Así no, presidenta
CIUDAD DE MÉXICO, 12 de febrero de 2018.- En el mundo de la opinión política, los columnistas o “intelectuales” -como absurdamente algunas personas les llaman- tienen la libertad de expresarse del tema que deseen, aludir a personajes públicos respecto de sus actos o declaraciones.
Ya la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación han establecido que, tanto funcionarios como políticos, deben ser más tolerantes a la crítica y observancia pública, simplemente porque administran recursos públicos, cuyas actividades forman parte de la rendición de cuentas y transparencia a que están obligados.
En ese contexto, llamó la atención que, entre el acervo de señalamientos a las precandidaturas relativas a la Presidencia de la República, uno de los columnistas del periódico “Reforma”, que en lo personal estimo de los más objetivos, se refirió a Andrés Manuel López Obrador como oportunista, en relación con la bienvenida que ha dado a personajes que eran sus rivales, o famosos que no necesariamente tienen las credenciales académicas o políticas para ser apoyados por AMLO.
En fin, una crítica al cambio de estrategia de campaña del ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de México; pero dichas críticas no surgieron con la mencionada columna, ya varios habían dado cuenta de ese cambio. La diferencia la hizo el propio AMLO, al contestar como víctima que enfrenta a la “mafia del poder”.
A nadie sorprende las reacciones de periodistas e “intelectuales” que se sienten aludidos con las palabras del tabasqueño; generalmente es lo que muchos hacen cuando reciben “apoyos” de gobiernos y políticos para ser avalados, o bien, criticar negativamente a sus adversarios. Sin embargo, cuando a ellos se les cuestiona su opinión, o se contesta proporcionalmente a su señalamiento, entonces se sienten vulnerables en su libertad de expresión, y se genera un efecto dominó en sus colegas para hacerse presente en sus espacios de opinión.
Aquí nadie es víctima o victimario, todos tenemos derecho a expresarnos, cada uno de los que tenemos la fortuna de ser publicados por un medio informativo, sabemos en qué dirección caminar con nuestras palabras. Existen los que reciben bonos, los que buscan esos bonos, y los que escribimos por puro gusto, sin “líneas” que atender.
Como lo escribí en twitter: “Jesús Silva-Herzog Márquez es de los más objetivos, y merece una respuesta de AMLO, no una descalificación”. Hoy lo sostengo, pero lo que no comparto, es que se haga una cadena de víctimas, aludiendo a una intolerancia de López Obrador, a una agresión a la libertad de expresión; porque si bien, afirmar que alguien que lo critica pertenece a la “mafia del poder” pudiera ser una descalificación, lo cierto es que, de ganar el candidato de morena, eventualmente, aquellos sí dejarán de percibir una parte de los 34 mil millones que el Gobierno Federal ha gastado (no invertido) en propaganda oficial.
Entiendo que lo que a AMLO le irrita (como al Presidente Peña), es que los columnistas que lo critican, no hacen lo mismo con sus adversarios, pero no ve que otros señalan negativamente a los demás, y a él poco menos; lo cual podría deberse a que no tiene cargo público que demuestre su actuar, y que dé bases para la opinión. Por ello, solo se le puede juzgar por sus actos, propuestas, estrategias, y palabras que expresa en su campaña.
Un ejemplo es el acuerdo “Chihuahua-SEGOB”, el cual muchos (su servidor incluido) aplaudimos, porque las acciones del Gobernador Corral obligaron al Gobierno Federal a otorgarle 900 millones de pesos que habían acordado (de las partidas discrecionales de Hacienda), y el compromiso de extraditar al ex gobernador César Duarte. Lo plausible del acuerdo es la valentía del ejecutivo estatal del norte al enfrentar, como pocos, al Presidente de la República.
Lo que se pone en duda, por lo menos de mi parte, es que el PRI y el Gobierno Federal se hayan ido con las manos vacías. Un acuerdo es para satisfacer a ambas partes, máxime en la política, por lo que no entiendo el enfado de los políticos y columnistas (que valientemente apoyaron a Corral) cuando se les discute el “trueque” de entregar a la Procuraduría General de la República a Alejandro Gutiérrez (personaje clave para la investigación sobre los traspasos de dinero del gobierno de Chihuahua al PRI) a cambio de esos millones y de la extradición de César Duarte.
Esos “intelectuales” se han mostrado intolerantes con las críticas de dicho acuerdo, descalificando y menospreciando el análisis sobre la manera en que se arribó a ese convenio. Sí, son los mismos que señalan a AMLO de intolerante y descalificador y, con independencia de que sí lo sea, no es correcto ver la paja en el ojo ajeno, que la viga en el propio. Así es la intolerancia de los tolerantes.
La reflexión de hoy nos conduce a respetar la opinión de los demás, de responder con argumentos lo que se critica con esa herramienta. No todos somos de la “mafia”, ni todos somos impolutos.
En este caso de dimes y diretes, nadie, absolutamente nadie, puede ser víctima de violaciones a la libertad de expresión, pues como lo dijo la periodista Sanjuana Martínez, sería una ofensa para las y los periodistas que han sido asesinados por hacer su trabajo.
Mi cuenta de twitter: @oscarpasquel