(W) Ecos Sindicales: Roberto Zerón Sánchez
Twitter: @OswaldoRamirezG
<<Yo no estoy interesado en escribir historia para mis colegas, sino para la otra gente>>
Carlo Ginzburg. Historiador italiano.
La Academia Mexicana de la Historia instituyó este día para celebrar el trabajo intelectual de dichos profesionistas. No obstante, la reflexión que les traigo va más allá de esta fecha y se centra en la cita celebre inicial y el quehacer de estos:
Quizás parezca cosa de nada pero en pleno siglo XXI esta sentencia debería de importar por lo menos un poco más a los intelectuales y colegas historiadores de nuestro querido México. Sobre todo a los aferrados que en su afán de conservar su status quo hace apenas una semana estaban vueltos locos con los trámites para el ascenso o permanencia en el SNI (Sistema Nacional de Investigadores), rubro generoso al que todo (o la mayoría) de los académicos aspiran ser parte, aun con prisas, refunfuños y una que otra contradicción del sistema que registra estas aspiraciones, el cual corre a cargo y arbitrio precisamente del CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).
Traigo a colación el susodicho proceso para el cual deseo de todo corazón suerte y éxito para aquellos jóvenes y maduros colegas que realmente están comprometidos con las Ciencias Sociales y en particular con la Historia. No podría decir lo mismo sobre aquellas “vacas sagradas” (mote en el medio con el que se reconoce a investigadores de amplia trayectoria), desleales y aferrados, cuyo principal objetivo debiera ser jubilarse y en cambio insisten en ocupar escalafones cual mafias ya sea en universidades, institutos o colegios.
No digo que sean todos, algunos se ocupan y preocupan porque el conocimiento llegue más allá de las aulas del posgrado y escriben, difunden y generan patrimonio historiográfico que va más allá del contentillo de colegas e institutos. Esos a los que el presente sexenio les ha hecho justicia con una oportunidad de formar de este tipo de distinción (aunque según algunos, sea solo la precarización de la investigación).
Un aplauso para esos que comparten su conocimiento sin elevarse a las nubes tratando de alcanzar un poco de los privilegios y la “alcurnia” falsa de los “orgánicos”, y sí la indirecta va directa para algunos docentes e investigadores que aun pululan en lugares como el Colegio de México, El Instituto Mora, el CIDE y demás institutos estatales y federales… A propósito de exhortos, felicitaciones e indirectas esperamos que sean cada vez más los que se sumen al compromiso real del conocimiento y no a la elitización y autocomplacencia. Un conocimiento que sirva para la sociedad, para las masas, y no solo para precarizar el trabajo, afanándose solo para ganar puntos para el SNI sin importar nada más.
De paso pues una súplica para nuestras autoridades, para que frenen la vulgarización y trivialización del conocimiento histórico. Aunque anticipadamente sé que las charlas y alegorías históricas imprecisas seguirán al día en las conferencias mañaneras de nuestro Huey Tlatoni, con todo y su distinguida esposa (historiadora). Aun con todo y que nuestro presidente diga que “eso que se lo deja a los historiadores, a los especialistas” Para muestra los fundamentalismos anacrónicos de enumerar a este sexenio como La Cuarta Transformación, como si el Porfiriato y la reconfiguración nacional de fines de siglo XIX haya pasado de noche. En fin ¡Ay de estos adoradores del mito de Juárez!
Finalmente, si usted conoce a un historiador, evítese preguntas triviales, puede que sean doctos en varios temas pero tampoco son la Wikipedia. Mucho menos se ande creyendo lo que algunos opinólogos nacionalistoides dicen en redes a raíz de acontecimientos de ayer y hoy. Si conoce un historiador pregúntele a él y no a su youtuber de desconfianza. Que no le quepa duda que la tarea de la investigación histórica no se trata solo de recabar datos ociosos y poco comunes, sino de realizar un ejercicio intelectual más allá de las anécdotas de café. Porque mucho hay de diferenciar entre un cronista y un historiador; mucho tiene también este oficio en la aptitud (o alternativa irremediable) en la docencia, así como de la preocupación relativa a la protección documental local y nacional. Sea como fuere felicidades a los amantes de Clío. Queda pendiente hablar de los Funerales de Isabel II y demás dicharachadas la próxima semana…
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.