Laboratorio Público/ 100 días
Parte 2:
PACHUCA, Hgo., 6 de marzo de 2018.- La entrega anterior arrancamos con este tema, referente al Proyecto Pachuca y los riesgos que implica tanto a la salud de la población, como a la afectación que provocaría a flora, fauna y agua de la región.
Continuando con la información proporcionada por grupos ambientalistas y de habitantes de los municipios afectados, retomamos el tema en el punto del traslado del material, y posteriormente la recuperación de los metales sería a través de los procesos de molienda y lixiviación, actividades que por ley son consideradas altamente riesgosas al emplear sustancias como cianuro de sodio y acetileno, mismas que se encuentran contenidas en el primer listado de actividades altamente riesgosas publicado el 28 de marzo de 1990 y en el segundo listado de actividades altamente riesgosas publicado el 7 de mayo de 1972 expedidos por SEMARNAT.
La Planta de Beneficio tendría capacidad para procesar 20 mil toneladas de jales por día, utilizando 9,560 kilogramos de cianuro de sodio por día, es importante puntualizar que cualquier actividad que utilice a partir de 1 kg de esta sustancia en estado sólido, debe considerarse como altamente riesgosa. Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) II -71 un buen porcentaje de las toneladas de cianuro terminan siempre en el medio ambiente, vaporizadas en el aire, diluidas en el agua, o latentes en las presas de jales; provocando daños irreversibles a los ecosistemas y a la salud humana.
De acuerdo con la MIA el agua que utilizarían para el proyecto sería obtenida de las aguas de laboreo extraídas de los tiros de las minas de Pachuca y Real del Monte. Según el estudio geohidrológico realizado como parte del proyecto el macizo volcánico de la Sierra de Pachuca no tiene conexión hidráulica con el acuífero adyacente al sur, denominado Cuautitlán-Pachuca ni al norte con el acuífero Amajac.
Por lo anterior, el Proyecto Pachuca por el enorme consumo de agua no cuenta con los estudios suficientes para sustentar la viabilidad del proyecto, por lo que no es posible concederle a la promovente ninguna concesión de agua ya que afectaría el suministro de agua a la ciudad capital, además de la imposibilidad de obtenerla del acuífero Cuautitlán-Pachuca que se encuentra en veda por abatimiento.
“El estudio de la empresa es incompleto por lo que toca al manejo del agua y al diseño de las instalaciones que construirían en el área de la población de Epazoyucan para procesar la pulpa transportada a través de los “jaleoductos” y no contiene una evaluación del riesgo potencial que implica el transporte de la pulpa, ni plantea las medidas de prevención, mitigación, contención, remediación que aplicaría en caso de contingencias por rupturas, accidentes y sismos.”
El proyecto presentado por la empresa no señala las posibles contingencias que ocasionarían en las zonas urbana y semiurbana una falla o derrame en el sistema de transporte de pulpa, material peligroso por ser abrasivo y contener elementos contaminantes, como el cianuro. Es por lo anteriormente expuesto por la gerencia de aguas subterráneas de CONAGUA, que se fundamenta el rechazo a un proyecto que acabaría con los recursos hídricos poniendo en riesgo el suministro de agua al consumo humano.
Después del proceso de lixiviación se generaría un nuevo jal minero y sería depositado en una presa de jales colindante a la planta de beneficio; ocupando una extensión de 227.9 hectáreas, mientras que la Planta de Beneficio ocuparía una extensión de 11.50 hectáreas.
Estas instalaciones se ubicarían sobre el acuífero Cuatitlán Pachuca que comprende trece municipios Hidalguenses: Tizayuca, Tolcayuca, Villa de Tezontepec, Zapotlan, Pachuca, Mineral de la Reforma, Singuilucan, Zempoala, Tlanalapa, Tepeapulco y Epazoyucan además de 34 municipios del Estado de México, que conjuntamente forman parte del acuífero en veda rígida desde el 21 de junio de 1954, además de que en el mismo predio se localizan un manantial y el arroyo El Salto.
Construcción de la presa de jales. Posterior a la lixiviación y lavado de jales el material resultante será depositado en la nueva presa de jales que constituye el vertedero final de residuos altamente tóxicos que contaminarían el agua, la tierra y el aire.
Desviación del arroyo El Salto. Otro aspecto que complementa la acción devastadora del Proyecto Pachuca es la desviación del arroyo El Salto que incidirá negativamente en la pérdida de la estructura hidrológica original, en las variaciones de flujo, erosiones de vertientes y la modificación de la recarga de acuíferos.
Relleno sanitario. Como en los casos anteriores no hay estudio técnico, pasa por alto el derecho a la información y a la consulta a pesar de ser una amenaza de contaminación para la atmosfera, suelo, subsuelo, mantos freáticos, proliferación de fauna nociva y la dispersión de olor fétido para una extensa área de población. La Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental realizó una evaluación que sólo aparenta cumplir el requisito legal sin considerar para nada las implicaciones sociales, económicas, ambientales, culturales y políticas. Confirmando así que la Dirección repite un discurso meramente declarativo, abstracto, incongruente y superficial, de otra forma no hay explicación posible para que un proyecto depredador y devastador para Epazoyucan haya sido autorizado el 8 de enero del 2015.
Consideramos inadmisible que se le conceda a una empresa minera el permiso cuando sabemos que a lo largo del país los daños asociados a la minería han sido de gran capacidad depredadora y desde el punto de vista social constituyen uno de los temas de mayor conflicto social por la violación a los derechos humanos.
La salud y la vida de miles de hidalguenses será puesta en grave peligro de continuar la permisividad gubernamental a este depredador y ecocida “Proyecto Pachuca”