Ráfagas: Voracidad panalista
Nadie espera autocrítica en el oficialismo.
Ni en el gobierno ni en su instrumento electoral disfrazado de partido con nombre de movimiento.
Pero los resultados de la consulta debieran ponerlos en perspectiva para las votaciones de junio próximo.
Es muy sencillo comparar el padrón con la participación y, más a detalle, el respaldo o rechazo hacia su único valor político.
Quizá con esos datos el jefe del control político del Senado de la República, Ricardo Monreal, presentó dos conclusiones sobresalientes:
La primera:
“El presidente López Obrador es el principal activo de Morena” y, en su opinión, “la participación fue considerable y el resultado se traduce en fortaleza”.
La segunda, válida para nuestro tema de hoy:
Aunque no participó en el ejercicio convertido en ratificatorio, Monreal llamó a su partido a no desestimar a la oposición “porque existe, pero está desmovilizada”.
Por eso fue posible el 91 por ciento de apoyo a quien ideó, propuso al Poder Legislativo, impuso al INE y promovió hasta el cansancio para gloria propia la consulta dominical.
EL SUEÑO DE APLASTAR
El optimismo gubernamental es impresionante.
Quizá no han cruzado con objetividad los datos de participación -y sobre todo de rechazo- con los ciudadanos con derecho a sufragar.
Contra los 16 millones 502 mil 636 asistentes a las urnas, no atendieron la convocatoria 76 millones 320 mil 580 mexicanos.
Es decir, por cada votante desestimaron la cita electoral más de 4.6 ciudadanos pese al operativo de Estado montado por el gobierno federal, los estatales y su maquinaria partidista.
Maquinaria otra vez a prueba el 5 de junio en seis estados para elección de gobernadores. Tomemos Aguascalientes como ejemplo:
Ahí concurrieron 96 mil votantes y, sin considerar quienes se expresaron contra la continuidad, no representan siquiera la décima parte del padrón.
Son fenómenos distintos, cierto, pero se trataba de mostrar movilización -músculo, le llaman los políticos- para asustar a los opositores y anunciarles derrotas en ciernes.
Sobre todo cuando la instrucción a Mario Delgado, candidatos y dirigentes estatales se les pide ganar con más de la mitad de los sufragios.
Sí, más de 50 por ciento para entronizar al partido casi único, como le llamó Carlos Salinas al viejo PRI ahora replantado en Morena de la mano de López Obrador.
ULTIMAS NEGOCIACIONES
Lo dijimos aquí:
La operación de Estado para la consulta del domingo pasado reforzaría las campañas de los candidatos oficialistas, lo cual reflejarán las próximas mediciones.
Este fenómeno los ha aupado, pero no lo suficiente para humillar a la oposición como pretenden, sobre todo en lugares donde va unida como en Durango.
Los representantes del gobierno tienen recursos, cargos y otros mecanismos para atraer a disidentes internos.
De entrada, recibieron el respaldo de los órganos electorales y eso desincentivó a disidentes internos de Morena como José Ramón Enríquez en Durango.
Esto favorece, naturalmente, a Marina Vitela.
Pero también ha acicateado al opositor Esteban Villegas, quien busca cerrar alianzas en lugares donde se le creía débil como La Laguna.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.