Ráfagas: Voracidad panalista
INDICADOR POLÍTICO
Las relaciones bilaterales México-Estados Unidos y/o Estados Unidos-México han pasado de la diplomacia a la demagogia, a partir de las evidencias de que nunca podrá existir una verdadera cohesión de intereses por el conflicto histórico de un país agredido y una potencia agresora.
La cumbre del T-MEC en México demostró en el fondo las desavenencias históricas que existieron inclusive cuando los presidentes Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari decidieron cambiar la lectura de la historia para definir la integración comercial y productiva entre una potencia con alto desarrollo industrial y agropecuario y una nación sin proyecto de desarrollo y con una dependencia absoluta de la economía estadounidense.
1.- Bilateralidad. En 1987, el presidente De la Madrid propició la creación de una comisión de relaciones bilaterales a nivel institucional, político y cultural para revisar el origen de las desavenencias y el grupo de estudio concluyó que México estaba determinado en su existencia histórica por el conflicto de la guerra de 1847 cuando Estados Unidos le arrebató a México la mitad de su territorio. Como conclusión, la comisión recomendó modificar los libros mexicanos de texto gratuito para cambiar la narrativa histórica.
En la carta que le envió al presidente Joseph Biden el 12 de diciembre pasado, el presidente López Obrador vuelve a hurgar en la herida que se creía superada: “en estos 200 años (…), no es fácil olvidar las intervenciones militares de Estados Unidos en México y la pérdida de la mitad de nuestro territorio”, a pesar de que “hemos tenido largos períodos de entendimiento, cooperación y amistad entre los pueblos y gobierno”. Se trató de un recordatorio que subyace en la conciencia histórica de los mexicanos.
Este referente territorial ha marcado la desconfianza mexicana hacia Estados Unidos.
2.- Drogas. El presidente Biden aprovechó el peso de su investidura para prácticamente exigirles a México y al presidente mexicano mayores decisiones de seguridad para destruir la infraestructura de producción y contrabando de fentanilo que afecta a los Estados Unidos. Sin embargo, EU oculta y México no se atreve a decirlo el hecho de que los cárteles mexicanos de la droga –y ahora del fentanilo– son producto directo de la demanda de droga de los adictos estadounidenses y que el flujo del narcotráfico se basa en la fórmula económica de que la demanda determina la oferta.
México no ha querido asumir con decisión el discurso de exigencia Estados Unidos de que primero tiene que disminuir de manera sensible el consumo de los sectores que demandan las drogas duras. El arresto de Ovidio López Guzmán, encargado de la producción y contrabando de fentanilo del Cártel de Sinaloa, no conducirá a ningún lado salvo al efecto mediático de la violencia para apresarlo, porque el gobierno mexicano no ha tomado la decisión de destruir la infraestructura del narco y el crimen asociados.
3.- Migración. La migración es producto de la desigualdad en niveles de desarrollo, sobre todo la incapacidad de producción y bienestar de los países que dependen de la economía estadounidense. Por lo tanto, toda solución al problema debe de pasar por un replanteamiento del modelo de desarrollo nacional de los países latinoamericanos y caribeños, inclusive haciendo el esfuerzo de buscar el rediseño de las políticas educativas y tecnológicas para lograr una autonomía relativa en la capacidad productiva, pues hasta la fecha el modelo de producción latinoamericano está subordinado a las necesidades estadounidenses.
La Integración norteamericana basada en el Tratado de Comercio Libre de 1993 nunca se planteó la necesidad mexicana de lograr autonomía productiva y se vieron a los mexicanos como mercados de consumo de productos estadounidenses y canadienses. En este escenario, la propuesta de una comunidad económica o productiva americana es, en los hechos, pura demagogia porque no parte de ninguna propuesta de los países subdesarrollados y dependientes para construir un modelo de desarrollo con autonomía relativa. El T-MEC dejó la lección de que México cometió el error de asociarse con EU sin un proyecto de reconversión industrial.
Las relaciones de EU con el sur subdesarrollado seguirán igual después de la demagogia recurrente de los gobernantes y del planteamiento de propuestas imposibles de cumplir.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.