Ráfagas: Otra más de la CAASIM
PACHUCA, Hgo., 12 de noviembre de 2018.- Después de casi dos años de mantenerse prófugo de la justicia, acusado de ser el principal implicado en el desvío de 600 millones de pesos del programa Escuelas de Tiempo Completo(PETC), el subsecretario de Finanzas y Administracion de la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo (SEPH), Pablo Pérez Martínez, por fín fue aprehendido y al menos por los próximos dos meses en los que se llevará a cabo la investigación complementaria por el millonario peculado, vivirá en la cárcel de Pachuca, a la que fue ingresado la noche del jueves 8.
Pablo Pérez no es un pez gordo de la corrupción, pero sí es una pieza clave para entender cómo él y otros funcionarios se robaron cerca de 2 mil 700 millones de pesos del presupuesto, cifra que supuestamente él mismo dio a conocer en una entrevista en la que acusó al ex-gobernador José Francisco Olvera Ruiz de haber sido el principal beneficiario del dinero que se sacaba de la SEPH en efectivo, en cajas de archivo muerto con cinta canela con las que se llenaban camiones blindados para llevar el dinero hasta la casa del ex-mandatario.
La palabra de Pablo Pérez no tiene ningún valor, puede que diga la verdad, pero también es posible que busque echar la culpa a Paco Olvera con tal de salvarse a sí mismo o repartir con él la responsabilidad; pues ha quedado claro que no bastó con la detención en enero del 2017, de José Antonio Turrubiarte Delgadillo, ex-director de Recursos Financieros de la misma SEPH, donde este fue un “charalito” en el entramado mar de corrupción.
¿VAN POR PACO?…
Mucho se insiste en que Pablo Pérez no tiene salvación, pero que tiene la posibilidad de salvar de la cárcel a dos hijos suyos que salieron igual de finos y le aprendieron muchísimas mañas, por lo menos uno de ellos, ex-presidiario que alcanzó fama por la forma en la que clavó las uñas en la Secretaría de Salud de Hidalgo, donde fue director de Administración de Recursos Materiales y Financieros, bajo el mando de Carlos Alberto García Sánchez, subsecretario en cuya dependencia también en el 2017 se inició una investigación por un posible desvío de hasta 400 millones de pesos.
Se afirma que la salvación del vástago de Pablo, -hombre al que por cierto balearon en el interior de su domicilio en noviembre del 2014-, es que suelte toda “la sopa” y por ello fue posible atraparlo en el estado de Morelos, aunque no se sabe porqué se trasladaron hasta allá los agentes de la Procuraduría General de Justicia, pues el ex-subsecretario a veces se paseaba libremente por las calles en el centro de la ciudad de Pachuca, pese a que estaban vigentes tres órdenes de aprehensión en su contra.
También se afirma que habrá orden de aprehensión en contra del ex-gobernador Francisco Olvera Ruíz, si no para detenerlo, por lo menos para mantenerlo alejado de la entidad bajo la advertencia de meterlo a la cárcel. Pero pase lo que pase será interesante lo que se sepa con motivo del enjuiciamiento de Pablo Pérez; conocer los detalles del modus operandi de la delincuencia organizada que se apoderó de la SEPH el sexenio pasado, explicará muchas cosas.
HABRÁ MUCHO MÁS…
El asunto encierra muchos misterios del que podría ser el más grande escándalo de corrupción en Hidalgo, al menos de los que se sabe. Algo que le gustaría mucho saber a la gente es –por ejemplo- dónde quedaron autos, motos y objetos asegurados en cateos cuando buscaban atrapar a Pablo y a Pablito.
Pero lo mejor sería saber el destino que tuvieron cientos de millones, quizás miles de millones de pesos, pertenecientes a programas manejados por Pablo Pérez; él tenía a su cargo una súper nómina que se pagaba con recursos federales, había personas que cobraban cierta cantidad, pero en documentos aparecían don cifras hasta tres o cuatro veces mayor, pero la diferencia no llegaba a sus manos.
Y a esos además les retenían el Impuesto Sobre la Renta (ISR), cuyo monto tampoco se enteraba a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; de eso tampoco se ha dicho nada, pero si alguien sabe es el ex-poderosísimo ex-secretario de SEPH, que fuera hombre de toda la confianza del ex-gobernador y ahora podría ser su verdugo.
Está en manos del poder judicial del estado, concretamente del juez Ciro Juárez González, la suerte que pueda correr Pablo Pérez en su proceso penal; lo respalda una larga trayectoria, experiencia y formación académica; muy interesante será su actuación en el caso.