
DiseñArte: Mecenazgo, apoyo a los artistas
PACHUCA, Hgo., 30 de junio de 2025.-Por muchos años la gestión cultural pública se entendió como una secuencia de eventos: festivales, ferias, temporadas, talleres ocasionales. Si bien estas actividades acercan experiencias artísticas a distintos públicos, rara vez logran transformaciones profundas. La Secretaría de Cultura de Hidalgo ha optado por un camino diferente: una política que ve a la cultura no como espectáculo, sino como derecho.
Descentralizar no es sólo llevar actividades a comunidades; es escucharlas, conocer sus ritmos, y construir procesos a partir de sus propias expresiones, lo que hace más tardada la implementación de acciones pero a la vez permite que nazcan con raíces y un capital social propio. Cada barrio, comunidad indígena o colectivo artístico tiene formas vivas de creación que merecen reconocimiento y fortalecimiento. Por eso, hablamos más de laboratorios que de funciones, de espacios de encuentro que de espectáculos itinerantes.
Esta visión pone en el centro a las personas, no sólo como beneficiarias sino como agentes culturales. Mujeres que transmiten saberes artesanales, jóvenes que reinterpretan la tradición con arte urbano, personas adultas mayores que conservan la memoria oral de sus pueblos. Todas ellas son aliadas en una política cultural que se piensa desde el territorio y no desde el escritorio.
Descentralizar con sentido implica también activar espacios ya existentes para que sean puntos de formación, experimentación y reunión. Este proceso es a la vez una dicotomía, un proceso de ida y vuelta, trabajar laboratorios y espacios de encuentro en las más diversas latitudes y mostrar la cultura viva en el centro, mostrando lenguajes, narrativas y compartiendo saberes.
El Centro Cultural Los Pinos es un ejemplo de un proceso de descentralización desde esta visión dicotómica, al abrir las puertas a la diversidad pluricultural nos muestra cómo pasar de una lógica de eventos a una de procesos sostenibles, como abrir espacios permite desmitificarlos.
La cultura entendida así no es un lujo, es una herramienta para fortalecer comunidades, imaginar futuros y sanar heridas. Y quienes la hacen posible están ahí, en las comunidades, con saberes que debemos cuidar, no reemplazar.
Al hacer procesos sostenibles, no buscamos sólo llevar cultura: buscamos hacerla con quienes la viven cada día.