(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
PACHUCA, Hgo., 31 de octubre de 2016.- Es el más polémico de los temas que los pachuqueños hemos elevado: el sistema de transporte conocido como Tuzobús, iniciativa ejecutada por el gobierno estatal desde el año 2011. Para empezar, el nombre marcaba el inicio de la polémica. La tuza (Geomyidae), palabra de origen náhuatl, con que se nombra a esa especie animal, afamada en nuestra ciudad por una sutil relación de esa especie de roedor con los mineros (al ser una especie que vive bajo la tierra y construye túneles escarbando con sus dientes frontales), pero hay que aclarar que el “tuzo” no existe en el diccionario, el nombre de la especie es “tuza”, el vocablo tuzo es conocido porque es la mascota del club de futbol Pachuca, institución que en lugar de defender algunos símbolos de la ciudad más bien parece que se los ha apropiado, el caso es que se ha abusado del término para así denominar las cosas en nuestra ciudad. En Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, a un sistema de transporte parecido se le denomina “Conejobus”, lo cual raya en lo ridículo, más que en lo simbólico.
Cuando se anunció el proyecto, era evidente la necesidad de mejora del transporte público, tanto la situación presente como la futura; como sucede en todo el país, contábamos con una aparentemente exagerada cantidad de camionetas de carga Urban habilitadas como microbuses que nos llevaban a diversos puntos de la ciudad, estas camionetas saturaban las vialidades principales de Pachuca y presentaban cuestionables condiciones mecánicas, además de que sus operadores no eran de lo más respetuosos o cuidadosos.
El furor por implantar sistemas BRT (Bus Rapid Transit en inglés) existe por todo el país, copiando el modelo exitoso de ciudades como Curitiba en Brasil o Medellín en Colombia (aunque en otras ciudades son proyectos muy planeados y sustentables al usar electricidad o biodiesel), al grado de que este tipo de proyectos e inversiones parecen propaganda política como en otros tiempos fueron los puentes y segundos pisos.
Mientras se esperaba la operación del sistema, los pachuqueños padecimos meses terribles de obras de construcción de carriles, puentes y estaciones para el tan esperado sistema de transporte que se retrasaba cada vez más; en apariencia se notaba un titubeo respecto a si el sistema operaría en calles del centro de la ciudad, y sí, ganó el capricho de meter autobuses al primer cuadro con las consabidas complicaciones por la dimensión del autobús en estrechas calles y la infraestructura, eran los últimos meses del año 2014.
Hasta aquí sobraba algo de tolerancia de la ciudadanía, la cual padecía congestionamientos viales y cuestionaba las obras públicas que no avanzaban, se vivía la incertidumbre de cómo funcionaría el sistema de transporte y cuánto costaría, aunque oficialmente se había dicho que cinco pesos por viaje sería el importe. Otro asunto poco claro hasta ese momento era la participación del presupuesto público en la obra y si entraba alguna inversión privada, lo que se presumía era que casi un millar de millones lo invertido en el proyecto Regional de Movilidad Urbana de la Zona Metropolitana de Pachuca.
Ante los rumores de la desaparición de las rutas acostumbradas, la gente se empezaba a preocupar, en agosto del año 2015, con la entrada en operación del Tuzobús, con casi un año de retraso, a mucha gente le cayó de sorpresa el enorme costo del servicio para su economía, era de 8 pesos más dos pesos de la ruta alimentadora, recientemente las Urban habían subido de precio a 7.50; más sorpresiva fue la entrada de rutas alimentadoras que poca gente comprendía en lo que aparentemente sustituiría al transporte tradicional y que complicaban el traslado de gente en dos o tres trasbordos, cuando en el transporte habitual no había que trasbordar y eran muchas las rutas que llevaban hacia el centro de la ciudad.
El gobierno estatal ensoberbecido esperaba lograr un mausoleo político, pero el efecto fue contrario y parece que tardaron en darse cuenta de que el Tuzobús se había vuelto un sepulcro del prestigio gubernamental, por las afectaciones, el costo y la sobrevidente falta de planeación, sumado a la adversa impresión del gobierno municipal. Las Urban o “combis”, como popularmente se les conoce, cambiaron su ruta y se concentraron en otras vialidades por donde no pasaba el Tuzobús, lo cual fue superlativo en calles del centro como el Viaducto Nuevo Hidalgo o la calle de Hidalgo en donde los congestionamientos viales empeoran.
Desde que el sistema entró en operación hasta la fecha, se escucha gente quejarse del servicio, de la incomodidad de los autobuses, de los puentes peatonales, de las estaciones, del costo económico y de que el tiempo de traslado de los pachuqueños se alargara; los automovilistas, por su parte, también tenían la palabra diciendo que la reducción de carriles complicaba la movilidad, hay cuellos de botella en el principal bulevar de la ciudad que comparte carriles con el Tuzobús, a lo que se suma que al entrar y salir de la ciudad se agregan muchos minutos más por culpa del tránsito pesado. De las primeras reacciones se pasó a las protestas y movilizaciones populares, que en algunos casos se transformaron en bloqueos viales y no en pocas ocasiones fueron reprimidas por la policía; la gente pedía que regresaran esas incómodas pero persistentes Urban a las que la gente estaba acostumbrada.
Ya era muy tarde cuando Francisco Olvera Ruiz respondió a la protesta planteando la compra de más autobuses, mejorando tiempos y prometiendo una reducción de precio a estudiantes, personas de la tercera edad y discapacitados. Llegaron los tiempos electorales, sin duda el catalizador de la inconformidad en las urnas fue el Tuzobús, en todo discurso de campaña, muchos candidatos hacían propuestas al respecto, no faltó el candidato radical o irresponsable que prometía quitarlo de inmediato sin medir si ello era posible.
Omar Fayad Meneses no ha eludido su compromiso de campaña, el cual fue muy cuidadoso, dijo que habría que investigar la conveniencia del sistema y reformarlo, estos son los momentos en que el Gobernador ha dicho dos cosas importantes: que la segunda ruta troncal del Tuzobús que estaba planeada, un circuito que correría entre el Bulevar Colosio y Av, Madero, no será ejecutada, y también que se están realizando estudios para hacer las adecuaciones necesarias y que las decisiones serán consultadas con la ciudadanía (es de suponer un plebiscito), esta consideración incluye la desaparición del servicio.
Sin duda es importante hacer lo que la anterior administración no hizo: consultar a los usuarios y en general a la ciudadanía afectada con el proyecto, pero también es importante que la información completa fluya para que la gente decida lo mejor y que los recursos invertidos no sean desperdiciados. Ante la falta de planeación, tal parece que lo más difícil pero también lo mejor, es volver a concebir la operación del sistema, evaluar costos y eficientarlo. Si el sistema funciona bien sin provocar daños a terceros y sin beneficiar fortunas de algún funcionario, el Tuzobús será verdaderamente una herramienta para el desarrollo metropolitano que tanto ansía nuestra ciudad.