Así no, presidenta
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de noviembre de 2016.- Este martes 8 de noviembre, el tema será, sin duda, las elecciones en el llamado vecino país del norte Es sobre evidente la animadversión a Donald Trump, un personaje multimillonario, simplón, de terrible ignorancia, es calificado además de racista, macho y misógino, aunque sus mayores extremos son sus expresiones en contra de los mexicanos y de otros emigrantes o del riesgo de que los extranjeros sean terroristas; Trump representa muchos de los miedos de los mexicanos, la demagogia, el que los mexicanos en el exterior no puedan enviar divisas, su promesa de un muro fronterizo más amplio y que México lo pagará y la represión contra los indocumentados y su deportación, es natural que cualquier persona esté en contra de él y por ello Trump sea satanizado.
Es también sobre evidente que los mexicanos tienen una percepción favorable de los gobernantes del Partido Demócrata, son los que aparentemente se han portado mejor con México, contrario a personajes como Reagan o los Bush que siempre tomaron ventaja contra México o de plano ignoraron la relación que deberían tener con su país vecino. Hillary Clinton tiene esa ventaja competitiva cuando los votantes de habla hispana preferirían a alguien que no se expresa en su contra y que el peligro es Donald Trump porque ha sido claro en su política antinmigrante.
Por más que reviso, no encontrado en la candidata republicana una posición favorable hacia la migración o a la resolución de problemas con México o aquellos problemas comunes. Si recordamos la última elección de Barack Obama, fue el voto de las “minorías” lo que definió la balanza a su favor, al ser una nación bipartidista, Estados Unidos vivió momentos hace cuatro años en que los mexicanos y otros emigrantes, además de la gente de color, decididamente apoyaron a Obama. Ahora Hillary convence a las minorías más fácilmente pues el miedo los hará votar por ella pero no sus propuestas, que no son progresistas por necesidad.
Ahora, si recordamos la elección del 2006 en México, todos hablan de una cerrada competencia entre dos partidos: el PRD y el PAN, Felipe Calderón gana por menos de un punto porcentual a Andrés Manuel López Obrador, el episodio catalogado como el “Haiga sido como haiga sido”. En esa coyuntura, nadie en su sano juicio esperaría la continuidad del gobierno panista, pues Vicente Fox había fallado y traicionado las esperanzas de los mexicanos, aun así pocos querían que volviera el PRI, y en cambio, otros cifraban su esperanza en que la izquierda por fin triunfara y se generara un nuevo sistema de poder, incluso parecido al milagro brasileño de Luiz Inacio Lula da Silva, con un gobierno de izquierda que reformó la economía de la nación más grande de América Latina.
Pero lo que en verdad sucedió fue que mucha gente votó por miedo o por odio, hay gente que votó a favor de Calderón por miedo u odio a Andrés Manuel o gente que votó por Andrés Manuel por miedo u odio a Calderón, bajo este panorama, el fraude electoral, la confusión y los seis años de ingobernabilidad próximos son verdaderamente explicables y lamentables para todos los mexicanos. Por más que Calderón quiso ganar legitimidad, lo que hizo fue empeorar el panorama, eso allanó el camino para el retorno del Partido Revolucionario Institucional en el comienzo de la nueva década.
No es que Estados Unidos nos imite, pero la política es así, el que los norteamericanos vivan en una nación poderosa no significa que sus ciudadanos estén informados, lamentablemente están igual de mal informados que los mexicanos, también padecen la manipulación y la corrupción política, padecen los beneficios exorbitantes a empresas privadas y el riesgo de desempleo o pobreza, los recortes a la seguridad social y muchos inconvenientes más.
Margarita Zavala ha expresado sus intenciones de ser candidata presidencial por su partido, muchos espetan el argumento de que su marido inició una mal llamada guerra contra las drogas, la cual engendró más violencia; así también Hillary Clinton es corresponsable de lo que su marido hizo: sostuvo la guerra permanente en la cual Estados Unidos está cómodo atacando a otras naciones, como ejemplo está el caso de la extinta Yugoslavia, en donde incluso Clinton dijo que el bombardeo de un refugio civil fue un “error de buena voluntad”. Quizá muchos recuerdan que Clinton benefició a los ciudadanos con una estable economía y esa es una esperanza, que espero nos mexicanos no se engañen creyendo que Calderón fue buen presidente.
Donald Trump ha ganado muchas simpatías, todo lo que Trump odia es también odiado por norteamericanos que no piensan o piensan poco. Muchos gringos atribuyen su malestar a que los mexicanos les quitan las oportunidades laborales porque ellos se conforman con ganar menos, Trump quiere elegir ministros derechistas en la suprema corte para garantizar las ideas conservadoras en las leyes. Como dice el filósofo Slavoj Žižek, Hillary no es progresista, se beneficia en este caso de la inercia de los votantes y de los sectores económicos que muchos esperan que le haga ganar.
Es también importante saber que los que odian a Trump le han hecho una beneficiosa campaña, pues el nombre Trump es más reconocido que Clinton, la gente toma Coca Cola porque es un nombre más reconocido que la Pepsi, aunque las menciones sean en contra de la Coca Cola. Los norteamericanos que poco saben o no analizan son capaces de irse por el nombre de un famoso como Trump, o bien, votar por él debido a que ya están hartos de los años de los gobiernos demócratas que les han restado beneficios para dárselos a los emigrantes.
Trump ya dijo lo que haría con los mexicanos, si gana y puede cumplir su cometido el resultado es terrorífico, pero Hillary Clinton debería ser tan sincera como Trump y deberíamos de saber qué propone para los inmigrantes que día con día se la juegan e indirectamente sostienen la economía productiva norteamericana y la mexicana por las cantidades de dinero que mandan a sus familias en nuestro territorio. Si yo fuera norteamericano, ambos argumentos me hacen no decidirme por ninguno de los dos y estaría tan aterrado como cuando aquí en México no sabemos por quién votar. ¿Esa es la política de hoy?