Ráfagas: Voracidad panalista
Cualquier cosa que pase en Nicaragua después de estas elecciones, tendrá de entrada tres orígenes: la siempre presencia de Estados Unidos metida en la vida interna de los países, la involución de algunos líderes sandinistas, Daniel Ortega entre ellos y el permanente menosprecio contra el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de parte de personajes como los Chamorro y el escritor Sergio Ramírez. Este ha navegado como víctima insistente y ha echado mano de sus relaciones internacionales y en medios, para concentrar en su persona una situación que afecta sobre todo al pueblo. Es un país que desde la dictadura de los Somoza a partir de los años treinta, pasando por la etapa revolucionaria acosada por la Contra y los años posteriores con gobiernos de derecha y luego en manos de Daniel Ortega, no ha podido respirar. La actual situación, con un gobierno que se aferra al poder, acusado de represión, soslaya cosas que no han sido profundizadas al exterior: el papel que juega la oposición, algunos de cuyos líderes están en la cárcel, en su carrera por recuperar el poder y las presuntas alianzas con Estados Unidos. No hay, al parecer, de parte de los diversos actores, ningún resabio de inocencia.
LA POBREZA SE PRECIPITÓ EN NICARAGUA POR LA PANDEMIA
Con la mayoría de las críticas en contra, Daniel Ortega avizoraba el triunfo para reelegirse junto con su cónyuge la poeta Rosario Murillo como vicepresidenta. La agencias gringas y de otros países se han dado vuelo hincando el diente en el sandinista, sin reconocer los aportes que dieron muchos de los integrantes del FSLN. El propio ejército que en número de 30 mil vigiló las elecciones, habla de las presencia masiva de defensores militares que tiene el gobierno, ejército que en una época estuvo en manos del hermano de Daniel, ahora enfrentado a su régimen. La economía de Nicaragua ha sufrido los avatares de la pandemia, en un país que vive de la minería, la agricultura y los servicios. Se ha dicho no obstante que en los primeros seis meses de este año hubo un repunte. Con alrededor de 6 millones y medio, llama la atención un padrón electoral de 4.4 millones de cuya movilización se esperaba una sorpresa. Los analistas plantean no obstante un futuro incierto para Nicaragua, uno de los países mas pobres de Latinoamérica.
UNA CANCIÓN NICARAGÜENSE QUE SEDUJO AL MUNDO
En 1940, dos músicos lanzaron una canción que fue la más escuchada en el mundo pese al tipo de comunicaciones que existía entonces. Albert Gamse e Irving Fields ambos estadounidenses, compusieron Managua Nicaragua el primero la letra y el segundo la música y la pegajosa canción rompió record.
Managua Nicaragua donde yo me enamoré
tenía mi vaquita, mi burrito y mi buey
todito lo tenía, mi cariño también
y por supuesto mi mujer también
Hoy he conocido otros planes, y tierras lindas
y muy bellas he tenido y lindos placeres,
pero nada hay como
Managua Nicaragua
donde yo me enamoré
Si se observa, la letra refleja tiempos rurales, de una Nicaragua que ahora ha entrado al proceso de globalización. En un país en el que hombres y mujeres le decían a uno amorcito, la calidad de la gente se expresaba en su forma de ser, cálida y generosa. El FSLN
dio un vuelco en la cultura de ese país cuyo centro permaneció largo tiempo destruido en parte por los temblores, al promover esa cultura que tuvo el apoyo de mucha gente del mundo que asistió para ayudar en el proceso. En el tiempo de la Teología de la Liberación, destacados sacerdotes como los Cardenal y el padre Miguel D’Scotto, dentro del gabinete, deslumbraban al mundo, ante la inquina de los titulares católicos tradicionales que veían un renacer no solo de una fe distinta, sino de la cultura y las formas de ser. El sistema opuesto en tanto acechaba. Estados Unidos puso su mira a través de La Contra cuya guerra generó más de 40 mil muertes y una gran cantidad de baldados. Los nueve comandantes dieron la batalla por largo tiempo, pero se fueron estancando.
RUBÉN DARÍO PRESAGIÓ DE NIÑO LAS TINIEBLAS SOBRE SU BELLA TIERRA
Desde los albores del gobierno sandinista, Rubén Darío fue reconocido como el poeta nacional de Nicaragua. Su biógrafo más importante, Edelberto Torres, lanzó en los inicios de la revolución nicaragüense ya institucionalizada, uno de los libros más completos que ha abordado la vida y obra del poeta: La dramática vida de Rubén Darío (editorial Nueva Nicaragua 1982). Considerado uno de los más grandes poetas no solo de Nicaragua sino del mundo hispano, laureado por poetas como Federico García Lorca, su obra ha sido refrendada a nivel mundial. Torres cuenta como fueron rescatadas sus cartas y muchos de sus poemas, de la entrega de su obra que su viuda había hecho a España. En la recopilación y avance de su biografía participaron de muchas maneras varios personajes, entre otros el poeta mexicano Carlos Pellicer, incluso el verdadero líder de la revolución asesinado por el somocismo poco antes del triunfo, Carlos Fonseca Amador. Otro que participó fue el poeta Ernesto Mejía Sánchez que vivió largos años en México y a quien tuve el gusto de conocer. A reserva de que abundemos en futuras crónicas en la vida intensa de Darío, que refleja los aconteceres que vivía el mundo, publicaré este día, su poema de niñez cuando ya lanzaba sus versos incluso a la opinión pública. Este poema que es una respuesta a un bardo de la época, advierte a los trece años, los nublos en los que caerá la gente de su bella tierra a lo largo de las décadas.
Brilla como el firmamento
la existencia del mortal,
sin que las nubes del mal
la empañen de sufrimiento:
se desliza
como embalsamada brisa,
cual de la flor el aliento
en alas del blando viento,
pero vienen impetuosas
las olas de los pesares
y la sumergen en mares
de tinieblas espantosas