Ráfagas: ¿Malos manejos en la Comisión de Búsqueda de Personas?
PACHUCA, Hgo., 8 de enero de 2018.- En noviembre pasado, todos los hidalguenses supimos de una noticia: la gran inversión de 14 mil millones de pesos por parte de Grupo Modelo (AB InBev) en los Llanos de Apan para establecer las segunda más grande de sus plantas cerveceras, nota que por su relevancia incluso fue dada desde la Residencia Oficial de los Pinos en boca del Presidente, esto fue minutos después de que se anunciara la dimisión de José Antonio Meade a la Secretaría de Hacienda para los motivos que también ya todos conocemos.
Comprendamos de forma elemental que, tanto la generación de riqueza como el desarrollo económico, dependen del trabajo en general y de las materias primas. Para el ansiado desarrollo económico, que genere empleos y comercio de dichas materias primas, es importante el fomento de actividades económicas a gran o a mediana escala, la primera requiere de la inversión extranjera directa, algo tan ansiado por los gobiernos del mundo pues el dinero circula libremente por todo el orbe esperando su conveniencia en las condiciones de producción, conectividad, de infraestructura y de mercado; la segunda forma depende de la capacidad intelectual y técnica de los habitantes, incluyendo en ello la producción agropecuaria y la economía de servicios. Que la gran escala fomente a la pequeña escala es una encrucijada simple, pero que en operación ha sido difícil conjugar y que muchos gobiernos no logran. Ejemplos atinados sobran si vemos la historia de ciudades como Puebla o Toluca, en donde los gigantes industriales automotrices aportaron empleos directos y miles de indirectos.
Comprender lo que representan los 14 mil millones de pesos es verdaderamente difícil si vemos que los números hablan pero pocos los comprenden, para ello tenderé un punto de comparación: los ingresos que aportó la federación al Estado de Hidalgo para el año 2017 (considerando solamente los programas etiquetados), de acuerdo con cifras oficiales, fueron de 21mil 322 millones de pesos (en números redondos). Esto quiere decir que la inversión privada aportará con este proyecto representa las dos terceras partes de lo que la federación asigna y gasta en el Estado de Hidalgo en programas etiquetados. Se comprende que lo invertido en la cervecería es dinero privado, que tiene dueño y que generará ganancias para el inversionista, pero tal cantidad de recursos representa un movimiento importante de recursos humanos que recibirán una retribución por su trabajo y la compra de materias primas y servicios que afortunadamente Hidalgo genera. Comprendamos que la diferencia entre el gasto público y el gasto privado es que el primero se utiliza mayormente para subsidios y gasto corriente visto en salarios y operación del gobierno (y para pagar deuda), mientras que el segundo es dinero para generar más dinero, se comprende que nadie llegará a gastar tal cantidad de dinero para no ganar nada.
No cabe duda que la jugada, que le forja méritos al Secretario de Desarrollo Económico de Hidalgo, José Luis Romo Cruz por haberla concretado, es atinada pues supo vender la ventaja competitiva del Estado de Hidalgo y un gigante industrial la compró por ser Hidalgo un determinante productor de la materia prima de la cerveza: la cebada maltera, por tener la infraestructura de conectividad (vías carreteras y férreas) para mover materias primas y el producto final, tanto para su distribución como para su canal exportador y disposición de profesionistas, además de un cinético y potencial sistema educativo para formarlos.
Esto es, en resumen, el iniciar el año 2018 pudiendo concretar el sueño de que Hidalgo iguale la calidad de vida de sus habitantes con la que tienen las zonas industriales de Guanajuato o Querétaro, en donde se conjunta el desarrollo urbano y rural gracias al empuje industrial y logístico, ello se refleja en buenas perspectivas de crecimiento. Sin embargo, aún quedan aspectos por defender, uno de ellos es el uso y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales (agua, suelo, aire…), y desde luego considerar el impacto para la población que vive en torno de la nueva planta industrial, no olvidando otro factor importante que es la cultura regional que le dio amplia fama a la región de los Llanos de Apan, la cual está vinculada a la producción del maguey y el pulque, por lo cual no debe continuar el pleito entre la cerveza y el pulque o cebada y maguey, ello será la siguiente tela de juicio.
Tangente
Esta columna al cibermundo retorna después de una pausa, gracias a quienes la toman en cuenta y me permiten poner los temas en tela de juicio mientras me permiten ejercer este bello oficio periodístico. Gracias especialmente a Quadratín Hidalgo por el espacio.