(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
Twitter: @OswaldoRamirezG
Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño,
Así una vida bien usada produce una dulce muerte.
Leonardo Da Vinci
Que la muerte le haya sorprendido a tres personajes y tres tiempos diferentes parece una lección oportuna que tomar…
Como si fuera partiendo plaza, nuestra Catrina nos aguardó una sorpresa para la última semana de noviembre; en pleno ombligo de semana mueren tres personajes icónicos en diferentes aspectos. Guillermina Jiménez Chabolla, mejor conocida como Flor Silverstre, actriz y cantante de música vernácula mexicana, muere a los 90 años de edad. Si legado queda para la posteridad plasmado en discos y películas, muchas de las cuales interpretó en co protagónico con el también desaparecido Antonio Aguilar, quien fuera en vida su esposo.
Diego Armando Maradona, ex futbolista y entrenador de origen argentino. Un astro en la cancha, artífice y ganador del Mundial de Futbol en México 1986. Su muerte fue una nota anunciada debido a su estado de salud, aunque su afición recibió la noticia de manera sorpresiva, a los 60 años nos deja el icónico apodo en su lápida con el alias “La Mano de Dios”. Quizás ahora que ha partido al más allá La Iglesia Maradoniana pase de una simple parodia a una religión oficial. Con suerte y pese a su controversial vida su nombre parezca a sugerencia e un futuro como un candidato a la canonización, digo, aprovechado que el Papa también es argentino.
El pasado miércoles también se cumplieron cuatro años de la partida de este mundo del líder Revolucionario y ex dictador cubano, Fidel Castro. Hombre que a cuestas se llevó más de un centenar de atentados fallidos por parte de Estados Unidos, estadista que puso en el mapa a la isla al grado de ser por poco el pretexto para desencadenar la Tercera Guerra Mundial en la década de 1960. Hombre que llevó del amanecer al ocaso el desarrollo de su país. Político, abogado, ministro y guerrillero al que también se le suele recriminar desde la contrahistoria la desaparición de dos de sus contemporáneos: El Ché y Cienfuegos.
Sería mucho decir que la muerte de Diego y Fidel fuese marcada no solo por la ideología sino por la amistad, sin embargo, honestamente no quiero contribuir a la diatriba mediática de dos personajes que coincidieron en tiempo y espacio, pero que tal cual como cualquier otro llevaron a cuestas sus ángeles y demonios, sí aun siendo socialistas por convicción.
Uniéndose a este cortejo fúnebre se encuentra José Manuel Mireles Valverde, fundador de los Grupos de Autodefensa Comunitaria en Michoacán. La muerte le sorprendió a los 62 años víctima de covid-19. No obstante, tal parece que su deceso fue el más inoportuno de todos, pues deja este mundo en pleno recrudecimiento de la violencia de su estado natal. Ahora solo la historia y las conjeturas periodísticas habrán de juzgar que tan cabal o contradictorio fue su protagonismo.
A propósito de chongos morelianos, sirva este llamado para que autoridades estatales y federales reviren en una estrategia efectiva para frenar, no a los de frena (que son un mal chiste) sino a los grupos delincuenciales, para cuyo asunto y desenfado nuestro presidente siempre se sale por la tangente cuando se le pregunta al respecto, del mismo modo que a Silvano Aureoles Conejo, Gobernador de Michoacán quien como si fuese un mal chiste está embelesado en suspirarle a la silla presidencial al igual que su carnal federalista Alfaro, total ya habrá tiempo para recoger los pedazos de esta cada vez más descompuesto tejido social.
Dispensando el paréntesis y reclamo ciudadano del párrafo anterior, resta decir en el post mortem de este noviembre, que la muerte de estos ilustres nos de memoria en tanto a ellos los absuelva la historia, sea dicho esto último a manera de paráfrasis de una cita celebre de Fidel Castro.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.