Ráfagas: Voracidad panalista
Carlos Romero Deschamps es pragmático.
Su ciclo, leyó con atino en julio de 2018, había terminado en el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).
Una de sus primera reacciones al resultado electoral fue buscar acercamiento con los anunciados funcionarios del futuro gobierno federal.
Buscó interlocutores y si bien no eran directos, sí tenían comunicación con quien desde entonces decide los destinos nacionales.
Desde entonces, acotación personal, porque Enrique Peña Nieto entregó la plaza, la administración y el poder.
Los emisarios regresaron con la respuesta:
-No se preocupe, don Carlos -nótese el eufemismo-, usted sigue al frente de los trabajadores de la industria petrolera nacional.
Buscó a otros intermediarios, entre ellos el previsible Octavio Romero, para encontrar las mismas respuestas pero no tranquilidad para su situación personal.
Llegó el nuevo gobierno en diciembre y, una vez más, preguntó a quién debería entregar el sindicato recibido de Carlos Salinas de Gortari un cuarto de siglo atrás.
-Usted espere. Tranquilo. No pasa nada.
‘NO ME COMPARES CON ELBA…’
En febrero llegaron las primeras señales adversas.
Lo busqué.
Contra mi costumbre, y petición suya, nos tuteábamos.
–Carlos: el sistema ya va contra tí. Te van a acusar de muchas cosas, desde desvío de recursos sindicales, públicos para efectos penales, y por lavado de dinero y a ver qué más.
-Que me lo demuestren -retó.
Entonces, como antes en alguna comida, hablamos de cómo cada gobierno crea sus fantasmas y los persigue para legitimarse en el poder más allá de las urnas.
-Fue el caso de Carlos Salinas con Joaquín Hernández Galicia, La Quina; de Elba Esther Gordillo con Enrique Peña… Hoy tú eres el banco perfecto en la demagogia perfecta, la petrolera…
-No, no… -me interrumpió Carlos Romero Deschamps-. Ya todo está en orden. Ya hablamos, no hay problema, yo sigo al frente…
La plática derivó a otros datos.
-No es posible comparar a Elba conmigo… Hay un dato clave: ella no tenía contacto con la base magisterial. Ella sólo hablaba con los dirigentes seccionales, yo con los trabajadores.
Hoy todo eso queda atrás: la justicia del poder absoluto anda tras él.
SONORA: FRACASO DE SEMARNAT
En términos reales es un fracaso de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
O de su titular Víctor Manuel Toledo Manzur.
Esa dependencia maldita no ha logrado conciliar con Grupo Minero México (GMM) ni con los afectados con los derrames del Río Sonora.
¿De qué hablamos?
Los damnificados reclaman dinero porque, síndrome de la 4t, los mexicanos esperan dinero del gobierno sin causa ni razón.
En Sonora hay un grupo denominado Poder y Cuenca del Río Sonora, cuyos dirigentes se oponen a la minería y sólo busca satisfacer a sus bases con recursos de fondos y fideicomisos.
Los representantes de Semarnat reportan: la gente acude a las reuniones solamente a esperar los cheques y se van desilusionados cuando no se les dan.
¿Y la calidad del agua?
De eso luego hablamos, porque ni Semarnat sabe posicionar el tema, no les interesa a los líderes y eso no lo registra la población.
Se han llevado cinco reuniones con ese fin en Benáchami, Arizpe, Aconchi, Huépac y Baviácora, pero este lunes y martes deberán concluir la ronda.
¿Para qué?
Dios dirá, pues estamos en un sexenio religioso y no de signos ideológicos y menos administrativos.