Ráfagas: Saqueo en Tepeji
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de junio de 2016.- Fueron auténticamente ríos humanos, gente de todas las regiones del país, de todas las culturas de esta patria rica en sus etnias, mestizajes y su diversidad; Miles, decenas de miles, cientos de miles de mexicanos congregados en torno a una misma intención, a un mismo ánimo, a un mismo grito desesperado que pide, que necesita y que exige un golpe de timón en la conducción de su nación, una nación que cada vez más, se dirige sin duda a aguas tan turbulentas y violentas que inexorablemente siguen hundiendo la nave.
Este domingo 26 de junio, tuvo lugar sobre el emblemático Paseo de la Reforma en la CDMX, una mega marcha en favor de los maestros del país que actualmente se mantienen en pie de lucha por sus derechos laborales, el respeto a sus pocos beneficios y en contra de una seudo “reforma educativa” que no habla prácticamente de contenidos educativos pero si de acotarle a los maestros sus mínimos beneficios y que condena a padres de familia a tener que pagar más por los libros de texto, por los materiales de aseo en las escuelas así como al personal que lo realice.
Se trata, en realidad, de una reforma laboral-administrativa contraria al Art. 123 constitucional, que pretende desmantelar retroactiva e inconstitucionalmente los derechos adquiridos por el gremio magisterial durante décadas, afectando su permanencia en el empleo, sus salarios y condiciones de trabajo y jubilación, así como los procesos de escalafón e ingreso. Somete a los maestros a un régimen de excepción y busca despedir a miles de ellos, precarizar aún más el trabajo magisterial, romper sus estructuras gremiales, especialmente las democráticas, introducir la competencia entre pares y el darwinismo social, acabar con la ayuda mutua y la solidaridad, incrementar la jerarquización y el manejo discrecional del personal en todos los niveles y estructuras, sin resolver, por otro lado, los muy graves problemas de rezago educativo, analfabetismo, falta de equidad, y las graves carencias en la infraestructura escolar.
Se rompe con la gratuidad de la educación con la validación de las cuotas, y se pretende, con supuestas atribuciones de autonomía y gestión escolar, poner la carga económica sobre la sociedad y los padres de familia. Al mismo tiempo que el Estado se sustrae de sus obligaciones constitucionales, obliga al sistema educativo a depender de financiamientos externos que pudieran tomar el control de las escuelas públicas, administradas en los hechos por la iniciativa privada e, incluso, por asociaciones religiosas o de otra naturaleza, todo lo cual pretende acabar con los candados de una educación pública, laica y gratuita.
Todo esto mientras se señala que el ya disminuido y ninguneado junior golpeador que insulta con su presencia el cargo del gran José Vasconcelos, con su cerrazón y autoritarismo, provocó la indignación del magisterio y el pueblo oaxaqueño, dando pie a que alguien cayera en la maldita tentación de reprimir y asesinar, lo cual ha provocado ya 11 muertos y más de 70 heridos. A ellos va dedicada el ensordecedor grito de los manifestantes exigiendo su dimisión. La gente quiere fuera a los provocadores y los asesinos del pueblo. Sin dilación, sin perdón y sujetos a proceso.
Mientras tanto, encabezando esta movilización ciudadana, sin acarreados y plena de asistentes convencidos del por qué están ahí, un político que unifica cada día más, y camina sin guaruras y siendo vitoreado como ningún otro en México podría hacerlo, desde el Ángel de la Independencia hasta la glorieta de Colón. Llegando ahí, una voz letrada lo recibe. Es Paco Ignacio Taibo II, quien acusa a los medios a sueldo de las oficinas gubernamentales, de enajenar con mentiras sin cesar, a la población tratando de desprestigiar a los maestros, pero sin denunciar a los únicos tranzas verdaderamente privilegiados, que son los líderes charros del SNTE que a la fecha continúan siendo esbirros del gobierno en turno, haciendo del sindicato, fuente de poder y millonarios ingresos, y pretenden lo más indignante, junto con la mafia del poder, robarnos el derecho a pensar.