
La calculada victimización
En estas últimas semanas el discurso político y la opinión periodística ha hecho alarde a comparaciones (aberrantemente anacrónicas, como siempre), de personajes y hechos políticos de la historia de México del siglo XIX con intelectuales y opinólogos de hoy en día. No conformes con escuchar en las mañaneras el típico: liberales vs conservadores. Léase “Yo (AMLO y la 4T) contra el PRIANISMO, el Neoliberalismo y el fachismo”, nos tenemos que fumar los estires y aflojes de medios tradicionales (radio y televisión) vs medios electrónicos (youtubers pro y anti AMLO), que en su escalada de adquirir mayor veracidad recurren a la opinión de “expertos”, algunos de los cuales son intelectuales orgánicos; eruditos identificados con el pensamiento de antiguo régimen, que al mismo tiempo han sido denominados peyorativamente de esta manera por la izquierda mexicana, puesto que dicho término, es mucho más complejo y tiene sus raíces en el pensamiento del célebre filósofo italiano Antonio Gramsci.
Desde luego que hoy mi objetivo no es debatir el concepto de intelectual orgánico y su aplicación en el discurso político de la izquierda actual mexicana, sino que es solo para definir el sesgo que contiene la opinión de este tipo de personajes, dentro de los cuales se encuentra una lista interminable de “celebridades” (entre periodistas, académicos y youtubers), entre ellos el historiador Enrique Krauze, quien indignamente fue comparado por el Presidente Andrés Manuel, con el ideólogo conservador de mediados de siglo XIX, Lucas Alamán.
Y es que si de comparaciones habláramos no acabaríamos nunca; la derecha constantemente aludiendo a que el Presidente Andrés Manuel tiene muchas similitudes en sus acciones con las de los dictadores venezolanos Chávez y Maduro, mientras que la izquierda por su parte, auto asume en su subconsciente que Andrés Manuel es el Juárez del siglo XXI. En este mismo orden de ideas, al mandatario mexicano se le “ocurrió” comparar a Krauze con Lucas Alamán.
No sabemos qué tan fuera de lugar fue dicha analogía, quizás por su desconocimiento de la historia no oficial de México, quizás por su benevolencia “inocente”, la alusión hecha por el presidente no solo dista de la realidad sino que suena a un mal chiste.
Lucas Alamán (político, historiador, empresario y escritor), fue ministro del Interior y Relaciones Exteriores, promovió un gobierno centralista a través de sus obras y además, se considera como el pionero en el desarrollo de la industria fabril mexicana. Enrique Krauze, historiador mexicano de finales de siglo XX y principios del XX, cuyo mayor logro ha sido el reforzar los cánones de la historia tradicional, amén de enriquecerse con diversos proyectos y fondos, mismos que le han permitido fundar su propia editorial (Clío).
Luego entonces, las preguntas del millón son ¿Existen méritos o paralelismos para considerar a Krauze un símil de este ideólogo conservador? ¿Sera una suerte de Lucas Alamán del siglo XXI al rescate de la derecha mexicana?
La respuesta es más que obvia, se trató de un juego maniqueo en el discurso del Presidente Andrés Manuel, quizás a manera de ejercicio de conciencia para que el intelectual mexicano, revirara su postura. No lo sabemos, y a estas alturas es solo trascendente para la opinión pública y solo sirve para elevarle un poco el ego a él y a los medios que alaban como siempre su opinión.
Sin embargo, si este existe una comparación ideal que se acercaría más con Krauze, se trata del ilustre y desdichado José María Tornel (1789-1853), político e intelectual “liberal” veracruzano que en cuyo afán de mantener su estatus, era capaz de recurrir a la zalamería saltando de un bando a otro, esta actitud tibia de su época contribuyó a que colegas de su época lo denominaran peyorativamente como “un pedante de cámara”, “tiznado” y “pendejo de solemnidad”. Desde luego que no le pide nada estos calificativos al de “cucaracha ambiciosa” con el que el escritor Carlos Fuentes definió a Krauze.
Finalmente, sabemos que la comparación del Presidente Andrés Manuel se queda corta (como muchas otras cosas más en su gobierno hasta ahora), y que la realidad supera la ficción. Ficción que a propósito de números y discursos, nos suele atarantar semana tras semana entre falsa historia y encuestas de salida que suben, bajan, se aplanan y des aplanan según, sus expertos, mientras que el pico de contagio de la pandemia sigue elevándose más que el Pico de Orizaba, volcán de la tierra natal de Tornel.
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