Ráfagas: Tatiana Ángeles, cuentas pendientes
Sin duda que el de López Obrador será recordado como “el sexenio de la muerte”.
Un sexenio en donde cobraron carta de naturalización no sólo los crímenes de Estado sino los crímenes de lesa humanidad.
Crímenes que día a día sorprenden menos a los ciudadanos y que, por tanto, son parte inevitable del paisaje cotidiano de un México en donde las atrocidades desbancaron a lances imaginativos más atrevidos de la literatura.
Crímenes que a pocos importa que sean aclarados y que, por tanto, debieran llevar presos no solo al locuaz mandatario mexicano sino a sus potenciales sucesores, presuntos implicados y corresponsables directos en “el sexenio de la muerte”.
Y es que el de AMLO no solo será “el sexenio de la muerte” de 39 migrantes que perdieron la vida de forma trágica en una cárcel clandestina en Ciudad Juárez, sino que será el gobierno responsable de la mayor mortandad criminal que han vivido México y los mexicanos en su historia.
Por ejemplo, el de Obrador será el sexenio con el mayor número de extranjeros muertos en México, de forma violenta; mortandad que por extraño que resulte no se ha contabilizado de manera oficial.
El de López será el sexenio del mayor número de ciudadanos mexicanos muertos a causa de la violencia criminal, con un estimado superior a las 200 mil vidas perdidas en toda la gestión de Obrador, a lo largo y ancho del territorio mexicano; cifra que supera a los gobiernos de Calderón y Peña.
Será el sexenio de aquel país del mundo con el mayor numero muertes en exceso, a causa del deficiente manejo de la pandemia, con casi un millón de víctimas, entre aquellas reportadas oficialmente y las excesivas; todo ello mientras que el presidente y su prole se mantuvieron a salvo de la pandemia con vacunas entregadas de manera ilegal.
Será el sexenio de la mayor negligencia oficial para preservar la vida de médicos, enfermeras y, en general trabajadores de la salud, ya que México ocupó el nada honroso tercer lugar de mortandad mundial de quienes se desempeñan en hospitales y centros de salud.
Será el sexenio con el mayor número de masacres cometidas en el mundo, con una estimación de mil asesinatos colectivos, lo que coloca a nuestro país como una de las naciones más peligrosas del orbe en los llamados tiempos de paz.
Será el sexenio con el mayor número de atrocidades cometidas contra la población civil indefensa y en donde día a día la crueldad mostrada por sicarios y matarifes va en aumento.
Será el sexenio con el mayor número de feminicidios en el mundo, con una estimación de 20 mil mujeres asesinadas en el gobierno de López, por causas atribuibles al genero.
Será el sexenio del abandono de la niñez, ya que no solo han sido relegados a su suerte miles de niños que padecen cáncer sino que, en general, el gobierno federal sacó del cuadro básico de medicamentos algunas vacunas esenciales para epidemias que se consideraban erradicadas en el mundo.
Será el sexenio del crimen de periodistas, con una estimación que alcanza los 75 informadores muertos hasta el final del sexenio AMLO, además de los 66 fallecidos que se han reportado hasta hoy.
Será el sexenio de la impunidad oficial en tragedias como el estallido en Tlahuelilpan, Hidalgo, en donde fallecieron 130 ciudadanos y nadie fue castigado por la negligencia oficial.
Será el sexenio de la impunidad en la tragedia de la Línea 12 del Metro, instalación que se derrumbó y en donde ningún servidor público pagó por la responsabilidad oficial en la pérdida de 26 vidas; muertes producto de la indolencia y la estulticia oficiales.
Será el sexenio en la impunidad oficial frente a la omisión legal en la tragedia del Colegio Rébsamen, en donde perdieron la vida 26 personas, entre adultos y niños; tragedia que, si bien ocurrió en 2017, fue solapada por el gobierno de AMLO para salvar a la preferida de Palacio.
Podría ser infinito el recuento del sexenio de la muerte, pero acaso la mayor tragedia aún no se ha contado y tampoco ha sido descubierta por los ciudadanos en su papel de votantes.
¿Y cuál es esa tragedia?
La tragedia que significa que, a pesar de que padecemos el peor gobierno de la historia, con la mayor mortandad, la mayor ingobernabilidad y el mayor peligro para la democracia, muchos mexicanos prefieren seguir ciegos, sordos y atrapados por la estupidez oficial.
¿Hasta cuando?
Al tiempo.
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