Ráfagas: Voracidad panalista
Twitter: @OswaldoRamirezG
<<Dibujando de manera cómica me desembarazo de mis terrores>>
Saúl Steinberg. Caricaturista estadounidense (1913-1999).
No pocos crecieron con sus historietas hechas libros. Algunos lo conocimos gracias a nuestros profesores de prepa o universidad con lecturas como “Filosofía para principiantes” (1985) o “Marx para principiantes” (1972), que dicho sea de paso esta última es una de sus obras que tiene más traducciones y ediciones en el extranjero… Quién lo diría que años después en mi etapa de docente yo haría lo mismo al introducir algunas de sus obras como “La Revolucioncita Mexicana” (2003) y “2010 ni independencia ni revolución” (2010) para reforzar temas en materias como Historia y Ciencias Sociales. Sin lugar a dudas Rius formó a más de una generación. Un día como hoy pero de 2017 a los 83 años partió de este mundo.
Eduardo Humberto del Río García nació en Zamora Michoacán, un 20 de junio de 1934 en el seno de una familia conservadora y católica. Fruto de ese entorno fue que sus padres pusieron sus esperanzas para que este se convirtiera en sacerdote y quizás como el decía “algún día esperaban se convirtiera en obispo”. Pero no fue así. Desertó del seminario para convertirse en uno de los más prolíficos y distinguidos caricaturistas que ha dado el México contemporáneo.
Antes de encontrar su vocación pasó por diversos oficios; cantinero, trabajo en una fábrica de botellas y el trabajo que marcó su inicio en la caricatura y el periodismo fue cuando estuvo de encargado en la Funeraria Gayoso de la Ciudad de México donde para matar el tiempo devoraba libros y practicaba sus primeros trazos.
Fue estando como empleado de ese lugar que las circunstancias lo llevaron a conocer a los editores de la Revista Ja-Já con la que colaboró a partir de 1955. Tiempo después sus dibujos se hicieron presentes en otras publicaciones como Proceso, Siempre!, El Universal, Ovaciones, La Prensa y La Jornada.
En algunas entrevistas realizadas a principios de la década de 1990, asegura que algunas de sus influencias fueron Saúl Steinberg, caricaturista, ilustrador y arquitecto de origen rumano nacionalizado estadounidense, y Abel Quezada contemporáneo s de este y que a decir de Rius fue junto con él, pionero en introducir en México la crítica política a través de las historietas.
Su pseudónimo “Rius” como el afirma es la latinización de su primer apellido. Su carrera como caricaturista empezó a despuntar a partir de la década de 1960 con la creación de dos historietas; Los Supermachos y Los Agachados. Fruto de esto fue que en 1969 el director Alfonso Araú llevó al cine “Calzonzin Inspector”, filme producido por los Estudios Churubusco cuya trama está basada en los personajes de Los Supermachos y la cual hace una fuerte crítica al sistema político imperante en aquel momento.
Pese a que el mismo afirmó que era pésimo dibujante, el sentido de sus trazos lo llevó a explorar por diversos temas siendo uno de los principales además de la política, la religión. La crítica hacia la iglesia y las creencias en general fueron brutales exponiendo principalmente las contradicciones y la corrupción detrás de dicha institución. Esto le trajo como consecuencia ser ex comulgado varias veces a lo que a decir de nuestro autor siempre le tuvo sin cuidado. Otro de los asunto de su interés fue la alimentación (era vegetariano), por lo que escribió algunos libros sobre comida y los vicios de la alimentación.
Hombre de su tiempo, era natural que al ejercer brutales críticas por medio de sus caricaturas, Eduardo del Río fuera de tendencia ideológica de izquierda. Militó en el partido comunista algún tiempo y tuvo la influencia ideológica de José Revueltas. Sin embargo, esto no fue impedimento para criticar en su momento los vicios y defectos de este sistema político, particularmente en los casos de Cuba (Lástima de Cuba; 1994) y la Unión Soviética (La Perestroika según Rius; 1990).
Al ser un caricaturista nato y contar con una historia de vida en la que además de contar con la formación trunca del seminario católico, tenía una escolaridad de hasta quinto de primaria. El carácter e ingenio para comunicarse a través de sus historietas generó gran empatía con sus lectores; sus personajes se basan en personas comunes de la vida cotidiana mexicana. Su amigo y contemporáneo el escritor Carlos Monsiváis aseguraba que la gran ventaja de Rius era que no se encontraba viciado por la educación universitaria, por lo que acercarse con un lenguaje más sencillo a sus lectores le era más fácil.
Quizás lo que más le costó de convencerse fue si su trabajo y crítica tarde o temprano tendría un resultado que trastocara la consciencia política de los mexicanos, pues al paso de las décadas pareciere que lejos de avanzar la cultura política sexenio tras sexenio daba paso a personajes unos más deleznables que los anteriores. Pero su influencia tarde que temprano ha rendido frutos; moneros en las revistas El Chamuco y El Chahuistle lo tienen como uno de sus referentes principales hoy en día.
Finalmente, el tiempo no le alcanzó para que viera un la trasformación y cambio de régimen, así como el enfrentamiento de una sociedad más politizada frente a un sistema político tradicional cada vez más resquebrajado. Sin embargo, estamos seguros que tuvo algunas charlas con nuestro ahora Huey Tlatoani Andrés Manuel en su época de Jefe Capitalino y de Presidente Legítimo. Quien sabe, igual dentro de las recomendaciones que diese a nuestro mandatario algunas estén basadas en su libro “Receta Rius. 100 propuestas para tratar de salvar lo que queda de México” (2004). No lo sabemos con certeza aunque es bien sabido que ambos cruzaron impresiones sobre el devenir sociopolítico de México.
Fiel a su personalidad, no dudamos que de seguir entre nosotros ya habría algunas obras de su autoría adecuadas a nuestro tiempo con algún título como “Fifís y neoliberales. Lo que nos quedó del PRIANDR” o “La 4T para principiantes”. Sea como fuere del hipotético contenido en estas solo nuestro monero de aguileña nariz daría cuenta.
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