Ráfagas: Saqueo en Tepeji
Twitter: @OswaldoRamirezG
Un sismo sin cosas que lamentar despertó a la Ciudad de México la mañana del domingo 11, que bueno que fue un día antes a la celebración religiosa magna para la comunidad católica de México, aun así no dudo que algunos de los voceros extraoficiales de la derecha mexicana intentaran relacionar este hecho con que “la virgen le dio un sustazo a tierras aztecas en reprimenda contra este gobierno”, algo así de digno devenido de la boca de Ferris, Marietto o Gilberto Lozano (aunque a decir de este último, dudo mucho que opinase algo, después del desdén que le hizo una imagen de la virgen morena ya hace tiempo en uno de sus videos arribistas épicos). Pero, en fin, seguro estoy de que si no fue así por lo menos hoy habrá alusiones de estos y otros más que intentaran confrontar ambas partes; la 4T vs el catolicismo político (osease la ultraderecha mexicana).
Hace unas horas veía en redes un meme que me decía algo así como “respeta mi decisión de creer en la Virgen, yo respeto la tuya de mantener al pastor”, ello en un contexto en el que se supone vivimos en un país laico en donde la separación de la iglesia y el Estado quedó clara desde hace años o eso se nos ha hecho suponer; todavía recuerdo hace tres sexenios como en alunas comunidades sacerdotes católicos arengaban desde el pulpito en misas dominicales a votar por el partido blanquiazul (PAN). Si, ese mismo partido mediante el cual al inicio de este milenio un rancheron guanajuatense que inicio diciendo “hoy hoy hoy” y terminó despectivamente llamando a las mujeres “lavadoras de dos patas”, que además dentro de sus primeros actos públicos como mandatario electo tomara el estandarte de la hoy celebrada virgen, enviando un mensaje sutil pero duro en contra de las minorías religiosas y en contra del laicismo mexicano.
No nos equivoquemos, el afán no es confrontar, sino construir un país desde la pluralidad política y religiosa, pero sin dobles discursos ni provocaciones fanáticas. Digo esto no solo por un meme por muy “gracioso” que parezca su tinte ideológico aun va plagado de cierto prejuicio y confrontación. En este mismo orden de ideas hace algunas semanas la senadora Lilly Téllez intentó increpar desde su cuenta de twitter al presidente diciendo que “¿por qué odiaba tanto a los católicos”, y aunque sabemos que la creencia de nuestro Huey Tlatoani es una cosa reservada, quizás (y sin afán de defenderlo), es uno de los mandatarios que más ha respetado los usos y costumbres de las diversas regiones del país, así como las creencias de fe.
Con todo y lo anterior, si resulta preocupante ver cada vez más en cuentas de personajes políticos de derecha (y uno que otro bot), el lema de guerra de los cristeros “Viva Cristo Rey”, como si al señalarlo se estuvieran preparando para una confrontación religiosa más que política, ello debido a la censura y acoso que dicen tener de este “gobierno comunista y dictatorial” ¿Acaso la celebración de la Cumbre Ultraderechista el mes pasado no es un amuestra fiel de tolerancia? Si eso no lo es ¡Qué es?
Más del 70% de lo pobladores mexicanos se asumen con creencia católica (77.7% según el censo del 2020 de INEGI), el resto lo conforman minorías dentro de las que destacan los grupos protestantes (11.2% INEGI censo 2020). Aunque el rubro de católicos decreció y el de protestantes y otras religiones tendió aumentar, la diferencia aun es abismal. En un México en el que probablemente el potencial mandatario (a) para el siguiente sexenio pertenezca bien a bien a la comunidad judía o en su defecto se trate de un ateo libre pensador, ¿Es pertinente que la derecha católica se encuentre preocupada? Yo creo que sí. Sobre todo, porque saben que no han hecho un buen papel ni hoy ni en el pasado, y no se trata de confrontar al mundo de las creencias sino al de las ideas y proyectos políticos, pero creo que la poca inteligencia de esta derecha no les da para asumirlo de esta manera. La sociedad mexicana se está politizando cada vez más, separando por un lado su creencia religiosa y por otra sus convicciones políticas.
En su lugar, las descalificaciones rayan en la ignorancia y estupidez, eso con la que incluso aseguraron que “en el palacio de gobierno se hacen rituales de brujería”, cualquiera diría que quien le escribe el guion a la oposición política padece de sus facultades mentales. Fuere cierto o no, casos y leyendas de este tipo se han gestado de oídas en todos los sexenios a lo largo de la historia. Las sociedades secretas han sido una constante; no ha habido un presidente que no perteneciera a un grupo o logia masónica desde que nos conformamos como país, ni Benito Juárez, ni Porfirio Díaz, ni Lázaro Cárdenas se salvan, y quiero suponer que tampoco el actual mandatario. Ni para darse sus baños de pureza en el panismo ellos también tienen su propia versión con el Yunque y Los Caballeros Colón. Así que antes de hablar de brujería tendrían que hablar de sociedades fraternales de ideas (políticas y filosóficas) que planean o consolidan pactos para diversos fines.
Finalmente, y pese a que este es constitucional y presumiblemente un Estado Laico, ello no alcanza la mesura de quienes teniendo una investidura política se asumen como católicos, e intentan fallidamente confrontar a la mayoría católica con el presente sexenio. No obstante, desestiman que la separación ideológica entre el mundo de la política y el de la fe para el ciudadano común es una cosa separada, tanto que a veces los hace caer en apatía. Con ello es más probable una confrontación social si se toca lo más sagrado para la sociedad mexicana, y bueno, no me refiero solo a la festividad del 12 de diciembre sino a su amado futbol, la empresa de distracción y moda en estos días.
Mientras tanto bienvenido sea formalmente el Guadalupe-Reyes tanto para aquellos que dedican este día para su devoción en el cerro del Tepeyac, el cual por cierto anterior a la aparición de la virgen morena y de la construcción de la basílica albergó uno de los adoratorios prehispánicos mas importantes, el de Tonantzin (diosa madre). Si señores eso también es fe y sincretismo religioso, gran herencia o carga cultural (como quieran verla) de nuestro pasado novohispano, pero lo dejaremos pendiente para otro día.
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