(W) Ecos Sindicales: Razonamiento Matemático
La imagen de Gonzalo Martínez Corbalá es impecable.
En todo el mundo se le reconoce como el mexicano cuya embajada estuvo para recibir a todos los perseguidos por la dictadura de Augusto Pinochet tras el golpe de Estado contra Salvador Allende.
Legiones de disidentes chilenos viajaron a México –acaso en mayor volumen a los argentinos con Rafael Videla– y, trasterrados, hicieron de nuestro país su segunda patria.
Eso le dio estatura internacional.
Sin embargo, hay datos no conocidos de él.
Un día, en torno a una mesa del desaparecido Champs Elysees y en compañía deMiguel Lerma Caldenaria, platiqué largo de esa experiencia antes, durante y después de septiembre de 1971.
-La embajada de México se convirtió en la mayor concentración de refugiados quizá de América Latina. No cabíamos y tardaron mucho los salvoconductos para poner a salvo a los disidentes.
Les decían de todo: comunistas, traidores a la patria, izquierdistas…
-Pero todo salió bien –le dije.
-Al final, pero hubo muchos riesgos –atajó.
UN PELIGRO PARA MÉXICO Y EU
El diálogo con Gonzalo Martínez Corbalá se encaminó a otros aspectos.
-¿Sabe qué fue lo peor? –me preguntó.
-No sé…
-Que los militares de México y Estados Unidos en Santiago de Chile enviaron un reporte terrible de mi. Decían que yo era un izquierdista de avanzada de la dictadura soviética… ¡De risa!
-¿Cómo lo supo?
-De casualidad –y dio una larga explicación con los siguientes elementos:
El agregado militar de México en Chile estaba en contacto con el agregado militar de Estados Unidos -¡y yo no lo sabía!- y por su conducto llegó información a Washington, a todas las agencias de inteligencia, con esa misma aseveración.
-Decían que yo era no nada más un enemigo de México y Estados Unidos, sino que pretendía llevar el comunismo a Sudamérica.
-¿Y cuándo se enteró?
-Ya le dije: por casualidad y muchos años después.
Ahí viene otra historia:
Martínez Corbalá fue el primer jefe político de Carlos Salinas de Gortari, quien se desempeñó como secretario particular antes de ingresar a las estructuras financieras gubernamentales.
Cuando Salinas era presidente, lo mandó de gobernador interino a San Luis Potosí a la caída de Fausto Zapata, desde cuya posición recuperó diálogo con altos miembros de las Fuerzas Armadas.
Ahí vio los reportes a Luis Echeverría y al gobierno de Richard Nixon.
-¡No lo podía creer… Yo todo un rebelde!
Después de aquel diálogo volví a hablar con Martínez Corbalá para pedirle ampliar esta información.
-¿Quién le dijo? Eso es un secreto de Estado –se sorprendió.
Pero me confirmó los datos, los reportes y me reveló otro secreto de Estado:
-Sí, yo quería relegirme como gobernador. Pero era un globo de sonda del presidente –era Carlos Salinas– para luego reelegirse él. No funcionó y ni yo primero ni él después no reelegimos.
Descanse en paz Gonzalo Martínez Corbalá.
GRAUE Y LAS CLASES A AJENOS
1.- El apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a otras instituciones públicas y privadas marcha con éxito.
En sus instalaciones hay alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), del Tecnológico de Monterrey Campus México y de la Escuela de Periodismo Carlos Septién.
De momento se les asignaron espacios en el Centro de convenciones a los dos primeros y en las instalaciones científicas a los estudiantes de periodismo.
Un gesto del rector Enrique Graue con duración temporal: el Tec pronto reubicará a sus estudiantes, el Poli de Enrique Fernánez hasta construir dos unidades y la Septién está por verse.
Y 2.- a los críticos les parecerá poco, pero crecer 2.8 por ciento anual para Guerrero es una hazaña tras lustros de estancamiento y lo ha logrado el gobierno de Héctor Astudillo con el impulso a la inversión.
Especial apoyo brinda al Instituto Guerrerense del Emprendedor, generador de mil 200 empleos en pequeñas y medianas empresas.