
La elección del acordeón
PACHUCA, Hgo., 2 de junio de 2025.-Por décadas, el sector cultural ha sobrevivido con recursos limitados, dependiendo casi exclusivamente del gasto público o de la autogestión de sus creadores. Sin embargo, la sostenibilidad del arte y la cultura en el largo plazo exige nuevas formas de financiamiento. En este contexto, la creación de estímulos fiscales y la deducibilidad de impuestos para empresas que patrocinen proyectos culturales no solo es deseable, sino urgente.
Desde la visión de gobierno, estos mecanismos no deben entenderse como pérdidas fiscales, sino como inversiones estratégicas en bienestar social. Impulsar estímulos fiscales para la cultura implica reconocer que el arte genera empleos, fortalece el tejido comunitario, mejora la calidad de vida y puede ser una palanca para la regeneración urbana. Permitir que las empresas deduzcan de impuestos sus aportaciones a proyectos culturales no solo amplía la base de financiamiento, sino que también fortalece la corresponsabilidad social del sector privado. Es abrir una vía para que el mecenazgo no sea privilegio de unos cuantos, sino una práctica institucionalizada.
Desde la perspectiva de creadores y gestoras culturales, este tipo de incentivos representa la posibilidad de acceder a nuevas formas de financiamiento que respeten su autonomía y fomenten la innovación. Las y los artistas no buscan caridad, sino aliados. Con estímulos fiscales bien diseñados, las empresas pueden convertirse en patrocinadoras de contenidos relevantes, con pertinencia local, impacto social y alto valor simbólico.
Países como Colombia, Francia o Brasil ya han demostrado que estos modelos funcionan cuando existen reglas claras, transparencia y criterios culturales definidos. México tiene la oportunidad de fortalecer el vínculo entre cultura y economía a través de este tipo de reformas, reconociendo que la riqueza cultural no debe gestionarse como un gasto, sino como un activo.
La cultura necesita financiamiento. Pero más que eso, necesita reconocimiento como motor de transformación. Apostar por estímulos fiscales es ponerle valor al arte sin ponerle precio a su libertad.