Así no, presidenta
PACHUCA, Hgo., 17 de octubre de 2016.- Esta entidad, que reiteradamente se dice hace honor al padre de la patria, nació oficialmente el 16 de enero de 1869, cuando Benito Juárez emitió el decreto oficial que erige el Estado de Hidalgo. Desde luego, la historia política de esta entidad no comienza con ese decreto, hay iniciativas antes para crear un estado huasteco que abarcaría desde el sur de Tamaulipas, llegando hasta Tuxpan e incluyendo todo lo que hoy es Hidalgo, incluso fueron presentadas antes del constituyente de 1857; otras más se dieron en 1861 con el mismo objeto, crear un territorio nuevo, la intención era de diputados que representaban estas regiones, incluyendo Texcoco y Teotihuacan, pero la invasión francesa no permitió que esta iniciativa culminara.
Algo que poco se toma en cuenta es que la intención de crear esta nueva entidad es consolidada en 1867 con el triunfo de la república contra el imperio, y ésta comienza a circular desde el 30 de enero de 1868, de acuerdo con la Constitución de 1857 cada una de las legislatura estatales de la federación deberían aprobar la creación. El factor de decisión fue la necesidad de mejorar la administración de la región norte del Estado de México, en donde el bandolerismo afectaba a la población en una zona altamente productiva de maguey y minerales, además se ser el paso estratégico hacia los puertos del noreste.
El recuento de la historia también debe reconocer a Hidalgo antes de llamarse así, finalmente así es la historia, a pesar de los cambios políticos y de nombre, hay mucho por detrás, por ello no podríamos creer que porque hace unos meses surge la Ciudad de México como entidad, pero la historia comienza antes cuando era llamado Distrito Federal.
La conexión entre el pasado, presente y futuro tiene que ver con reconocernos y mostrar orgullo, los hidalguenses gozamos de un descollante territorio de riquezas, sumado a una cultura ancestral y una historia que eleva un coeficiente alto de cultura, destacando de entre todas las entidades del país.
La cultura gastronómica hidalguense es el elemento más fácil para reconocernos y promover nuestros valores, todo el país tiene un imaginario en donde se conoce la barbacoa con un platillo y ritual altamente representativo del Estado de Hidalgo, sumado a otros platillos como el zacahuil o el paste que como bocadillo es un elogioso emblema para la comarca central de la entidad.
Hidalgo vive aún muchos problemas generados por la dispersión geográfica de poblaciones, si analizamos el mapa, en medio de la serranía vemos muchas concentraciones poblacionales, algunas de ellas indígenas, en donde habitan muchos paisanos con no pocas dificultades; esta dispersión también se dio en zonas como el Valle del Mezquital y el Altiplano en donde mucha gente vivió en el aislamiento. Tampoco quiere decir que por vivir en la ciudad existan hidalguenses que viven bien, pues también ahí hay problemas de escasez de empleos, bajos salarios y delincuencia.
Algunos gobiernos se preocuparon por su superación social dándoles alcance con servicios, escuelas y caminos, pero este efecto no siempre fue continuo cuando otros gobernantes consideraron que esta población era totalmente dependiente y los seres humanos descartables. La pobreza y la falta de soluciones provocaron problemas sociales y en no pocos casos la expulsión de personas que migraron hacia las ciudades grandes y el vecino del norte, las divisas generaron beneficios que transformaron a la sociedad de sus lugares de origen, pero la mano de obra se fue.
Es preciso que esta aparente desventaja que es la predominancia de población rural -Hidalgo es una de las entidades con más población en el campo que en la ciudad-, sea una fortaleza, pues mucha de nuestra cultura procede de sitios en donde el saber campesino trascendió, donde la ritualidad de los pueblos indígenas es el sostén de mucho de lo que somos.
Estamos a tres años de lo que debería ser una gran celebración, en la cual 150 años de vida hidalguense representan mucho para los valores de los pobladores y de los que emigraron. La efeméride no solamente debe ver hacia el pasado, considero que pocas veces los hidalguenses hemos pensado en el futuro, parece que esperamos que esa inmaterial idea de la providencia nos beneficie y bañe de prosperidad a todos pero no sabemos cuándo esto va a ocurrir.
Es el momento para que los nuevos gobiernos de la entidad reconozcan esta historia y el gobernador Omar Fayad Meneses encabece desde su plan de gobierno (el Plan Estatal de Desarrollo que la ley le obliga a promulgar cuan si fuera una ley), las tareas para que Hidalgo dignamente celebre con relevancia nacional este hecho de cumplir 150 años de aquella emancipación, demostrando que esta es una entidad rica, culta y con mucho futuro, que cree en que moralmente avanzaremos con honestidad, alejando la baja autoestima colectiva y el temor que nos aleja de nuestro origen cuando la desigualdad y la falta de oportunidades equitativas pareciera que ganan la batalla.