Así no, presidenta
PACHUCA, Hgo., 22 de enero de 2018.- Quedamos en que el pulque iba declinando su presencia histórica en la sociedad de México, se habla de una campaña negra en su contra que hace que la gente consuma cerveza por su pureza y desprecia al pulque, esto porque se da a conocer de forma exagerada un supuesto insalubre manejo, la conjeturada campaña no triunfa a corto plazo, los mexicanos no dejan el pulque como no dejarían las tortillas por el pan industrial rebanado.
El mayor enemigo del pulque en los años 70 son la carestía y la corrupción, cuando todos los precios se incrementan, el pulque, que era controlado oficialmente, no aumenta de precio; las aduanas del DF reciben el producto llegado de Hidalgo, pero ante cualquier circunstancia que alteraba su calidad, como podría ser el exceso de alcohol o simplemente una extorsión por parte de los aduaneros, muchos barriles de pulque eran confiscados para tirarlos por el drenaje. Cuando en Hidalgo los productores esperaban sus ingresos económicos, éstos no llegaban y, en caso de haberla, la poca ganancia pagaba las corruptelas de esa autoridad incompetente. Más tarde la desaparición de los ferrocarriles provoca el encarecimiento del transporte.
Es ahí donde el pulque se acaba, los productores optan por dedicarse a otros negocios, las pulquerías sufren desabasto y también sufren de pocos réditos, además de extorsiones por parte de autoridades, la clausura o el cierre voluntario de pulquerías es la constante de los años 80. Es ahí donde triunfa la campaña anti-pulque, es ahí donde llega una nueva generación de jóvenes que desprecia, tiene prejuicios o que simplemente no conoce el pulque. Las pulquerías de la Ciudad de México que sobreviven caen en un deterioro penoso y sus pocos clientes son personas de cierta edad que irán muriendo.
Lo que hoy sabemos bien, es que el pulque volvió con nuevos bríos, esta década ha recuperado el consumo en la gran ciudad y otros núcleos como el turístico que busca probarlo, se ha recuperado el valor de la tradición y la gente ha comprendido una desmitificación necesaria. En el estado de Hidalgo se recuperan los magueyales poco a poco y los espacios de venta ya no son vergüenza sino orgullo de nuestra tradición, hay una memoria que nos da a entender que la identidad tiene que ver con el maguey, esa planta dadora de virtudes que aguantó toda clase de injusticias propiciadas por el medio natural y por el hombre.
Ahora que una cervecera, considerada el gran enemigo del pulque, se planta en los terrenos de lo que fue la Hacienda de Acopinalco, el sitio en el que hace cien años se producían los mejores magueyes pulqueros y en donde los mejores tlachiqueros recorrían el campo para obtener los mejores aguamieles, surge una esperanza de que una tradición y la industria dominante se reconcilien.
¿Cómo sería eso?, en primer lugar es importante discurrir que los campos que le dotan cebada a la industria cervecera requieren ir recuperando los metepantles de maguey como linderos y sistema de medidas de terreno, algo que no solamente daría a la vista un paisaje espectacular, también aportaría un beneficio agroecológico y económico, pues la cebada se protegería de las heladas gracias al maguey, se fomentaría el flujo del agua debido a la capacidad del agave de guardar humedad y a su vez de enfriar la atmósfera para que llueva; se enriquecería la tierra y en tiempos de secas no se iría la tierra fértil con el viento. Sumado a ello, el beneficio económico de producir cebada y planta de maguey es latente, pues se podría producir tanto pulque como fibras textiles, biocombustibles, hijuelos para replantar o simplemente pencas para barbacoa.
La empresa cervecera debe saber que el pulque no es su competencia, todo lo contrario, al ser soporte cultural de la gente que trabajará para ellos, y que, de esta región, consolidada culturalmente entre la cebada y el maguey, recibirá amplios beneficios. Por su parte, la población tendrá con la transformación económica, un soporte para la defensa de su identidad y su cultura. Así el capital humano que se relacione con la empresa, ya sea por la actividad manufacturera en la industria o en el campo, en los ferrocarriles, el turismo, en la cocina regional, el transporte público de carga y pasaje, los sistemas educativos, entre otros, comprenderá cabalmente lo benéfico de la inversión. Además de lo anterior es importante transparentar acciones en cuanto a la sustentabilidad, dando seguridad del consumo responsable del agua por parte de la industria, pues es sabido que las cerveceras requieren de una alta cantidad de ésta, algo que si no se hiciere, provocaría malestar en la población ante la incertidumbre de la sobrexplotación.