Ráfagas: Voracidad panalista
Llegaron al poder con ínfulas de una imaginaria superioridad moral que, de manera increíble, engañó a millones.
“¡No somos iguales…!”, decían.
Pero a la mitad del camino y cuando apenas han cruzado 37 meses de gestión, el desencanto de muchos es mayúsculo.
¿Por qué?
Porque en efecto, se confirmó que no son iguales; son peores.
Si, en el gobierno de López Obrador, empezando por el mismísimo presidente, son peores que todos los gobiernos anteriores, en todos los rubros.
Peor de corruptos.
Peor de mentirosos,
Peor de cínicos.
Peor de ladrones.
Peor de charlatanes.
Peor de maleantes.
Peor de mafiosos.
Peor de abusivos.
Peor de impunes.
Peor de transas.
Peor de vengativos.
Peor de indignos.
Peor de ignorantes.
Peor de sátrapas.
Peor de populistas.
Peor de censores.
Peor de embaucadores.
Y sin duda que, por todo ello, terminarán como el peor gobierno de la historia, como el peor presidente y como los responsables de la mayor vergüenza mundial: la sociedad más arruinada en el menor tiempo posible.
Pero además se confirmó lo que por años aquí dijimos y que muchos se negaron a ver: “llegaron al poder creyendo que eran dioses pero terminaron por exhibir lo que siempre han sido; pobres diablos”.
Y es que, en efecto, durante décadas –desde finales del siglo pasado y principios del actual–, los mexicanos vimos nacer y crecer a un formidable líder opositor capaz de cuestionar todo y tener solución a todo.
Un líder que lo mismo “jaqueaba” a gobiernos que políticos y a las instituciones; a medios y empresarios por ser parte de la indeseable mafia del poder –real o imaginaria–, mientras parecía tener la solución mágica a los grandes males nacionales.
Líder simpático y bonachón que más que soluciones realistas ofrecía actos de magia; más que líder era un mago del engaño y la mentira, ya que nada de lo que proponía era posible en la realidad.
Por eso, el mayor logro del “mago López” fue embaucar o engatusar a millones de incautos mexicanos que, cansados de los políticos de siempre, de la política de siempre y los partidos de siempre, claudicaron frente al prestidigitador, más que votar.
En efecto, porque en julio de 2018 más que voto vimos la claudicación de 30 millones de mexicanos; claudicación a favor de un “mago”, por sobre un político o un técnico.
Y por increíble que parezca, el “mago López” engañó lo mismo a intelectuales, que hombres de ciencia, políticos, empresarios, periodistas y expertos en ciencia política. Todos o casi todos le creyeron, sea por interés malsano, por flojera intelectual o por convicción clientelar.
Pero luego de 37 meses de gestión la realidad dejó a muchos desnudos en su ignorancia, su oportunismo y su estulticia.
Y es que el tamaño del fracaso del gobierno de López es del mismo tamaño que el engaño de Obrador.
“¡Y ahora qué!”, se preguntaron muchos de los engañados o los auto engañados.
El daño ya está hecho y los arrepentidos pueden decir misa y justificar lo que gusten o manden.
Lo cierto es que el “mago López” sigue engañando a las masas porque el formidable líder opositor llamado AMLO, “copió lo mejor” de tiranos como Mussolini, Stalin y Hitler; la propaganda mentirosa que a diario se sirve en el desayuno, la comida y la cena de los incautos mexicanos.
¿Hasta cuando entenderán millones de mexicanos incautos que “quienes llegaron al poder creyendo que eran dioses no son más que pobres diablos”?
El tiempo tiene la palabra.
Al tiempo.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.