(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
PACHUCA Hgo., 15 de marzo de 2017.- Eliot Ness, mítico personaje de una novela que sirvió de tema a una película hollywoodense, ha sido imitado en distintas partes del mundo real pero ninguno de esos remedos ha perdurado porque la corrupción ha hecho presas de quienes han tratado de luchar contra el crimen organizado.
En las versiones cinematográficas de “Los intocables”, Eliot Ness nunca cede a las tentaciones del dinero y del poder político. Siempre sale indemne cumpliendo con su deber.
La trama se desarrolla durante la recesión de la década de 1920 en Estados Unidos, durante la cual se prohibió la producción y venta de bebidas embriagantes.
“Los intocables” enfrentaron a contrabandistas y hampones de la talla de Al Capone, a quien finalmente fincaron cargos por evadir impuestos y encarcelado.
En México hubo un remedo de intocable, el sedicente fiscal de hierro, Javier Coello Trejo, cuya historia se sintetiza en pocas líneas:
Coello Trejo nació en San Cristóbal de las Casas, en 1948 Estudió la primaria en la escuela Cristóbal Colón Continuó sus estudios en el Colegio Francés Hidalgo, donde le apodaban El Oso. En 1970 obtuvo el título de abogado, con la tesis El Ministerio Público frente a la Corrupción priista; fue agente del Ministerio Público del fuero común, director de la Policía Judicial de Chiapas, agente del Ministerio Público Federal Especial de la Procuraduría General de la República (PGR) y secretario general de Gobierno en el sexenio de Absalón Castellanos Domínguez
En 1977, el presidente José López Portillo lo designó fiscal especial para el combate a la corrupción, bajo el mando del procurador Oscar Flores Sánchez, encarceló a 1,200 funcionarios, exfuncionarios, empresarios y empleados del sector privado. En total, investigó a más de 3,000 de ellos, y fue entonces cuando se ganó el mote de Fiscal de Hierro, por duro e inflexible
Al término del sexenio lopezportillista, se fue a Chiapas, donde colaboró con el general Castellanos Domínguez. Fue acusado de enriquecerse desmedidamente con la explotación maderera.
Su actuación policiaca llevó a Chiapas a vivir su peor período represivo en la solución de los problemas Tal vez en su gestión el estado tuvo el índice más alto de campesinos muertos.
Carlos Salinas de Gortari lo nombró subprocurador de Investigación y Lucha contra el Narcotráfico, con uno de tres encargos: detener a Joaquín Hernández Galicia, La Quina, el llamado “emperador” del sindicato petrolero, quien estuvo preso todo ese sexenio mediante pruebas falsas sembradas por policías al mando del llamado fiscal de hierro.
Coello Trejo aún vive, desahogadamente, arrastrando su mala fama corrupta.
LOS FISCALES A MODO
La Procuraduría General de la República (PGR) mantiene la denominación de representante de la sociedad y, por tanto, debiera de desempeñar ese papel sin que medien recomendaciones superiores.
Hace cuatro años, el presidente Peña Nieto prometió, como lo hizo en campaña, crear el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). La ley aprobada por el Congreso de la Unión no está en vigor a causa de que el Senado retarda el nombramiento del fiscal anticorrupción que, de acuerdo con las atribuciones legales, podría proceder más o menos como un Eliot Ness a la mexicana y meter a la cárcel a miles de funcionarios y políticos deshonestos, de los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal.
Sin embargo, el Senado aún no pone el calzado al ansiado fiscal que, al iniciar su quehacer comenzaría a dar pasos aunque sea con huarache, pero firme.
Los mexicanos esperamos con ansia la actuación del soñado fiscal anticorrupción sólo para saber cuánto tiempo dura en el cargo, sin hacerse rico, no como el chiapaneco Javier Coello Trejo, que en la década de 1980 sólo fue un fiscal de paja.