Ráfagas: Denuncian corrupción en Tribunal de Arbitraje Laboral
No es una mera ocurrencia.
Tampoco un buen deseo.
Lo cierto es que el voto femenino inclinará la balanza en las elecciones del 6 de junio próximo.
¿Y por qué tal certeza?
Las razones son muchas y muy variadas.
Primero, porque las tendencias naturales del voto en las elecciones intermedias de los últimos cuatro gobiernos –los de Zedillo, Fox, Calderón y Peña–, han mostrado que el partido en el poder no refrenda la mayoría, en la Cámara de Diputados, que alcanzó tres años antes, a su llegada al poder.
Y hoy no existe ningún factor extraordinario que permita suponer que esa tendencia pudiera cambiar. Al contrario, ante el gobierno fallido de López Obrador, la propensión de perder posiciones en la Cámara de Diputados será aún mayor.
Segundo, porque si se comparan los niveles de aceptación que tenían los cuatro presidentes mencionados al momento de elección intermedia, resulta que todos ellos –Zedillo, Fox, Calderón y Peña–, contaban con una popularidad mayor a la que se estima que tendrá López Obrador en junio.
Tercero, porque ninguno de los últimos cuatro presidentes –ni Vicente Fox, quien fue el primero en derrotar al viejo PRI–, había desatado tal nivel de expectativa inicial y, en el otro extremo, de decepción final, como Obrador.
Es decir, que a mayor expectativa desatada entre los electores, es mayor la decepción por los magros resultados de gobierno.
Cuarto, porque en abono a lo anterior, resulta que en los hechos, ningún presidente, como ocurre con AMLO, había prometido tanto y tampoco ningún presidente había fallado tanto en tan poco tiempo.
Dicho de otro modo, que, a pesar del discurso oficial, lo cierto es que no existe un solo ciudadano que hoy se diga contento con los resultados del gobierno de López.
Y, quinto, porque ningún presidente confrontó tanto, con tal severidad y nivel de ofensa, a la mitad de la población y al 50 por ciento de los votantes, que son las mujeres.
En realidad, el voto femenino, y su alma gemela, el enojo social por las reiteradas agresiones presidenciales, marcarán una diferencia contundente en las urnas, el próximo seis de junio.
Y eso lo saben los estrategas de Palacio, quienes trabajan a marchas forzadas en la preparación del fraude y en una infamante estrategia para revertir la imagen negativa del gobierno ante la mayoría de las mexicanas con derecho a voto.
Por eso sacaron del baúl de la infamia la versión calumniosa de que el personaje de “Brozo” –que encarna Víctor Trujillo–, era un presunto violentados de mujeres.
También por eso la autoridad capitalina revivió la perversión política y periodística –inventada por Carmen Aristegui hace años–, de dictar una orden de aprehensión contra Cuauhtémoc Gutiérrez, el ex líder del PRI en CDMX, por el presunto delito de trata de personas.
Y es una perversión porque la misma “reportera” que inventó el supuesto hecho, confesó haber recibido miles de pesos de la señora Aristegui, a cambio de la versión infamante.
Sobre las tendencias del voto en las últimas cuatro elecciones, vale recordar que, por ejemplo, en 1994 el presidente Zedillo llegó al poder con 300 diputados de mayoría. Es decir, arrasó con el llamado “carro completo”.
Tres años después, en1997, sólo consiguió 239 curules.
Vicente Fox, en el año 2000, llegó a la presidencia con 213 curules. Tres años después, su partido sólo alcanzó 151 diputaciones.
Felipe Calderón llegó al poder, en 2006, con 206 diputados. Y tres años después el PAN sólo consiguió 143.
Enrique Peña Nieto llegó a “Los Pinos” con 213 diputados. En la elección intermedia bajó a 208 curules.
A su vez, distintas encuestadoras calculan que luego de la escaramuza y el rechazo de las mujeres, López Obrador podría llegar a la elección del 6 de junio con una desaprobación del 60 por ciento de los ciudadanos. Es decir, que al día de la elección sólo contará con la aprobación de cuatro de cada diez potenciales votantes.
Por su parte, en la respetiva elección intermedia, Peña Nieto llegó con el rechazo de 57 por ciento de los ciudadanos y la aceptación del sólo 43 por ciento, mientras que Fox llegó a su elección intermedia con 43 por ciento de rechazo y 57 por ciento de aceptación.
Un punto determinante de la elección será la violencia que sufren las mujeres. Por ejemplo, ningún gobierno –como el de AMLO–, había arrojado la cifra escalofriante de entre 9 y 10 mujeres asesinadas cada día por razón de genero; los llamados feminicidios.
Peor aún, al cumplir los primeros 800 días de sus respectivas gestiones, ninguno de los últimos cuatro gobiernos había registrado tal nivel de mujeres desaparecidas, como el de López Obrador, en cuyo gobierno han desaparecido 4 mil 267 mujeres.
Por su parte, en el gobierno de Fox y en esos mismos 800 días, desaparecieron 63 mujeres; en el de Calderón 476, mientras que en el gobierno de Peña 2 mil 418 mujeres extraviadas.
Y ya ni hablamos del crecimiento económico.
El gobierno de Zedillo reportó un crecimiento económico de 3.4 por ciento; la gestión de Fox un PIB de 2.0 por ciento, el de Calderón de 1.8 por ciento y el sexenio de Peña un Producto Interno Bruto de 2.4 por ciento.
En cambio, López Obrador llevó al país a un PIB de menos 10 por ciento; un fracaso de escándalo.
Por todo lo anterior, resulta imposible que López Obrador y su partido –además de sus aliados–, consigan la mayoría en la Cámara de Diputados.
Claro, a menos que cometan fraude.
Al tiempo.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.