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La muerte del periodista italiano Gianni Miná el pasado 27 de marzo, actualiza aquella entrevista de 17 horas que le realizó al entonces presidente cubano Fidel Castro. De multitud de trabajos que realizó el extraordinario periodista, comentarista de televisión y experto en los más diversos temas del periodismo, los deportes entre ellos y América Latina su preferida, la entrevista de Castro causó gran impacto en 1987 cuando se realizó. Estaban insistentes las presiones de Estados Unidos para declarar a Cuba país violador de los derechos humanos, como ahora quieren meternos el término de terrorismo también en México. El gobierno de Ronald Reagan, intentó en todo momento convertir a la isla del Caribe en el sumun de sus intenciones, cosa que no pudo lograr. El libro Habla Fidel (Best Seller Edivisión 1988) reducidas sus 17 horas a 386 páginas, es un documento histórico no solo por el personaje entrevistado sino por la información que aporta Fidel, que puede ser en este momento documento de confrontación no soló a los avances y retrocesos de América Latina, sino del mundo. Además en esos abundantes informes, el líder de la Revolución cubana aporta las semblanzas que para él representaban personajes de esas épocas y del momento como Kennedy, Gorbachov, el propio Reagan, Kaddafi, Franco, Krushev, entre otros. Por la importancia de esas declaraciones, las dejaré para la entrega siguiente porque en esta presentaré un bosquejo del prólogo de nada menos que del Premio Nobel Gabriel García Márquez, en un escrito de casi veinte páginas para dar una idea de quien era Fidel Castro. Interesante enfoque de un gran escritor que delinea a un personaje con la esencia de su escritura sin que falte la broma, la alegría, la poesía y la exhibición humanística y de gran talento, de su prologado.
FIDEL CASTRO, EL OFICIO DE LA PALABRA HABLADA: GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
Está claro que García Márquez conocía a Fidel Castro muy a fondo. No solo vivió en Cuba, sino que visitó el país infinidad de veces. Con él fueron dos los Nobel con Ernest Hemingway, que vivieron y fueron presencia seguida en Cuba. En sus momentos de descanso el líder cubano solía visitarlo en su casa y ahí se mostraba como un ser común, hablando de recetas, ya que le gustaba cocinar, incluso llamar por teléfono a una amiga mexicana para pedirle la receta de un platillo que le gustaba. Pese a su importancia mundial controvertida para algunos, era un ser normal en muchas cosas que el nobel llegó a conocer muy bien. Una de ellas que se expresa de alguna manera en el título del libro de Gianni Miná, Habla Fidel, es su irrefrenable costumbre a conversar a lo largo de horas, a entablar diálogos con todo tipo de personas y dar discursos que llegaron a ser famosos por lo largos, pero sobre todo por lo que aportaba, por tantos informes que tenía. Solía decir que leía hasta 50 documentos diarios, más informes comunes. Una vez habló siete horas seguidas. En la fecha del libro en 1987, Fidel ya había bajado el tiempo de sus discursos y solía ser, agrega el nobel, tranquilo, más calmado en sus discusiones. Fumaba media caja de puros al día, pero dejó de fumar en forma permanente para apoyar una campaña contra el tabaquismo en una isla famosa por su tabaco. Otra cosa que sorprendía a Gabo, eran sus lecturas de lo más diverso, incluso novelas de amor. El escritor lo introdujo en la lectura de los best seller. Había negativa en él de usar consignas tradicionales muy usadas por comunistas; tenía un lenguaje moderno en ese sentido y solía perseguir un tema hasta agotarlo finalmente. Cosa que hizo con la deuda externa. Hubo una diferencia en la muerte de los dos amigos. Gabo murió antes, el 17 de abril de 2014 y Fidel que era mayor ocho meses, murió el 25 de noviembre de 2016. Casi al final de su prólogo García Márquez sintetiza lo que era Castro para él: “Un hombre de costumbres austeras e ilusiones insaciables, con una educación formal, a la antigua, de palabras cautelosas y modales tenues, e incapaz de concebir una idea que no sea descomunal.”
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