Ráfagas: Otra más de la CAASIM
Este 16 de diciembre falleció el periodista Riccardo Ehrman, el histórico corresponsal de ANSA cuyas preguntas a Günter Schabowski, vocero del régimen comunista alemán, precipitaron los eventos de la caída del muro de Berlín en 1989. Según se relata, en conferencia de prensa, el periodista preguntó al vocero sobre la reciente reforma de viajes publicada por el régimen; sorprendentemente, el funcionario no conocía el texto y lo leyó en voz alta enterándose por primera vez.
Ahí no quedó el tema, Ehrman presionó un poco más y preguntó cuándo entraría en vigor dicha reforma, un ligeramente confundido Schabowski tuvo que admitir que la reforma “debía aplicarse de inmediato”. Los efectos de esta declaración los conocemos todos: familias alemanas de uno y otro lado del muro comenzaron a cruzar los puestos fronterizos en una oleada imparable de reunificación.
Hace años, tuve la oportunidad de coincidir en Buenos Aires con el también legendario periodista, José Ignacio López. Su leyenda en el laburo periodístico se remonta a una mañana de diciembre de 1979, en la Casa Rosada, residencia del dictador Jorge Rafael Videla, nuevamente durante una conferencia de prensa.
Tras dos años de régimen de terror liderando la Junta Militar y un año de poder de facto, Videla hablaba a los medios como un iluminado liberador. Cada respuesta era un galimatías reiterativo dicho con exagerada seguridad y aplomo. Para ejemplo, una de sus respuestas sobre la transición de la Junta Militar al presidencialismo de facto: “El proceso no puede ser heredado por el antiproceso; el proceso tiene que ser heredado por el propio proceso, a lo cual el propio proceso tiene que dar su propia descendencia y esa descendencia tiene que crear esa convergencia sobre la consultación a los objetos comunes”.
No extraña que en aquella histórica conferencia de prensa varias preguntas de reporteros en primera fila fueran complacientes y zalameras; sin embargo, desde detrás, un joven Nacho López -inspirado por las palabras del papa Juan Pablo II en un ángelus- se atrevió a preguntar al poderoso líder por los desaparecidos y los detenidos políticos. Videla se extiende varios minutos en pura jerigonza y, al terminar, intenta intimidar al reportero y le dice que la pregunta está respondida.
Nacho López no se amilana y reitera su inquietud al dictador. La respuesta de Videla es la epítome del cinismo político: “Mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está… ni muerto ni vivo, está desaparecido”.
Ambas anécdotas periodísticas revelan el imprescindible servicio de este oficio a la sociedad pero hay que destacar por lo menos dos elementos valiosísimos. El primero: Que el periodismo confronta al poder, le hace ver ahí donde no mira, le pone un espejo a sus vanidades. Los periodistas requieren una sana dosis de valentía para llevar hasta el empíreo del poder los clamores de los últimos, las víctimas o los ausentes.
Sin embargo, para recordar a Ehrman y para enviar los mejores deseos al amigo José Ignacio hasta su querida patria: Un imprescindible del periodismo es la cortés insistencia.
Es claro que la primera reacción del poder es responder desde su certeza y seguridad; muchas veces, los voceros o los líderes se ufanan de su posición, responden lo que quieren aunque no sea lo que se les ha preguntado.
Hay quienes dicen que es un talento nato o duramente entrenado el saber eludir las preguntas difíciles de la prensa; por el contrario, hacer las preguntas difíciles e insistir cortés e inteligentemente en ellas cuando no se tiene la respuesta no viene de la fortaleza ni la preparación personal del periodista. Viene de cuán sonoro es el clamor de la sociedad en el corazón del reportero, un lamento que no le permite rendirse, un dolor que no puede acallar sino hasta confrontar al poder que por acción u omisión permite la injusticia, la corrupción o el abuso.
Los históricos casos de Ehrman y López nos enseñan que el tesón del periodista proviene de la gente a la que desean servir; deberse a ellos y no a los poderes en turno les da la fortaleza para alzar la voz y con gentileza decir: ‘Perdone, aún no ha contestado mi pregunta’.
*Director VCNoticias.com
@monroyfelipe
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