Ráfagas: Voracidad panalista
La participación ciudadana va mas allá de votar entre opciones para elegir representantes populares, sin embargo, ante la incipiente democratización no hemos tomado conciencia de sus alcances.
Por ejemplo, en la Ciudad de México se destina una cantidad de presupuesto que deberá estar orientado esencialmente al fortalecimiento del desarrollo comunitario, la convivencia y la acción comunitaria que contribuya a la reconstrucción del tejido social y la solidaridad entre las personas vecinas y habitantes. Los proyectos se registran a través de asambleas ciudadanas, por lo que se construye de abajo hacia arriba la propuesta de gasto publico y esta es votada. Esto se conoce como presupuesto participativo.
En la Legislatura pasada se modificó la Ley Orgánica municipal para el Estado de Hidalgo, incluyendo la figura del Presupuesto Participativo, sin embargo, no se adecuó la Ley de Participación Ciudadana o se construyeron los mecanismos para realmente hacer uso de esta figura, que de fortalecerse conllevaría a una democratización del ejercicio del gasto publico, de igual manera solo se contempló la figura para decidir sobre el presupuesto municipal sin tocar el estatal.
Aunque la modificación legal se realizó aun no existen los mecanismos para que realmente ejerzamos un presupuesto participativo, tampoco hay una cultura ciudadana de participación y no se vislumbra que sea un tema en la agenda de quienes buscan la gubernatura, al menos no se ve con propuestas concretas.
Figuras como la consulta popular o la revocación de mandato nos hacen darnos cuenta de la importancia de la participación ciudadana en la toma de decisiones, sin embargo, las decisiones ligadas a presupuesto y a un impacto comunitario pueden interesar mas a la ciudadania, finalmente todos queremos construir un mejor lugar para vivir, nosotros vivimos los problemas en nuestra comunidad, nosotros podremos proponer soluciones a ellos.
Estamos acostumbrados a los procesos electorales para elegir representantes populares buscando cambios positivos en nuestro entorno, sin embargo, dejamos de lado muchas veces el que nosotros mismos podemos construir soluciones para nuestra comunidad. El presupuesto participativo implica una evolución en la relación entre gobierno y ciudadania, un avance real en la democratización al permitir proponer y elegir.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.