No alcanza
CIUDAD DE MÉXICO, 4 de agosto de 2016.- Moler al pueblo equivale a destruir, aplastar, agobiar, castigar, maltratar. Comparto.
¡Moler a México!
Durante más de 50 años el pueblo mexicano ha sido atosigado con variados lemas de los presidentes de la República, no materializados, que marcaron épocas sin beneficios reales a causa de la cleptocracia.*
“Mi compromiso es contigo y un México exitoso”, pregonó Gustavo Díaz Ordaz.
“Arriba y Adelante”: Luis Echeverría Álvarez (1970-1976).
“La solución somos todos”: José López Portillo (1976-1982).
“Renovación moral de la sociedad”: Miguel de la Madrid (1982—1988).
“Que hable México; México para los mexicanos”: Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
“Bienestar para tu familia”: Ernesto Zedillo (1994-2000).
“El voto del cambio”: Vicente Fox (2000-2006).
“Valor y pasión por México”: Felipe Calderón (2006-2012).
“Mover a México”: Enrique Peña Nieto (2012—).
Los fallidos lemas de los presidentes de la República, remedados por gobernadores, presidentes municipales, diputados, senadores, dirigentes de partidos políticos, funcionarios de todas las raleas, se repiten año con año, sexenio tras sexenio, transfigurando a los imitadores en lacayos de la cleptocracia*, madre de la desmesura de esos sempiternos cómplices del cinismo político.
Durante casi cuatro años hemos visto cómo el “Mover a México” (¿mover?) ¡Moler a México!, ha aplicado recetas que desmejoran a las clases populares de México, ante los embates de la cleptocracia federal, estatal y municipal, comprobándolo con los recientes incrementos a las gasolinas y las tarifas de la energía eléctrica.
Los funcionarios de categoría federal están repitiendo la letanía: “las tarifas que aumentaron el lunes son aplicables a los consumidores de alto consumo y del sector industrial y se mantienen sin aumento las de usuarios de bajo consumo, que representan 90% de los consumidores”.
El PRI se desquita con Calderón
El novel presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, ex director de la CFE, sostiene que pese a los aumentos en las gasolinas y la electricidad, sus precios no han llegado al encarecimiento que se vivió en el sexenio de Felipe Calderón. Hace comparación servilmente de que durante 2012, al cierre del calderonismo, “la tarifa eléctrica industrial de México era en promedio 84% más alta que la tarifa promedio estadounidense”.
Por recomendaciones del alto mando priista y obviamente del jefe de las instituciones del país, los gobernadores priistas se suman a la plegaria del Rocha y Reza repitiendo como pericos:
“Gasolinazo no es grave; evitara recortes; justificado nuevo aumento a combustibles; el país requiere equilibrar las finanzas; el aumento al precio de la gasolina no es grave; el aumento a la gasolina “a la larga se diluye”.
“Beneficio a millones de consumidores”
La Comisión Federal de Electricidad (CFE), dijo que el 1 de agosto las tarifas industriales subieron entre 5.2% y 7.5% con respecto al precio que registraron un año atrás. Lo mismo a las tarifas comerciales, que se ajustaron al alza entre 7.8% y 9% en el mismo lapso.
Para millones de consumidores suertudos, las tarifas eléctricas para el sector doméstico de bajo consumo quedaron sin cambios en agosto, 90% de usuarios totales se encuentra en esta tarifa.
La trillada y fallida frase “Mover a México” semeja al “arriba y adelante” del demagogo Luis Echeverría; no da oportunidad para hacer efectiva “la solución somos todos” del lloroso e hipócrita López Portillo, pero podría alentar para hacer efectivo el sofisma de Salinas de Gortari: “que hable México”, pues México está hablando, y mucho, en las redes sociales.
* Cleptocracia (del griego clepto, ‘robo’; y cracia, ‘fuerza’ = dominio de los ladrones) es el establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción y sus derivados como el nepotismo, el clientelismo político y el peculado, de forma que estas acciones delictivas quedan impunes debido a que todos los sectores del poder están corruptos, desde la justicia, funcionarios de la ley y todo el sistema político y económico.
Es un término de reciente acuñación, y se suele usar despectivamente para decir que un gobierno es corrupto y ladrón.