Ráfagas: ¿Malos manejos en la Comisión de Búsqueda de Personas?
Esos que denuncian persecución política, como Monreal y Ebrard, ¿que fines políticos persiguen?
Pues resulta que en este país nadie de los acusados, es culpable. Que bueno. Las grandes infracciones a la ley, se cometieron solas. Las detenciones, el acuse sobre indiciados, se deben a esa persecución inicua de que son objeto. Casos de venganza, según dicen. Las diferencias políticas e ideológicas, los hechos del pasado que quedaron pendientes, se levantan como pruebas contundentes de los que se dicen perseguidos, frente a pruebas palpables, de expedientes, investigaciones y acuses directos de testigos. Para ellos, estos son cosas menores. Solo resuma en su argumento, el odio que les tiene el gobernante en turno o el que les cae gordo. Hasta un personaje con pruebas abrumadoras como Carlos Ahumada, en plena extradición desde Argentina, se dice perseguido. Como en su momento se ha considerado la señora Rosario Robles, ahora en búsqueda del hogar bienhechor para dirimir la inocencia que proclama. Los perseguidos de ese tipo son miles. Hasta doña Márgara Zavala se considera perseguida, junto con su marido Fecal, pese a su postura en el fraude del 2006. Inocentes son esos que saquearon al país, robaron presidencias para cometer sus robos e hicieron de México lo que estamos viviendo. Lo encubrieron en leyes como lo hizo Ernesto Zedillo, con el Fobaproa que nos arrastra a todos.
EL PERSEGUIDO DE VERACRUZ Y SUS DEFENSORES EBRARD Y MONREAL
En el acuse de infractores probados y de presuntos infractores, de ser perseguidos y por lo tanto ser inocentes, revierten la culpabilidad a los que señalan de perseguidores. Niveles, como los de Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, ambos ligados a la 4T, se movilizan para defender a quien consideran inocente, José Manuel del Río Virgen secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, ya vinculado a proceso el pasado 28 de diciembre por presunto crimen intelectual. Y acusan a Cuitláhuac García el gobernador, de abusos de autoridad. Perseguido político y ayuno del debido proceso, según Monreal, la vinculación a proceso de del Río, es un hecho que en el estricto sentido por el día, se tilda de inocentada, porque lo consideran inocente. La criminalidad intelectual es difícil de probar, por eso en muchos crímenes se contrata a sicarios. En este caso los dos detenidos, uno de ellos el asesino directo, señalan al funcionario del Senado como el que ordenó el crimen. Los defensores tachan la detención de falta de pruebas y han acudido a la Comisión Nacional de Derechos Humanos. El año nuevo dirá como terminará este caso de presunta persecución.
LOS QUE DENUNCIAN PERSECUCIÓN, PERSIGUEN ALGO, SEGÚN CORTÁZAR
Si profundizamos en el famoso y largo relato de Julio Cortázar, El Perseguidor, esos denunciantes de persecución, en el fondo persiguen algo; en el caso de los dos relevantes defensores de del Río, desde luego puntos a una carrera que curiosamente en ambos es la búsqueda de lo mismo, la presidencia de la República. Pero eso va también hacia un propósito inmediato, golpear al líder de la 4T y de paso a Cuitláhuác. Conociendo a nivel público como se maneja Monreal agarrado de Morena a la que por razones obvias no suelta y a quien se le suma en este lamentable caso el Secretario de Relaciones Exteriores, su postura es una advertencia. El relato escrito por Cortázar en 1959 y sobre el que ya hemos hecho una crónica, fue publicado en la colección Las armas secretas, pero ya se han hecho varias ediciones diferentes que lo contienen, una de ellas que lleva el mismo nombre del relato. La obra fue llevada al cine en Argentina en 1965 por el director Osías Wilenski. Aborda un caso real el del gran saxofonista de jazz Charles Parker, sometido al inframundo de las drogas y que en su quehacer metafísico, busca una realidad que persigue y se le escapa. El personaje se enmascara con el nombre de Johnny Carter. A él acude un periodista Bruno que quiere hacer un libro y que descubre la persecución y búsqueda en las que está sometido Parker. Pero a su vez, según las interpretaciones se convierte en un perseguidor porque introduce al jazzista en un ser sometido a sus deseos de que cambie de vida porque quiere crear y organizar conciertos y al mismo tiempo lanzar su libro sobre el músico y ganar dinero. El relato se presta para muchos análisis, pero lo que enfoca realmente es el hecho de que el que denuncia persecución, persigue algo. Cosa que estamos viendo en los intereses políticos que se mueven en el caso de Veracruz.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.