Ráfagas: ¿Malos manejos en la Comisión de Búsqueda de Personas?
Como ya es costumbre la difusión y el escándalo vinieron de la prensa extranjera.
Sí, la revista Vice dio a conocer un expediente judicial en donde un testigo protegido –en el juicio contra Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera–, aseguró que el jefe del Cártel de Sinaloa habría financiado campañas presidenciales de López Obrador.
Según la publicación, fiscales federales de Estados Unidos difundieron el expediente judicial en 2019, en donde se asegura que el hermano menor de Ismael “El Mayo” Zambada –entonces líder del Cártel de Sinaloa–, entregó sobornos a uno de los operadores de López Obrador.
Por razones que resultan entendibles, la mayoría de la prensa mexicana ignoró la información –por ordenes de Palacio–, lo que terminó por convirmar una alianza criminal entre el mayor criminal mexicano y el fallido gobierno de López Obrador.
Sin embargo, tampoco es nueva la versión que exhibe la complicidad del mandatario mexicano con el mayor capo de las drogas en todo el mundo y en todos los tiempos.
Y es que desde hace por lo menos cinco años aquí documenté la complicidad entre López Obrador y “El Chapo” Guzmán.
¿Lo dudan?
Por ejemplo, el 15 de febrero de 2017, en el Itinerario Político titulado: “¿Financia el “narco” a Morena?”, dije que eran “muchas las evidencias de que dinero del narcotráfico estaba presente en la campaña presidencial del candidato de Morena; dinero que sobre todo proviene de cárteles como el de Sinaloa”. (Fin de la cita)
Volví al tema en una docena de entregas del Itinerario Políticos ya que, a los ojos de todos, sorprendía la cantidad ilimitada de dinero que manejaban los operadores de la campaña de López Obrador.
Así, en el Itinerario Polítido del 29 de junio de 2018 titulado: “¡Los narcos al poder!” dije que “para nadie es nueva la participación del narcotráfico y del crimen organizado en política y, sobre todo, en elecciones mexicanas.
“Lo nuevo –y que ya alcanzó niveles de escándalo–, es la intervención montonera del crimen organizado en los procesos electorales de entidades como Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas.
“Aún así, hoy nadie sabe cual será el número de alcaldes, diputados locales y federales; senadores y hasta gobernadores que estarán al servicio del crimen organizado y del narcotráfico, luego de la elección de 2018.
“Lo que sí sabemos es que, como nunca, gobiernos municipales, estatales, el Congreeso de la Unión y no pocos congresos locales estarán en manos de matarifes, narcos, sicarios, huachicoleros, tratantes de blancas y administradores de las fortunas producto del crimen.
“Y por eso la pregunta obligada: ¿qué partido político será el campeón en prestar su franquicia para los criminales? Sí, ese partido se llama Morena Al tiempo” (Fin de la cita)
En ese clima la primera señal incuestionable del vínculo de Obrador con el Chapo se produjo el 29 de enero de 2019, cuando escaparon del Reclusorio Norte de CDMX –con ayuda del gobierno de Claudia Sheimbaun–, tres reos vinculados al Cártel de El Chapo, entre ellos el contador de criminal.
Era sólo el principio ya que, curiosamente, meses después –en junio de 2019–, en una de sus mañaneras, López se dijo “conmovido” por la cadena perpetua que la justicia norteamericana había decretado contra “El Chapo”.
Pero el verdadero escándalo, como todos saben, fue la liberación ilegal de el hijo de “El Chapo”; Ovidio Guzmán –el 17 de octubre del mismo 2019–, en medio del mayor escándalo de complicidad oficial de la historia.
En el Itinerario Político del 19 de octubre del mismo 2019 dije que la orden de liberar al jefe del Cártel de Sinaloa había sido del propio presidente López, lo cual había sido negado de manera oficial.
Días después el propio Obrador reconoció que él mismo dio la orden de liberar al “El Chapito”, lo que constituye no sólo una violación constitucional sino un delito grave.
Un segundo escándalo se produjo en enero del 2020, cuando todo el peso del Estado mexicano se puso al servicio de la familia de “El Chapo” Guzmán y de los jefes del crimen organizado en México.
Resulta que en lo primeros días de ese 2020 contrajo matrimonio la hija de “El Chapo”, en una fastuosa boda en la Catedral de Sinaloa. En el Itinerario Político del 5 de febrero de ese año, titulado: “¡Silencio de AMLO ante el otro “Culiacanazo!” dije que se trataba de otra prueba de la complicidad oficial del gobierno de Obrador con el mayor capo del crimen en México.
Y es que a los ojos del mundo, el enlace matrimonial convocó a no pocos de los criminales y narcos más buscados, quienes contaron no sólo con vigilancia del Ejército, sino con la complicidad del gobierno de Obrador.
Aquel 5 de febrero concluí con la siguiente pregunta: “¿Será el de AMLO un “narcogobierno”?. Al tiempo”. (Fin de la cita)
Otro escándalo se produjo el 29 de marzo del 2020, cuando el presidente mexicano viajó a Badiraguato para saludar a la madre de “El Chapo”.
En el Itinerario Político del 31 de marzo del 2020, titulado: “¡El saludo de AMLO que ofende a todos!”, expuse el tema de la siguiente manera:
“Viajar hasta Badiraguato, Sinaloa, para saludar a la madre de `El Chapo´, no sólo es una imprudencia del presidente sino una ofensa para los mexicanos, para el país, para las familias de miles de muertos por el crimen organizado y la violencia y, sobre todo, para una sociedad lastimada por los estragos del mal gobierno de López Obrador”.
Dije que nadie, en su sano juicio, se tragaba el cuento de que el encuentro con la madre de “El Chapo” fue “una casualidad” y por eso formule las siguientes preguntas: “¿Qué pactaron, el presidente mexicano y el mayor criminal de la historia? ¿Qué hay detrás del encuentro público entre la madre de El Chapo y López? ¿De qué tamaño son los compromisos y las complicidades del presidente con la familia del narcotraficante?
“ Lo que queda claro es que existe un pacto, un acuerdo o un negocio entre el presidente mexicano y el mayor criminal de la historia. Y ese acuerdo, de la naturaleza que sea, coloca al de López Obrador en calidad de “narcogobierno”. ¿Por qué? Porque el gobierno de Obrador es rehén del más poderoso cártel de las drogas en la historia. Sí, rehén de “El Chapo” Guzmán””. (Fin de la cita)
¿Teniamos o no razón?
¿Es o no el de López Obrador un “narcogobierno”?
En efecto, el mexicano es un gobierno en manos del crimen organizado.
Al tiempo.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.