Ráfagas: Otra más de la CAASIM
Conforme se consume el sexenio presidencial resulta más evidente la irritación, la desesperación y el desequilibrio emocional de López Obrador, un presidente empeñado en pasar a la historia no sólo como un tirano sino como verdadero remedo de los emperadores romanos.
Imperios que exaltaban el poder absoluto en medio de la locura absoluta del emperador en turno; llámese Calígula, Nerón o Augusto.
Por eso, a diario Obrador se aferra al mentiroso circo mañanero en donde lanza improperios contra todos aquellos que exhiben sus limitaciones, fracasos, complejos y sus corruptelas, al extremo de convertir a su gobierno en una maquinaria dedica exclusivamente a mentir, difamar y calumniar.
Y por esa razón, porque López sabe que en la presidencial del 2024 su partido, su candidata o candidato y su proyecto serán arrasados, hoy intenta garantizar las condiciones para instaurar un Maximato –con una o un palero como presidente–, o de plano provocar un golpe de Estado que le garantice seguir al frente del poder absoluto.
Y es que el razonamiento se antoja elemental.
Si el de López Obrador hubiese resultado el mejor gobierno, todos los mexicanos lo aplaudirían.
Sí Claudia Sheinbaum hubiese resultado la mejor jefa de gobierno de la capital, todos los mexicanos le exigirían que se ocupara del gobierno federal.
Sin embargo, la terca realidad confirma a diario que López fracasó en todo; en su AIFA, en su Tren Maya y en su Refinería Dos Bocas; fracasó en la lucha contra la pobreza, en lograr un crecimiento de seis por ciento anual del PIB; en contener la inflación, acabar con la violencia, terminar las masacres, frenar la ola de feminicidios; proporcionar un sistema sanitario como Dinamarca y acabar con los corruptos.
No aparece un solo éxito, un solo resultado positivo en los gobiernos federal y de la ciudad de México y tampoco en los gobiernos de Morena en el resto del país; entidades que se han convertido en verdaderas regiones de terror, miedo, pobreza e ingobernabilidad.
Y frente a esa realidad inocultable, no pocos ciudadanos de todo el país se preparan para echar del poder, a golpe de votos, a los inútiles de Morena.
Sin embargo, también es cierto que en el otro extremo –y en dirección contraria–, el tirano de Palacio y su mafia criminal se preparan para mantenerse en el poder a toda costa.
¿Y qué significa mantenerse en el poder a costa de lo que sea?
No se requiere bola de cristal y tampoco vocación pitonisa para entender que López Obrador no dejará el poder por las buenas; que no aceptará las mismas reglas electorales que lo llevaron al poder y que una vez derrotado en las urnas desconocerá el resultado e intentará un golpe de Estado.
Y para eso requiere de su lado a los militares, marinos y guardias nacionales; para eso requiere tener sometida a La Corte, al Congreso y para eso necesita mantener bajo control a la UNAN, la mayor universidad pública del país y fuente de las mayores revueltas juveniles de la historia.
Pero tampoco es novedad que ante el fracaso, López se convertiría en el mayor peligro para la democracia mexicana.
Lo cierto es que esa posibilidad la documenté en el Itinerario Político del 20 de noviembre de 2019, titulado: “¡AMLO derrotado por AMLO!”, al explicar el peligro de la caída de la popularidad de AMLO, de 80% al 55% en sólo el primer año de gestión.
Así lo dije: “Para muchos malquerientes del gobierno de Obrador la caída en la popularidad del presidente es la mejor noticia. ¿Por qué?
“Porque tal noticia supone que asistimos al fin de un gobierno que, si bien apenas empieza, muchos quisieran que terminara lo más rápido posible y sin grandes daños para la democracia y la economía.
“Otros creemos, sin embargo, que más que una buena noticia, la pérdida de 25 puntos porcentuales de popularidad de Obrador no sólo es una mala noticia sino muy peligrosa ya que pone en riesgo a toda la democracia, a la seguridad y a la economía. ¿Por qué?
“Porque si López se siente fracasado, acorralado y abandonan desde el primer año de gestión, lo que veremos en el futuro es un mayor endurecimiento de las ambiciones presidenciales sin límite y será aún mayor la tentación de robarse las elecciones federales del 2024.
“Y si Obrador tiene el control total de los Tres Poderes de la Unión; Ejecutivo, Legislativo y Judicial; si tiene colonizado el Congreso, los tres ordenes de gobierno y hasta a los medios, con la mano en la cintura colonizará el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Federal Electoral.
“Y con el control total del Estado, López Obrador se podría robas sin problema las elecciones federales del 2024… Al tiempo”. (Fin de la cita)
Y sí, de nueva cuenta el tiempo me da la razón.
Y es que un presidente acorralado no dudará en recurrir al golpe de Estado.
Al tiempo.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.