
Jugar al límite
Twitter: @OswaldoRamirezG
Quizás sea hasta el momento una de las notas de opinión que más trabajo me ha costado de escribir, y no porque no haya suficientes temas para abundar, sino por lo atiborrado e incluso asqueado que me resulta concentrarse en medio de incansables notas rojas como pan de cada día en medios, amarillistas y no tanto. Si bien es cierto, parte de este legado se lo debemos al autoexiliado de Madrid, al espurio que para asco de males nos dejó su “haiga sido como haiga sido” con una estela sangrienta que cada vez parece peor. Lo de menos es que hoy, poco a poco la mentalidad de hace varios ayeres está cambiando en las generaciones más jóvenes; todavía recuerdo que allá por el 2008, escuche de la boca rebelde que “el para qué quería terminar la preparatoria. Total, saliendo o se metía a la judicial y era un chingón como su padre, con viejas y lana o si no entraba como sicario, al fin y al cabo, ya su jefe [padre] le había enseñado a disparar una pistola…”
A la fecha no supe que fue de aquel “cartucho quemado de la sociedad”, espero que no terminase en la estadística, sea como “daño colateral” o preso de esa quimera llamada “guerra contra el narcotráfico” que Felipe Calderón y su ex policía, Genaro García Luna, el cual esta semana iniciará juicio en los Estados Unidos, llevaron a cabo como política de terror y doble fachada para esconder en ello la simulación y sí en cambio, acrecentar sus fortunas, fruto de sobornos del crimen organizado o de su vínculo directo.
Por cierto, el tan esperado “Juicio del Siglo”, se enfila como uno de ellos acontecimientos que desde hace semanas viene dando nota a todos los medios de comunicación, claro menos a los detractores de la 4T, esos se encuentran revueltos en el caso del plagio de tesis de la ministra Yasmín Esquivel, cosa nada menos pues ventila una terrible cloaca sobre la corrupción administrativa e institucional de la institución que le otorgó el grado (la UNAM), a la vez que pone en la mira este caso para muchos otros que en este y demás sexenios abrasen ido sin miramientos. Como sea, el rector Enrique Graue ya salió a dar el quite a los rechiflidos aunque de manera inútil, pues quedó como un payaso con tamaña declaración ante los medios…
Bien, como decía, la herencia violenta del calderonismo quizás ahora sea cuando cobra sus más terribles víctimas, y no porque se desestime el cementerio de muertos durante su sexenio, sino porque ante el “Abrazos, no balazos” del sexenio actual, se ha perdido la brújula sobre cuál es la estrategia clara de la 4T respecto a este lastre social. Quizás una de las más conocidas sea el programa “Jóvenes construyendo el futuro”, que en principio tiene por objetivo evitar que la juventud mexicana sea orillada a delinquir y quitar de una vez por todas con ese mote despectivo de “ninis” (ni estudian ni trabajan). Lo malo, es que, pese a las buenas intenciones de nuestro presidente actual, este tipo de asistencialismo mal administrado y otorgado a granel a la juventud no tiene ni pies ni cabeza y ¡Qué creen! Ahora, los casos de la delincuencia juvenil sufren de otra dinámica, si bien siguen focalizados en zonas donde los carteles siguen siendo una opción de “trabajo” obligada o consensuada por sus habitantes. En otras, esas mismas becas que ahora otorga el gobierno, son empleadas por los jóvenes para malgastarse en alcohol y drogas. Es decir, antes un porcentaje delinquía como modo aspirasionista, ahora bien, pueden ser parte de la demanda u obrar en ambos giros; como consumidores y trabajadores, ello claro sin dejar de recibir su beca.
No me mal entiendan, no se trata de satanizar a la juventud. Pero si el gobierno pretende dar estímulos a este grupo de edad de la sociedad, por lo menos debería de cerciorarse que se den de acuerdo al aprovechamiento y que se les dé un seguimiento para que no sean mal empleados estos beneficios. Y ya que estamos en esto del asistencialismo valen un par de preguntas:
Si ya existe “jóvenes construyendo el futuro” y una pensión universal para nuestros adultos mayores (excelente y muy merecida, por cierto). ¿Cuándo tendremos un seguro del desempleo para aquella clase profesionista mayor a los treinta años? Nadie dice que no preocupe la juventud mexicana, pero hasta ahora este sexenio ha mostrado poca empatía por los adultos y adultos-jóvenes de entre treinta y cuarenta y cinco años que después de la pandemia han saltado de una tentativa estabilidad económica a una precariedad laboral con un futuro incierto y frustrante.
El segundo cuestionamiento es ¿Cuándo tendremos más y mejores salarios para las fuerzas del orden público a nivel estatal? Si bien es cierto también existen varias problemáticas en este rubro a nivel municipal, al cual probablemente refiera en otra ocasión, cabe señalar que, si algo podemos desdeñar a nuestro Huey Tlatoani AMLO, así como al mandatario estatal recién llegado, Julio Menchaca es el abandono del sistema policial estatal, mismo que durante el gobierno de Fayad lejos de mejorar su condición empeoró. Si bien es cierto que se ha fortalecido al Ejercito y Marina y se ha creado la Guardia Nacional, tendría que ponerse mayor impacto y atención a las fuerzas inmediatas del orden público y esas son la policía estatal.
Estamos ciertos del gran lastre del calderonismo, pero ¡Basta ya de excusas! Y no me vengan con aquello de “pues si ya agarraron a Ovidio ¿Qué mas quieres!”, pues todos sabemos que a ese nivel los reemplazos son viables, que su captura es parte de la estrategia que este y otros sexenios para complacer bilateralmente a nuestro vecino país del norte. Urge revisar las estrategias de fondo para el combate contra la delincuencia, no es suficiente poner al ejército y Guardia Nacional en las calles, tampoco con otorgar becas mal canalizadas para evitar que la juventud caiga en el delito. Ello no quita que la Guardia Nacional sea un alivio (parcial) importante, así se ha demostrado recientemente en el caso de la vigilancia del Metro de la Ciudad de México, no obstante, esta no es ni debería de ser su función. Sería un grave error que esta estrategia fuese tomada como receta con la cual de aquí en adelante fuese el remedio para todo, porque entonces tendrían que cambiarle el nombre de Guardia Nacional a Guardería Nacional.
Finalmente, dos hechos de sangre trastocan la opinión; el primero acaecido ayer en el estado de Veracruz en el que como daño colateral fue ultimado un político, presuntamente relacionado con la delincuencia organizada de la región del Totonacapan junto con su familia, cuando iba de regreso a su lugar de origen después de asistir a un evento político en Boca del Río. Al respecto ya hay indicios, aunque con certeza como en muchos de los casos las explicaciones de Cuitláhuac García, gobernador de Veracruz, son vagas y titubeantes. Por otra parte, en lo que toca a esta entidad, seguimos esperando que las autoridades morenistas del municipio de Mixquiahuala den con los responsables del feminicidio de Itzel Yoselin R., educadora de 27 años, quien fue cegada de su vida afuera de su casa el pasado 17 de enero. JUSTICIA PARA ITZEL
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