
No es por ellos, es por nosotros
Las nuevas corrientes tecnológicas, económicas y sociales exigen que los gobiernos cuenten con las capacidades institucionales de innovación para dar respuesta a las demandas de los ciudadanos y con ello, convertirse en motores del cambio; de acuerdo con
Fukuda-Parr, la capacidad institucional se puede definir como la habilidad de las instituciones para desempeñar sus funciones, resolver problemas, fijar y lograr objetivos[1].
La innovación en el sector público representa un desafío debido a las constantes actualizaciones tecnológicas, sociales y culturales, ya que, es un proceso que implica a las instituciones, las personas, herramientas, normatividad, información y tecnología, por tanto, los tomadores de decisiones deben considerar y entender la importancia de invertir en el desarrollo de las capacidades de los servidores públicos que son los impulsores de la innovación y la transformación.
Actualmente, en nuestro país, la orientación en materia de ciencia, tecnología e innovación no se encuentra alineada en su totalidad con el fortalecimiento de capacidades institucionales, sin embargo, es importante que los gobiernos consideren una parte de los recursos en áreas de conocimiento relacionadas con los principales desafíos en esta materia, asimismo, para que este enfoque funcione es necesario trabajar en la articulación de diferentes actores (sector académico, privado, social y gobierno), así como fortalecer las capacidades de formulación y gestión estratégica.
De igual forma, es fundamental integrar las estructuras y metodologías que faciliten la participación y la identificación de alianzas estratégicas con la finalidad de potencializar la colaboración y la corresponsabilidad de logros y riesgos. Hoy más que nunca la fórmula que integra capacidades, habilidades, destrezas y conocimientos muestra la imperativa necesidad de impulsar sinergias que potencien las iniciativas de innovación gubernamental.
Por otra parte es relevante reconocer el papel fundamental que juega la gestión del conocimiento interno, ya que esta se relaciona con las capacidades con las que cuentan las instituciones gubernamentales. Es vital que los conocimientos, tácitos y explícitos, sean aprovechados, sistematizados y enriquecidos con la finalidad de integrarlos dentro del cúmulo de capacidades que disminuyen la curva de aprendizaje sobre innovación.
Pero, ¿cuáles serían los desafíos para poder integrar los componentes anteriormente mencionados?; indiscutiblemente el primer desafío es romper los paradigmas que involucran el seguir haciendo las mismas cosas esperando resultados diferentes así como el no realizar un análisis serio sobre las capacidades desarrolladas y aquellas por desarrollar dentro del entorno organizacional, pensar que “todo está hecho y escrito” y no hay más por hacer. De igual forma es imprescindible que los tomadores de decisiones sean los primeros en “repensar” el día a día organizacional y emprendan iniciativas de planeación participativa, formación de equipos de alto desempeño y actuar sobre la perspectiva de “aprender a aprender”, lo cual permite tener una organización que aprende continuamente.
Finalmente es preciso acotar que las corrientes actuales de innovación marcan un camino efectivo para impulsar que las organizaciones, públicas y privadas, entiendan su posición en la denominada “cadena alimenticia de la innovación”, la cual es un referente indispensable al analizar los ecosistemas de innovación que son los espacios, físicos y virtuales, en donde viven y conviven las ideas, los conocimientos, la creatividad, los retos estratégicos, las posibilidades de acción, los esquemas de innovación, los resultados de esta acción, así como las necesidades y expectativas de las personas sobre la interacción de estas con las organizaciones y que, indudablemente, cada vez se torna más compleja.
Como decía el reconocido economista austro-estadounidense Joseph Schumpeter “En la naturaleza de las innovaciones está implícito el vértigo de emprender grandes cambios para poder dar grandes saltos. El mejor camino para que una nación se proyecte mejor en el futuro es que definitivamente asuma que sólo innovando podrá alcanzar a los países más prósperos”. Nos saludamos en la próxima.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.