislumbra y mucho menos que José Antonio Meade gane la contienda, pues el electorado mexicano manifiesta que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no tiene posibilidades de seguir en el poder.
Si recordamos en 2006 los simpatizantes de López Obrador no aceptaron el resultado cuestionable de la contienda y tomaron la avenida Reforma de la Ciudad de México durante varias semanas, mientras que en 2012 los antipriístas se manifestaron a las afueras del Palacio de Bellas Artes y en Palacio Nacional para manifestarse en contra del regreso del PRI a la presidencia de la República, por lo que este 2018 posiblemente la sociedad polarizada podría tener una nueva forma de expresión de inconformidad social.
Nota aparte: Las acusaciones terminan antes del 1 de julio, esperemos que el próximo presidente de la República tenga la capacidad de negociar y unir a los ciudadanos que apoyan a los otros candidatos.