Ráfagas: Tatiana Ángeles, cuentas pendientes
PACHUCA, Hgo., 29 de diciembre de 2020.- María Silvina Ruíz Enamorado nacida en Guatemala proveniente de una familia católica de clase media renunció a los privilegios para dedicarse al servicio de Dios y ayudar a los que más lo necesitan.
“Mi vocación nació desde mi familia siempre me inculcaron el amor a Dios y al prójimo. Recuerdo cuando tenía ocho años y salía de casa, veía a los niños, haciendo malabares pidiendo limosna en malas condiciones en los semáforos, me partía el corazón y dentro de mí decía no es justo, cuando sea grande voy a comprar una casa, contrataré maestras y cuidaré de ellos”.
Su hermana Erika quien deseaba ser religiosa jugaba con Silvina y en las noches oraban juntas en su dormitorio, pero el destino de ambas, ya estaba marcado; por otra parte, su padre siempre le inculcó la responsabilidad y el respeto a Dios.
“Yo quería casarme, tener hijos, incluso tuve tres novios, pero Dios me llamó».
Cita el texto bíblico de epístola primera a los Corintios 7:
“La mujer soltera y virgen se preocupa de las cosas del señor, procurando ser santa del cuerpo y del alma; mientras que la mujer casada se preocupa de lo del mundo, tratando de dar gusto al marido”, escrito que le llamó la atención y así decidió dedicarse a Dios.
Antes de entrar a la vida religiosa, la Madre Silvina se preparaba para ser secretaria bilingüe incluso al terminar su carrera trabajó en una empresa durante ocho meses.
Uno de sus sueños era irse como misionera a África, pero la vida le cambió al ver a la Madre Teresa de Calcuta en una entrevista en el año de 1983.
-¿Qué le dijeron sus padres cuando se iba a ir al convento?, se le cuestionó.
“Mi papá me expuso que era mi decisión, que ya era mayor de edad, pero eso si me aclaró: con Dios no se juega, si vas hacer las cosas las vas hacer bien. Mi mamá no estuvo de acuerdo, hasta me dijo que me iba a desheredar, recordó la entrevistada soltando discreta risa.
En búsqueda de cumplir su sueño fue con las hermanas de Betania, una agrupación con presencia en centroamérica.
“Durante el proceso estuve 6 meses en el aspirantado (un periodo previo a la formación inicial) y postulantado, posteriormente hizo 2 años de noviciado durante ese tiempo estudió teología y pedagogía”.
“Estuve trabajando en un colegio durante 10 años, después me mandaron a una misión a un pueblo indígena de Guatemala llamado Siturgiles, en ese lugar aprendí que era la comunidad y la fraternidad; de ahí me fui a Estados Unidos a Oxford California, fui encargada de una parroquia donde profundicé el valor del respeto y la humildad».
Actualmente es encargada de La Casa Hogar La Buena Madre ubicada en Pachuca, su función es cuidar a niñas huérfanas; sin embargo el 99 por ciento se encuentran en estado de vulnerabilidad por situación de violencia dentro de sus hogares, es decir, tienen a su familia pero es como si no la tuvieran.
-¿Considera que es difícil la situación que pasan las niñas?
«Humanamente hablando es difícil y traumante, pero con la ayuda de Dios se hace más llevadero, en lo particular son niñas sensibles e inteligentes, pero yo les digo que hay que utilizarlo para bien. Cada caso es diferente, incluso he aprendido a no juzgar y decir qué papás tan desventurados. Hay situaciones donde los papás no se hacen responsables y dejan solas a las mamás y son ellas quienes tienen que salir a trabajar, no hay excusas, pero son diferentes circunstancias».
Reflexiona que el ser humano es muy complicado, «generalmente vemos lo que nos conviene, dentro y fuera de la iglesia; unos sufren porque tienen papás, otros porque no, otros por problemas económicos, otros por que lo tienen, pero están solos». «Incluso en la convivencia hay personas que son polos opuestos y se atraen, otras son polos iguales y se repelen, tenemos que entender que hay oportunidades para todos no es necesario hacer daño a nadie. Desgraciadamente pecamos de orgullosos y egoístas, tenemos que aprender a ser humildes, uno se afana a las cosas, pero el dinero no hace la felicidad».
¿Ha pensado alguna ocasión en desertar?
“Al inicio sí; soy una persona muy exigente, me gusta la disciplina y que las cosas se hagan bien, desafortunadamente no todos coinciden, hay momentos que se ponen color hormiga, salir huyendo es lo más fácil, como dirían los españoles apaga y vámonos, pero Dios siempre ha puesto a personas buenas en mi camino”.
La Madre Silvina es carismática e inteligente, domina el inglés, francés y sabe ciertas palabras en alemán, siempre está actualizándose en psicología, pedagogía, teología y otros temas, cuando puede, ya que las actividades que realiza la mantienen ocupada.
Se da su tiempor para descansar, leer, escuchar música, rezar y ordenar sus ideas.
Dice que los tiempos son los mismos, no han cambiado mucho, solamente que ahora hay nuevas tecnologías que permiten conocer y aprender.
También hace una crítica al sistema educativo que va en declive, ya que facilitan las herramientas y no permiten que los alumnos sean críticos, beneficiando a ciertos grupos que les conviene que las masas no piensen.
Mientras trascurría la charla también se refirió al feminismo y confesó que cuando era niña deseaba ser presidenta para solucionar los problemas que había en su país.
“No porque sea religiosa no soy mujer, nosotras valemos por sí mismas no podemos compararnos con los hombres tenemos diferentes habilidades, yo nunca he estado de acuerdo con las competencias porque nos ponen como rivales, cada quien tiene su sitio, expresarse no es malo, sino como se hace, inclusive hay mujeres que agreden, no tenemos que destacar apachurrando unas a otras”.
Habló de la mujer en la política, recalcando la ética y los valores, ya que al llegar a un cargo nos representan a todas y mencionó a la primera ex vicepresidenta de Guatemala Roxana Baldetti, quien por actos de corrupción ahora está en la cárcel, lo que significó un retroceso para nuestro género.
“No es solo llegar, es hacer las cosas bien para abrirle la oportunidad a más mujeres».
En lo que trabaja constantemente La Madre Silvina es en la humildad “Dios me ha dado muchas habilidades y uno regularmente dice ¡Yo me las puedo todas, pero siempre no te las puedes todas! – sonríe – no soy la mujer maravilla, me siento bendecida por estar con las niñas, es un regalo de Dios, sin él no puedo hacer nada.
A propósito de las fechas decembrinas, la Madre Silvina parafrasea a Benito Juárez:
“Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz. Dios nos enseñó amar a las personas y respetarlas, asumamos las responsabilidades y seamos felices a la medida que estemos bien no seremos infelices.»