(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
Durante más de un siglo, incontables pachuqueños han permanecido vigilantes del Reloj Monumental y alertado, descontentos, cuando no suenan las campanadas y las manecillas no marcan las horas, porque la maquinaria no funciona debido a fallas mecánicas o descuidos. Ese descontento centenario no se compara con el que prevalece en las últimas semanas a consecuencia de la primera huelga de los empleados municipales tolerada y acrecentada por la caprichosa alcaldesa panista Yolanda Tellería.
Durante ese centenar de años, desde cualquier punto de la ciudad, miles de pachuqueños han posado la mirada en las carátulas de la Torre para corroborar la hora. O bien escuchar con atención las campanadas anunciando los cuartos, las medias o los tres cuartos de hora. Cuando el reloj no funcionaba–lo cual sucedía en rarísimas ocasiones– la gente se alarmaba y se preguntaba en los barrios altos y en las colonias cercanas qué había pasado, por qué el Reloj no daba las horas.
Eran las épocas en que aún no existían los teléfonos celulares. Era cuando los viandantes, al cruzar la plaza Independencia, alzaban la mirada para ver la hora en cualquiera de las cuatro caras del reloj.
Los mil ojos vigilantes
Testimonios periodísticos de la década 1920-1930 dan cuenta que el director del diario vespertino El Observador, Adrián Guerrero Diaz, cuyos talleres estaban en la primera calle de Allende, muy cerca de la Plaza Independencia, “se convirtió en el abogado del reloj y de su plaza”.
Si el reloj detenía su marcha por 24 horas, la noticia se daba a conocer en la primera plana del diario Lo mismo ocurría cuando la Torre se usaba para fijar propaganda. A veces en que el reloj bizqueaba y las carátulas daban distintas horas, algún disgustado redactor del periódico denunciaba el asunto. Como pocos, don Adrián Guerrero estaba empecinado en defender al reloj de molestos vagos, cargadores y de los vehículos automotores que saturaban la parte norte de la plaza.
A partir de 1950, los reporteros del diario El Sol de Hidalgo reportaban las fallas que hubiera en la torre y las publicaban para que las autoridades municipales—obligadas desde siempre, del mantenimiento del símbolo pachuqueño—subsanaran la deficiencia.
Desdeñan el decreto presidencial
En carta abierta, del 19 de marzo, los integrantes del Comité para la Conservación y Preservación del Centro Histórico de la Ciudad—que también son tenaces vigilantes del reloj– hacen las siguientes consideraciones:
“De conformidad al decreto publicado por la Presidencia de la República el 30 de noviembre de 2012 se considera al Reloj Monumental de Pachuca de Soto y su sonería incluida, como Monumento Artístico de México, por ello, su conservación, protección y mantenimiento es de prioridad nacional.
“Históricamente la maquinaria del Reloj se ha detenido por breves tiempos en algunas ocasiones por estrictos motivos de mantenimiento de sus elementos, sin embargo, no por un paro laboral (como en este caso) que está repercutiendo ya en más de 25 días (hasta el momento) en su funcionamiento, lo cual afecta los delicados componentes de la maquinaria. Una maquinaria histórica sin duda alguna como la ha considerado el Instituto Nacional de las Bellas Artes y el Instituto Nacional de Antropología e Historia en su catálogo correspondiente.
“En la restauración de la Torre del Reloj, concluida en el año 2008, la maquinaria fue sometida también a revisión por especialistas, y entre otras recomendaciones, se especificó que: “…cada reinicio -en caso de parar la maquinaria- se deberán tomar una serie de precauciones técnicas especiales, con el objeto de no perjudicar tan delicado mecanismo y asentar todo ello, así como su atención y mantenimiento, en una bitácora que debiera llevarse de manera permanente…” y de no tomarse estas debidas precauciones, se incidiría negativamente en su futuro funcionamiento.
“La Torre Monumental del Reloj, como ícono de la ciudad, merece toda la atención de las autoridades involucradas en este conflicto que ha llevado a los pachuqueños y visitantes a lamentar, que este símbolo de Hidalgo y de México se encuentre en tan deplorables condiciones, así como su entorno, y en esto debe señalarse la responsabilidad ineludible que tiene la Presidencia Municipal y su Cabildo para solucionarlo”.