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Teresa Gil
¿Vale la pena conmemorar? Absurdo que se emita una moneda conmemorativa por los doscientos años de relaciones diplomáticas con un país que nos robó, en ese lapso, más de la mitad de nuestro territorio. Y que es el que surte de armas en mayor proporción reconocida, a organismos delictivos que se nutren de la demanda de drogas de ese país. La moneda fue dada a conocer al público con mucha relevancia, con la presencia incluso de la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos Janet Yellen, sin tomar en cuenta todo el camino que hemos recorrido con la vecindad del norte. Ya que aparte de la anexión de nuestras tierras, ha hecho una permanente incursión económica y cultural en nuestro espacio. Ahora mismo México es la víctima principal de la expulsión migrante de gobiernos irresponsables, cuya andanada permanente se dirige a Estados Unidos y las decisiones internas de ese país al respecto, recaen siempre en México.
LARGO Y TORTUOSO CAMINO DE RELACIONES, CON PÉRDIDAS NUESTRAS
Los doscientos años se han fijado desde 1822, pero además de los muchos escarceos que protagonizó entre otros, Antonio López de Santa Anna, se produjo la terrible guerra de invasión estadounidense 1846- 1848. Ya Texas se había prácticamente perdido, cuando el mencionado vecino se engulló previa la firma del Tratado Guadalupe-Hidalgo, a los que ahora son California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, Colorado y el sureste de Wyoming. La que fue nuestra propia tierra, Texas, ahora se yergue contra México con el ultraderechista Greg Abbot y hasta boyas nos pone. Las grandes diferencias que ha habido con Estados Unidos, siempre han surgido a partir del abuso vecino, discriminación, esclavismo, utilización de los más de once millones que viven allá, como peones de servicio y en otras dimensiones aprovechando la inversión educativa del pueblo de México, en la atracción llamada fuga de cerebros. Hay que considerar en el inter, muchas expresiones belicosas que ha habido una de ellas durante la Expropiación Petrolera de 1938, en la que el país del norte parte del desalojo cardenista, apoyó a las otras compañías extranjeras que estaban en el rejuego al explotar nuestro petróleo.
CRIMEN APOYADO POR ARMAS QUE VENDE ESTADOS UNIDOS
La moneda conmemorativa que es de veinte pesos, dio fe de las especificaciones de los expertos mexicanos, pero no advierte que el símbolo del águila, una real y otra calva, es considerado en este tiempo un ejercicio privilegiado del poder. Está hecha según los informes con 65 por ciento de cobre, 18 por ciento de níquel y 25 por ciento de zinc. Es para coleccionistas han dicho, aunque sería para un coleccionista gigantesco porque son 5 millones de copias. La moneda pesa 12. 67 gramos. Más pesada que la famosa doña Josefita de antaño que representaba a doña Josefa Ortiz de Domínguez. Es paradójico que se haga esta conmemoración cuando se está evidenciando que buena parte de nuestros problemas provienen de Estados Unidos. El propio embajador Ken Salazar acaba de reconocer que 70 por ciento de las armas que circulan en México vienen de su país, pero la demanda que ha hecho México a las armadoras, no avanza. Tampoco avanza una participación más activa de ese país para resolver un cambio en los países expulsores de migrantes. El Instituto Nacional de Migración se declaró insolvente la semana anterior para regresar migrantes, en un país que tiene tantos problemas y pobres, que todavía no han sido resueltos. Y los agravamos con problemas causados por Estados Unidos con los migrantes, y el exacerbamiento del crimen organizado por la demanda de drogas. No hay para hacer festejo, pues.
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