Ráfagas: Saqueo en Tepeji
INDICADOR POLÍTICO
1.- El punto de partida del debate sobre el contenido de los libros de texto gratuito es muy preciso: la educación –siguiendo a Althusser– es un aparato ideológico del Estado.
2.- En el testimonio difundido en redes de Jaime Torres Bodet, el secretario de educación del Gobierno de López Mateos –La tierra prometida, Porrúa, 1972–, se establece el contexto ideológico de 1959-1962 en que se oficializó la obligatoriedad de libros redactados por funcionarios del Estado para fortalecer la ideología del Gobierno de la Revolución Mexicana respecto a la realidad conservadora.
3.- Desde su origen, los libros oficiales han batallado a contrapelo con los intereses ideológicos de la derecha empresarial, no sólo sobre temas sexuales, sino sobre la interpretación histórica del proceso social de México desde los imperios indígenas.
4.- La indignación empresarial ahora hace énfasis en el tema de la guerrilla y se refiere el caso del empresario Garza Sada asesinado en un intento de secuestro por la Liga Comunista 23 de septiembre en 1973. Ahora, sin embargo, los trapecistas ideológicos se olvidan de sí mismos: Jesús Zambrano, actual presidente del PRD y firmante del Frente Amplio opositor que agrupa a empresarios y la sociedad de la derecha, fue miembro de la Liga Comunista y estuvo encarcelado por ejercer la lucha armada. Hoy, como es obvio, en una posición de renegado, abjura del pasado guerrillero armado que lo determinó a la política. En consecuencia, los empresarios aliados al PRD de Zambrano no tienen ya ningún argumento sensato para quejarse del tema de la guerrilla en los libros oficiales.
5.- Los libros de texto construyeron un discurso ideológico nacionalista, revolucionario sin revolución, progresista, de hegemonía del Estado e historicista, cuidando de eludir los extremos. Pero todas las reformas al contenido de los libros oficiales se ha encontrado con rechazos que están tendiendo más a la desaparición de los libros que a su reformulación histórica.
6.- La disputa por el contenido de los libros de texto gratuito es ideológica y todos los presidentes que lo han intentado –Echeverría, Salinas, Zedillo– partieron del error histórico del enfoque coyuntural sobre los sucesos que construyeron la nación mexicana.
7.- En diciembre 1934 el presidente Lázaro Cárdenas inauguró su sexenio con una reforma al artículo 3 de la Constitución para establecer con toda claridad que “la educación que imparta el Estado será socialista”, pero el presidente Miguel Alemán lo reformó para dictaminar que “la educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano” y todas las modificaciones posteriores han reafirmado el principio humanista de Alemán.
8.- El principio vigente de la educación está establecido en el párrafo segundo del artículo 3 constitucional: “corresponde al Estado la rectoría de la educación, la impartida por éste, además de obligatoria, será́ universal, inclusiva, pública, gratuita y laica”.
9.- Todas las reformas al contenido de los libros de texto gratuito han tenido dos defectos de origen: justificar los aspectos negativos del sistema/régimen/Estado –como la batalla por incluir las represiones de 1968, 1971 y muchas otras más– e intentar imponer la percepción de la historia nacional del titular coyuntural del Poder Ejecutivo federal.
10.- El problema con la reforma actual de los libros de texto estuvo en una decisión cerrada y encargada a un grupo específico de especialistas, sin mecanismos de consenso nacional y sin una estrategia de socialización de las reformas. Pero como mandata el funcionamiento del régimen y los estilos presidenciales, los libros reformados se van a imponer y perderán su eficacia.
11.- El error operativo de los libros estuvo en la falla estratégica de temporalidad: penúltimo año de gobierno, proceso intenso y adelantado de cambio de titular del Ejecutivo y falta inclusive de un discurso coherente por parte de los funcionarios responsables.
12.- La pluralidad social y la falta de una ideología histórica que tuvo el PRI y que la perdió están desgastando el papel funcional de los libros de texto para contar la historia de México y han sembrado las semillas para una privatización ideológica de la historia.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.