(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de julio de 2016.- Primero incendió la pradera y ahora se nos presenta como el bombero.
Sus admiradores en los medios le dan consejos para no asustar a la población e incluso nos advierten que López Obrador pudo haber cambiado. Sí, cómo no.
Eso de llamar a la prudencia en las demandas de la CNTE para permitirle al Presidente un margen de gobernabilidad y que termine su mandato, es una burla.
No tendríamos un conflicto magisterial como el que ahora tenemos, si López Obrador no hubiera mentido con el cuento de que la Reforma Educativa privatizaba la enseñanza.
Ante la amenaza de quitar la educación gratuita, cualquiera que lo crea se levanta.
Los ocho muertos de Nochixtlán, de los cuales ninguno era maestro, hoy estarían vivos si no les hubieran mentido con que la Reforma iba a quitar la educación gratuita.
El responsable político de esas muertes es López Obrador, y ahora llama a tranquilizar los ánimos después de haberlos alebrestado.
Fue él quien le dio el visto bueno a José Luis Abarca para que fuera el candidato del PRD –entonces, su partido- a la alcaldía de Iguala, a pesar del expediente criminal que le entregaron los perredistas del lugar.
Con un “no lo apoyo” de su parte, habría sido suficiente para que Abarca no fuese candidato y probablemente hoy no tendríamos que lamentar la muerte de los 43 normalistas.
El país cayó en una profunda irritación y desprestigio desde el asesinato o desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.
Ahí hay una causa grave de nuestro deterioro.
Esos normalistas, hay que recordarlo siempre, fueron levantados por la policía de José Luis Abarca, el candidato de AMLO en Iguala. Abarca era gente de Lázaro Mazón, organizador de Morena en Guerrero.
Lo hemos dicho desde hace años: el camino de López Obrador a la Presidencia es la descomposición del país, para presentarse como el salvador.
Él, CNTE y sus aliados provocan la descomposición.
No podemos asumir como normal el hecho de que las carreteras en Oaxaca se bloqueen y provoquen una crisis de abasto de alimentos. No hay clases desde hace dos meses en ese estado. Mataron a un reportero por fotografiar a vándalos. Asaltan agencias de coches porque les dio la gana. Saquean almacenes.
El vandalismo se da vuelo en Michoacán, en Guerrero, en Chiapas y en Oaxaca.
Gracias a la presión política y callejera de la dupla AMLO-CNTE salen libres los líderes magisteriales presos, a quienes se les responsabilizó de homicidio, incendios, bloqueos, secuestros, asaltos a comercios y desfalco de la hacienda pública destinada a educación.
Y en medio de esa crisis creada por los aliados de AMLO, aparece él con una mano tendida al gobierno y a México: “no queremos gobernar sobre los escombros” de la nación. Cómo no. Si es lo que han estado haciendo, porque es lo que saben hacer.
Dan ternura algunas columnas periodísticas, como la de Denise Dresser, que le da “tips” a AMLO para disfrazarse con piel de oveja. En vano. Es lobo, no es cordero.
No va a durar mucho en esta pose de “amor y paz”. Ya lo conocemos. Lo suyo es bloquear, insultar, alebrestar.
Su estrategia de presentarse como el hombre de la conciliación la va a reventar él mismo. Ya verán.