Subestimando a la presidenta
En mi columna de principios de semana, a propósito de cuál sería el origen intelectual y financiero del libro El Rey del Cash, firmado por Elena Chávez, me preguntaba recordando una sentencia del viejo sabio Don Manuel Garzo González, que quién sería el dueño de ese perro. Porque, según Don Manuel, en política todos los perros tienen dueño.
Julio Astillero consignó en su columna que una promoción como la publicación del Rey del Cash, requiere de una fuerte inversión. Y yo agregaría que también requiere de una persona que tenga un amplio espectro de relaciones en los medios y que tenga motivos para atacar en el libro al presidente López Obrador, a Marcelo Ebrard y a César Yáñez.
En los capítulos 8 del pasquín de Elena Chávez se titula. “Aportaciones para el Jefe”.
En el 9, habla de “Muerte en el News Divine”; en el 10 comenta sobre “Marcelo y su carnal Mario Delgado” y en el 12 conjetura “No fuimos nosotros, fue César”.
El hilo conductor de esos capítulos, más que contener el desencanto sentimental de Elena Chávez, lleva a cualquiera de los viejos camachistas a suponer que el dueño del perro es nada menos que Joel Ortega. Un personaje creado por Ebrard a quien luego traicionó en cuanto se asoció nada menos que con Genaro García Luna.
Si como dice Julio Astillero para una empresa como la publicación del Rey del Cash se necesita una fuerte inversión, está claro que Joel Ortega debe tener, por su asociación con un pillo que robó miles de millones de pesos como García Luna, fondos suficientes como para financiar la empresa contra AMLO, Ebrard y César Yáñez.
Joel Ortega y Elena Chávez tienen guardados muchos resentimientos contra esos personajes a quienes consideran la causa de su desgracia política y sentimental.
Joel Ortega jamás pensó que Marcelo Ebrard fuera a reaparecer en el primer plano de AMLO ya como presidente electo.
Por ello antes Ortega se habría aliado a Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Mancera para perseguir al hoy poderoso Canciller.
Pero como dice la canción del clásico José José, todo se derrumbó y ahora Joel Ortega vive, junto con el despecho de Elena Chávez, el episodio más rencoroso, y políticamente costoso de su vida ante la posibilidad de que efectivamente sea el dueño del perro.
Por ello, al parecer Joel Ortega le apuesta todo a los efectos negativos que el Rey del Cash le puedan ocasionar, tanto al presidente AMLO como a quien fue su creador, Marcelo Ebrard.
A Ortega, en el supuesto de que efectivamente sea el dueño del perro titulado El Rey del Cash, de plano se le olvidó leer la sentencia contenida en el libro Elogio de la Traición de Denis Jeambar e Ives Roucaute
“…los ciudadanos y por supuesto la oposición política de turno no dejan de denunciar a los políticos en el poder de «mentirosos» y «traidores» cuando hacen promesas que forman parte de todo el juego político. Tomando como modelo las teorías y figuras políticas más significativas desde la Grecia clásica hasta el Renacimiento, los autores muestran en este original y sensato análisis de la política contemporánea las topologías de la «traición» política desde Francois Mitterand y Mijail Gorbatchev hasta Felipe González y muchos otros nombres importantes.”
En política nada es para siempre. Y menos el ocultamiento de las traiciones.
Los viejos seguidores del recordado Manuel Camacho están indignados nuevamente con Joel Ortega, a quien le conocen todas sus malas y su carácter de traidor contumaz, y a raíz de ello tienen fundadas sospechas de que, efectivamente, puede ser el dueño del perro.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.