Ráfagas: Tatiana Ángeles, cuentas pendientes
CIUDAD DE MÉXICO, 11 de julio de 2016.- Las protestas en la capital del país que llevan pancartas de la CNTE, no son realizadas por miembros del magisterio sino por integrantes del partido Morena.
La semana pasada paralizaron apenas 118 escuelas en la Ciudad de México, donde hay más de cuatro mil 200 planteles. Suficiente para crear un caos.
Son una ínfima minoría de mentirosos que le fastidian la vida a los habitantes de la capital, movidos por un político que se opone a la reforma educativa como parte de su estrategia para acceder al poder en 2018.
Lo que sucede en Chiapas y Oaxaca es parte de lo mismo: líderes de la CNTE, que están aliados a Morena, pretenden frenar la reforma educativa con acciones violentas, dispuestos a matar o morir.
A ese grado llega el fanatismo que han sembrado López Obrador y la CNTE.
El primero lleva diez años en recorridos por el país, con cargo al erario, en los que siembra el odio de clases en la gente humilde.
Según su prédica, están pobres porque los ricos (la mafia del poder) les han robado lo que les corresponde, y no porque carezcan de una educación adecuada que les permita desenvolverse en la vida.
La diseminación del odio con base en mentiras ha dado resultados, pues mucha gente está dispuesta a ir a manifestaciones, bloquear carreteras y atacar policías que ven como gendarmes del “estado burgués”.
Los ocho manifestantes de Nochixtlán murieron convencidos de que ofrendaban sus vidas en defensa de la educación gratuita, amenazada por la reforma educativa.
Los autores de esas mentiras son López Obrador y los dirigentes de la Coordinadora. Ellos son los responsables políticos de la muerte de campesinos que cayeron en Nochixtlán.
Y los líderes de la CNTE, con sus grupos aliados, no defienden la educación gratuita, que nadie va a quitar, sino que manipulan a sus seguidores para recuperar el control de miles de millones de pesos que manejaban a través del IEEPO y que les daba el gobierno de Oaxaca.
Una investigación del diario Milenio reveló que, en Oaxaca, 49 organizaciones de las llamadas “sociales”, dejaron de percibir 655 millones de pesos al año una vez que el gobernador Cué dejó de apoyarlos y se alineó en favor de la reforma educativa.
Esas organizaciones hoy marchan junto a la CNTE, y engañan a sus afiliados para sacarlos a las calles con el cuento de que ahora tendrán que pagar por los libros de texto y sus hijos se quedarán sin escuela pública.
Delante de nosotros tenemos un crimen monstruoso que cometen manipuladores con ambición desmedida de poder, pues esas bases sociales que hoy vemos indignadas en ciudades y carreteras serán las que AMLO saque a la calle para que le entreguen la Presidencia en 2018.
Han puesto al gobierno en la disyuntiva de disparar o retroceder con la reforma educativa, para restarle autoridad y credibilidad.
Nada bueno va a salir de ese chantaje. Pero sepámoslo con toda claridad: no es un problema de privatización de la escuela pública, sino de la ambición de poder del líder de Morena, y de la defensa de canonjías de líderes inescrupulosos.