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Ráfagas: Licona el impresentable, se aferra al SUTSPEEH
Un meme que circula por las redes sociales; Andrés Manuel y Beatriz mirando por el balcón del Palacio de Gobierno los fuegos pirotécnicos del pasado 15 de septiembre, pero en su lugar a manera de fotomontaje ambos observan las casas de campaña de FRENA apostadas en la plancha del zócalo capitalino volando por el aire gracias al poderoso Ehecalt, antiguo dios prehispánico del viento, con esta imagen de fondo me pregunto ¿Así de frágil y deprimente es la capacidad de convocatoria de la oposición? Sus argumentos son tan viscerales que sacan de su subconsciente sus sentimientos más oscuros para luego rectificar diciendo que hablaban en sentido figurado, como fue el caso del escritor Francisco Martin Moreno y su señalamiento de quemar en la hoguera de la inquisición a todos los morenistas, claro si aún el Santo Oficio existiera.
Esta misma alegoría me hace pensar sobre la postura e inconformidad de los intelectuales orgánicos (y lo son tan gánicos), respecto a los recortes presupuestales y la extinción de fideicomisos que afectarán directamente el desarrollo y estimulo en el cine, arte, cultura y ciencia. Si bien es cierto aun no queda claro como reactivarán este tipo de apoyos, desde qué secretaría o instancia generaran un apoyo más plural, cabe señalar que el argumento de la 4T para ejecutar esta maniobra en el senado tuvo como base discursiva la corrupción, el desvío de fondos y la poca efectividad de tales fideicomisos.
Aunque así lo quiere aparentar, el sector académico cupular y sus juntas directivas no serán las que sufrirán la mayor afectación, a reserva de que en la mayoría de los casos habrá restricciones como de que ya no podrán realizar presentaciones ostentosas de libros o recepciones virreinales para las “vacas sagradas” del intelecto internacional; tampoco les será posible irse a congresos al extranjero con gastos a costa del erario, recorriendo medio mundo y justificando sus estancias de investigación con ponencias o presentaciones recicladas. No obstante, en ningún momento se les prohíbe el salir a extranjero pero ahora lo harán con sus propios recursos y con una justificación bien sustentada.
En realidad los más afectados serán los becarios y alumnos de posgrado, los cuales no conformes con sufrir de acoso y maltrato laboral, por parte de sus jefes, verán disminuidos aún más sus ingresos. Para el caso de los alumnos de posgrado tendrán que reducir las expectativas de sus proyectos de maestría, doctorado y posdoctorado de acuerdo a los alcances del presupuesto, restringir salidas al extranjero a menos que sea necesario, utilizar las herramientas digitales de última generación (archivos en línea) para suplir esas carencias. Sin embargo, según el propio Andrés Manuel el monto de las becas y su puntualidad seguirán funcionado de manera normal.
Hasta aquí es entendible y preocupante el panorama que enfrentará los próximos años el sector académico, pero cabe hacer mención (y permítaseme la paráfrasis) sobre lo que en una de sus conferencias mañaneras de la semana pasada dijo el presidente en relación a la postura e indignación del sector intelectual en relación a estas medidas; “la democracia importa mientras no afecte mis intereses y privilegios”, aludiendo a la postura a modo e hipócrita por parte de estos.
A lo anterior yo agrego lo siguiente:
¿Dónde están los manifiestos e indignación intelectual por la violencia que se generó durante el calderonato? ¿Dónde están los señalamientos sobre la corrupción y despilfarro durante la presidencia de Enrique Peña Nieto?
Son pocos los investigadores que se atrevieron alzar la voz ante los recortes presupuestales durante el sexenio de Felipe Calderón, y bajo pecado de censura todos los institutos acataron las medidas austeras de aquel entonces apoyando sumisamente que los fondos fueran destinados para una “lucha” contra el crimen organizado. Así pues, nada se ha dicho sobre los malos manejos del director de Conacyt durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, Enrique Cabrero; los proyectos de investigaciones ficticias, así como los investigadores e institutos que se vieron favorecidos por ese período. Tampoco recuerdo algún manifiesto serio por parte del sector intelectual para protestar por los despilfarros de la ex primera dama Angélica Rivera, sobre sus continuos viajes a Estados Unidos y Europa.
Más aun ¿dónde están los pronunciamientos o el seguimiento de casos sobre acoso, discriminación y veto académico por parte de algunos investigadores a sus ex becarios o alumnos? Si bien no se trata de generalizar, pero rara vez trascienden a la opinión pública asuntos como acoso sexual, maltrato laboral, violencia física o discriminación por parte de directivos, grupos académicos, docentes o tutores de posgrado. Los colegios manejan con discrecionalidad estos casos y en la mayoría de ellos actúan de manera astuta para que los afectados terminen renunciando, soportando los maltratos o bien segregándolos con maniobras hábiles.
La mezquindad de algunos grupos e institutos les ha hecho que actúen como mafias intelectuales al interior de su centro de estudios; a ellos los intereses y desarrollo de becarios, alumnos y personal de confianza solo les importan cuando las vetas de su riqueza y privilegios se ven afectadas, solo hasta ese momento promueven la unidad y reacción estudiantil. Otros en cambio, son más moderados; omiten dar opiniones a favor o en contra de las medidas del gobierno actual por temor a ver afectado sus puestos o prestigio institucional, los pocos alzan la voz ante las prácticas de corrupción y opacidad so pena de ser segregados, como el Dr. Hernán Gómez ex investigador del Instituto Mora.
No se trata de crear líneas de investigación a modo ara justificar un sexenio como la que sugirió en su discurso del 80 aniversario en el Colegio de México el presidente Andrés Manuel, ni tampoco sugerir una revisión de la figura de Cristóbal Colón según la percepción personal de la historia como lo hizo la jefa de gobierno de CDMX Claudia Sheinbaum, pero mucho menos desgarrarse los vestiduras por el papelón y las imprecisiones que hizo la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller como delegada y gestora cultural en Francia. Se trata de actuar con humildad y empatía por encima de un status quo adaptando los saberes intelectuales a las circunstancias extraordinarias de nuestro entorno.