(W) Ecos Sindicales: Razonamiento Matemático
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de agosto de 2016.- ¿Usted se imagina a un enorme país, pleno de recursos y con un potencial enorme, dirigido por un personaje incompetente y corrupto, cuyos signos distintivo no son su alta capacidad, sino un peinado más bien “exótico” (por describirlo decentemente), y su gran afición por decir tonterías en cuanto acto público puede, y que está casado con una mujer famosa por estar dedicada al negocio de la superficialidad y sin méritos políticos ni académicos?
Suena terrible, ¿cierto?
Pues como mexicanos, debe preocuparnos, y mucho. Es latente la posibilidad de que el candidato del Partido Republicano del país de las barras y las estrellas que por coincidencia es nuestro principal socio comercial y vecino con quien nos une una codependencia innegable, en una de esas y hasta por un error de su contrincante, pudiera convertirse en el dirigente del país más poderoso del mundo.
Reconozco que hace tiempo dije que era imposible que esta posibilidad disfrazada de chiste de pésimo gusto, tuviera posibilidad alguna. Me equivoque, aunque no es lo más factible, sí es posible. Afortunadamente y hasta este momento su mayor obstáculo ha sido su propia lengua. Tomaría varias columnas citar cada resbalón del limitado, retrograda y xenófobo candidato, pero es interesante mencionar solo algunos de los más recientes.
Recrudeció este fin de semana sus habituales ataques contra los medios de comunicación en un momento en que las encuestas dan varios puntos de ventaja a su rival en las elecciones de noviembre, la demócrata Hillary Clinton. Trump, quien ha tomado como costumbre el azuzar a los manipulables asistentes a sus mítines a que se den la vuelta para abuchear a los “deshonestos” medios de comunicación -como él los califica-, ha intensificado sus ataques a raíz de un artículo publicado el pasado sábado en el diario The New York Times, que describe los constantes intentos de su equipo de campaña para controlar y poner un bozal al deslenguado millonario.
Donaldo se aventó la puntada la semana pasada de escribir en su cuenta oficial de Twitter lo siguiente: “El fracasado @nytimes habla sobre citas anónimas y reuniones que nunca ocurrieron. Su cobertura informativa es pura ficción. ¡Los medios protegen a Hillary!”, y horas después dio continuidad escupiendo electrónicamente que “Si los repugnantes y corruptos medios me cubrieran de forma honesta y no inyectaran significados falsos a las palabras que digo, estaría ganando a Hillary por un 20%”.
Esto por si fuera poco, fue complemento a otra muy reciente y desafortunada declaración, en la que se fue contra el presidente Barack Obama, a quien acusó dos días antes de fundar el grupo extremista Estado Islámico y se negó a retractarse de una denuncia flagrantemente falsa a pesar de las exhortaciones de algunos de sus aliados, pero en un tuit el viernes en el que criticó la cobertura de CNN, dijo que la red reportó su afirmación de una forma “demasiado seria”. Trump tuiteó: “¿NO SABEN LO QUE ES SARCASMO?”
Su ataque inicial fue el miércoles, durante un acto multitudinario, pero insistió con ese tema durante una serie de entrevistas el jueves pasado. Incluso en una entrevista a modo que le realizó el comentarista político de derecha Hugh Hewitt, le preguntó –ofreciéndole una salida digna- si quería decir que la política exterior de Obama creó las condiciones en Irak y Siria que permitieron el florecimiento de la milicia, y Trump respondió: “No, lo que quise decir es que él es el fundador del Estado Islámico. Eso digo”.
Poca cosa las afirmaciones del buleador neoyorquino que después obviamente se tuvo que retractar.
Todo esto hace entender por qué a finales de julio, Trump se desplomó en las encuestas y por ahora no se ha recuperado, por lo que Clinton le lleva una ventaja de 6,8 puntos a nivel nacional, según el promedio de sondeos que elabora el portal RealClearPolitics.
La exsecretaria de Estado lleva ventaja por ahora al magnate en varios estados clave, como Florida, Pensilvania o Virginia, que son especialmente importantes para las perspectivas de Trump en noviembre. Es por eso que para justificarse, el candidato republicano parece haber decidido culpar a los medios de comunicación de esa caída, a juzgar por sus declaraciones. Juzgue usted: “No estoy compitiendo contra la corrupta Hillary, estoy compitiendo contra los corruptos medios de comunicación”, “Los medios no cubren adecuadamente mis mítines”, “Nunca hablan sobre el verdadero mensaje ni muestran la multitud de la gente que acude o su entusiasmo”.
Y no es una locura que muchos de los medios se unan en contra de algún candidato en una elección presidencial, eso ha sucedido en muchos países –no muy lejanos al nuestro- para comprometer elecciones, pero que eso suceda en el país “paladín” de la democracia y las libertades y que un candidato multimillonario dueño de varios medios sea la víctima, es extraño y muy poco probable.
En su mitin de este sábado, Trump amenazó con retirar al New York Times las credenciales de prensa para cubrir sus actos de campaña, como ya ha hecho con otras publicaciones, como el Washington Post, Político, el Huffington Post y BuzzFeed, por considerar injusta o sesgada su cobertura.
Como quiera que sea, y aunque la Demócrata Clinton tampoco es una perita en dulce, ni es de muy buenas expectativas para México, el escenario de Trump al timón del vecino del norte, seria literalmente terrorífico.