Así no, presidenta
CIUDAD DE MÉXICO, 23 de agosto de 2016.- La CNTE cumplió su amenaza y mantuvo la huelga en el inicio del ciclo escolar en Oaxaca y Chiapas.
Esa mesa de negociación con el gobierno está agotada. No hay nada más qué hablar.
Durante las conversaciones en Bucareli, a la CNTE se le dio la revisión de la evaluación a maestros, se liberaron a sus dirigentes presos por delitos graves, y se le dio rango de interlocutor político mientras delinquía en calles y carreteras.
Ya no hay nada más que conversar con la CNTE, pues dejaron a millones de alumnos sin clases al tiempo de haber recibido amplias concesiones en la mesa de diálogo.
Había que actuar con buena fe, escuchar y negociar, pero de la parte de la Coordinadora no hubo un solo gesto para frenar sus desmanes. Al contrario, impidió el regreso a clases en Chiapas y Oaxaca.
Lo que procede es el despido de los maestros cuando cumplan tres días sin asistir a sus labores.
Tal vez esa medida agudice más el conflicto, pero la debilidad no ha servido para persuadirlos de dejar de delinquir y de atentar contra la educación de millones de niños, donde más la necesitan.
Con ese tipo de maestros, ni Oaxaca ni Chiapas van a levantar cabeza nunca. No vale la pena seguirlos empleando en educar niños cuando su ejemplo ha sido totalmente destructivo.
¿Qué van a aprender los niños de esos estados con los profesores de la Coordinadora?
El ejemplo que han dado es pésimo: se pueden obtener ventajas si se viola la ley.
Y la violan de manera violenta, al secuestrar funcionarios, rapar a quienes piensan diferente, cerrar carreteras, impedir que se muevan bienes de empresas trasnacionales, destruir mobiliario, tomar por asalto establecimientos comerciales y hoteles, así como radiodifusoras. Golpear policías, incendiar autobuses, bloquear vías de ferrocarril, etcétera.
Oaxaca y Chiapas están perdidos con esos maestros. Son su cáncer.
El programa de Zonas Especiales que lanzó el gobierno federal para estimular a empresas que se asienten en esos dos estados –entre otros-, no tiene viabilidad alguna si no hay respeto para el trabajo ni certeza jurídica para las inversiones.
¿Quién va a meter un peso de su bolsa en entidades donde hay un ambiente hostil y hasta violento para el sector privado?
Obviamente nadie, mientras no haya legalidad.
Es que para para que haya empleos tiene haber inversión, y para que haya inversión tiene que haber garantías. Y esas condiciones no existen en Oaxaca y Chiapas.
Como es probable que no corran a los maestros de la CNTE que están en paro –si se ausentan más de tres días seguidos-, esas entidades seguirán en el peor atraso del país. Con los más bajos indicadores educativos, falta de ingresos y pobreza extrema.
Tal vez no se les pueda hacer cumplir la ley a los miembros de la Coordinadora, por su capacidad de reacción violenta y sus ligas con la guerrilla, lo que va a eternizar el problema del rezago de esos estados, y la condena al futuro de millones de niños a vivir en la informalidad o de los subsidios del gobierno.