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Twitter: @OswaldoRamirezG
A mediados de la década de 1990 los temores más habituales para los niños eran el encontrarte al borrachito de tu cuadra o al vagabundo de tu colonia topado de frente cuando ibas de regreso de ir por las tortillas. Otro peligro extremo era cuando se escuchaba hablar de los “robachicos”, del señor del costal y demás. Nadie pensaba siquiera que el miedo real llegaría a manos de una crisis socioeconómica espantosa a finales de aquella década.
Precisamente como mezcla de política ficción y terror, la salida rastrera un terrible expresidente se combinó con el sensacionalismo distractor de una criatura abominable que tenía por predilección beber la sangre del ganado, causando terror en las comunidades rurales de la república mexicana. El chupacabras, como se le hizo llamar a la susodicha criatura, llegó para enriquecer el panteón mítico de seres sobrenaturales de leyendas y mitos urbanos ya existentes; el charro negro, la llorona, chaneques, nahuales y demás adefesios fantásticos. Estos que a su vez, ya se encontraban unidos al común de monstruos de la cultura y literatura occidental como el hombre lobo, las brujas, vampiros, momias, zombis, Frankenstein, entre otros.
Así que, en esa inocencia, además de preocuparse por el borrachín o el vagabundo del pueblo, y de temerle a la super poderosa chancla de mamá como reprimenda a la mala conducta, no tenían otro temor mas que el que enfrentaban en la fantasía de estos personajes replicados constantemente en películas, telenovelas o programas de infantiles. Uno con más cautela que otros, pues no era lo mismo temerle a Drácula, al Hombre Lobo o al de la Laguna que, a las brujas del cerro, al charro negro, al perro negro de hocico ensangrentado, la Llorona o al nahual del bosque; seres “reales” y al alcance de la vida cotidiana de cualquier comunidad mexicana.
En este orden de ideas una agrupación musical surgida en Ciudad Miguel Alemán, Tamaulipas, que ya tenía una trayectoria de veinte años (desde 1974), hace suya esta fantasía del mundo del terror y compone temas con historias singulares sobre monstruos, espectros y fantasmas.
“Mister Chivo”, grupo liderado por Juan Carlos Pérez pese a ser mayormente conocido desde sus inicios en la frontera norte de México y sur de Los Estados Unidos, comenzó a escucharse con mayor fuerza en el centro y sur del país a principios de la década de 1990. Su álbum “¡¡En Escena!!” (1989) tuvo gran éxito debido a la novedad de sus letras. Canciones como “El Marcianito” y “Viejito Verde”, fueron recurrentes entre las peticiones de los radioescuchas; la primera una especie tierna de sátira sobre la visión extraterrestre de los humanos digna quizás de ruborizar al propio Jaime Maussan. La segunda, una llamada amable y graciosa para aquellos hombres que niegan al paso de los años. Este álbum incluyó también “Frankenstein”, letra alusiva al personaje literario creado por Mary Shelley pero tropicalizando (mexicanizado) el contenido de su letra.
A estos temas se sumaron algunos anteriores y posteriores como “Los Extraterrestres” (1983), “El Hombre Lobo” (1987), “Soy Drácula” (1988), “La Momia” (1990), “Los Caníbales” (1991), “El Maleficio” (1992), “El Brujo Cascarrabias” (1997)”, “Vienen los zombis” (1997), “La Llorona” (2000), entre otras. Ello sin olvidar su éxito cumbiero “Tongoneaito” (1987), así como ser el primer grupo en sentar el precedente en grabar videos musicales. Su tema “Playa Azul” (1982), no solo los catapultó fuera de su lugar de origen, si no que gracias al éxito de este video otros grupos replicaron la estrategia al realizar videos musicales con sus temas, cuestión que sigue haciéndose hasta la actualidad.
Como aderezo a la frescura de sus canciones destaca que el vocalista y autor de algunas de sus letras, Juan Carlos Pérez entre en personaje disfrazándose según sea el caso (Drácula, zombi, hombre lobo, momia, etc.). Todavía podemos encontrar algunos fragmentos de sus presentaciones en programas noventeros dirigidos por Paco Stanley o Cesar Costa, y constatar la originalidad con la que este grupo se involucraba en con su público, y pese a que el título de sus temas pudiera ser escabrosas, no con doble sentido o malicia. El ambiente familiar con la que son interpretadas ha hecho de estas a lo largo de los años temas infantiles, recurrentes sobre todo en estas fechas del Halloween.
Actualmente, la agrupación ha contado con algunos cambios desde los miembros originales, aunque sigue conservándose bajo el liderazgo de Juan Carlos Pérez. La más reciente y destacada colaboración la realizaron con José Guadalupe Esparza (Bronco) con la canción “Bailando con Lola”, video estrenado en plataformas el mes de mayo de 2022. No obstante, a que ya no cuentan con la popularidad de la década de 1990, siguen estando vigentes y por lo general siguen presentándose en eventos, ferias y conciertos familiares en el norte del país y sur de los Estados Unidos. Han sabido adaptarse a los tiempos incorporándose a las diversas redes sociales como Facebook, Tik Tok, Instagram y YouTube, además cuentan con una página de fans oficial muy detallada que cuenta anécdotas y curiosidades como galería de fotos, entrevistas, cronología de sus álbumes, etc., así como la historia del grupo y de sus integrantes.
Finalmente, habría que hacer una distinción en pro de la música popular a favor de lo que dicha agrupación ha impulsado, no solo por el dinamismo que lo hizo transformase de un grupo que migro desde lo tropical y romántico hacia lo familiar e infantil, sino porque en esa audacia de mexicanizar con cumbias, monstruos y leyendas, apela a la nostalgia de no perder esa inocencia, misma con la que algunos padres, tíos u abuelos hacen el cambio generacional heredando su gusto musical a las generaciones más jóvenes. Después de todo siempre resulta más sano cantar sobre monstruos y leyendas de manera chusca que hacer apología al delito o exacerbar el sexismo en ritmos monótonos y lascivos ¿No lo creen?
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.